Hena, aquí estoy. Tratando de recordar la última vez que
trabajamos juntos. No lo recuerdo. Fueron acciones donde compartimos juntos en
espacios distintos, muchas veces vulnerables que animamos juntos. Sin embargo,
mi memoria se aferra a un pasado de más de 30 años, cuando te conocí. Eras una
mujer demasiado pequeña y frágil para hacer tantas cosas. Me enseñaste la
importancia de la literatura infantil y, sobre todo, cómo conquistar a los
niños con el maravilloso mundo de los cuentos. Yo no sabía que se podían hacer
tantas cosas divertidas y creativas con la imaginación. Hacías que una página
blanca se poblara de colores y palabras como en tu cuento Guacamayo.
Contigo conocí a Gianni Rodari, Laura Devetach, Graciela
Montes, Ana María Machado y a muchos otros autores de literatura infantil que
me ayudaron a acercarme al imaginario infantil. Sin embargo, más que las
lecturas, aprendí contigo en los talleres de creatividad literaria para niños,
donde muchas veces fui tu asistente, tu pupilo, tu pequeño saltamontes.
¿Recuerdas aquel taller con niños del barrio de El
Chorrillo? Después de leer un cuento de monstruos, los niños dibujaron su
propio monstruo. Algunos tenían pistolas. Eran monstruos pistoleros. Yo quedé
petrificado. Sin embargo, tú lograste que nacieran otros monstruos con flores
en las manos en vez de pistolas.
Henna González de Zachrisson, es verdad que fuiste una
destacada autora del istmo panameño que escribió obras de literatura infantil;
que fuiste la bandera de Piali en Panamá; es cierto que fuiste objeto de
homenajes, que recibiste el Premio Cervantes Chico y muchos otros
reconocimientos. Sin embargo, nada de esto te convirtió en una persona
egocéntrica o narcisista, todo lo contario. Siempre humilde y dedicada para llevarle
alegría y esperanza a los niños.
Yo era feliz viendo cómo trabajabas con los niños y hacías
que su imaginación volara. Como cuando les enseñabas a construir adivinanzas o
coplitas. Aún utilizo esos recursos para estimular la creatividad en los niños.
Para algunos están pasados de moda o son anticuados. Pero, ¿cómo puede pasar de
moda algo que ayuda a sembrar semillas de esperanza? Semillas, como el nombre
de ese suplemento cultural que me regalaste y que aún conservo.
De todos los ejercicios que aprendí, las cartas han sido
siempre mis favoritas. Los niños le escribían cartas al Canal de Panamá, al
mar, al río, a las ruinas de Panamá Viejo o a algún personaje de un cuento. Por
eso yo te escribo ahora está carta. Porque fuiste mi hada en un cuento que aún
no termina para mí.
En estos días he trabajado con niños de varios centros
educativos y hemos leído tus cuentos. Quise que te conocieran. Hablamos de ti
con entusiasmo. Ellos también escribieron cartas. No te imaginas a quién van
dirigidas. Escogí algunas y estoy seguro de que te hubieran gustado. Hubieras
llorado al leerlas como yo lo hice. Las comparto para que las leas desde las
alturas celestiales:
Querida Hena:
Sé que estás en el cielo. Pero en el día 18/10/22 creo
que leí el mejor cuento. Se llama Guacamayo y me encantó
mucho. Quisiera leer más cuentos de ti porque me gustaron mucho, de verdad.
De tu amiga Joseline
Carta para Hena:
Cuando leí tu cuento, me gustó mucho y me gustó cuando el
guacamayo tenía todos los colores del arcoiris, y me gustó más cuando le regaló
la banana al buscapleito.
Ingrid
Querida Hena:
Escuché tu cuento Guacamayo y me pareció
muy divertido y gracias a los cuentos estoy alegre por las palabras
importantes. Por eso te hago esta carta. Por eso digo siempre: sé feliz y que
nada arruine tu vida. Yo saldré adelante por ti.
Gracias por todos tus cuentos
Cristal
Querida Hena:
Tu cuento estaba muy hermoso. Alguien me contó sobre
usted. Carlos Fong me contó que usted le enseñó bastantes cosas sobre niños. Él
nos da clase los lunes. Él nos trae un libro para leer.
Esta cartita no fue firmada. Es de una niña. Los niños son
de la escuela de Altos de San Francisco de La Chorrera y el centro escolar
Martín Luther King de Cerro Cocobolo en San Miguelito. Te hubiera gustado estar
allí leyendo cuentos y escribiendo adivinanzas con ellos. Estoy feliz de poder
seguir tu legado. Soy una de tus semillas y espero vivir con dignidad como lo
hiciste tú.
La Prensa, 22 de octubre de 2022