sábado, 25 de enero de 2025

El ascenso de la decadencia

Carlos Fong

El ascenso de Donald Trump al poder no representa el ascenso de la democracia ni el progreso para Estados Unidos de Norte América, tampoco representa la libertad y los valores más nobles de la humanidad. El ascenso de Donald Trump es el ascenso de la decadencia, precisamente, de todos los valores que son imprescindibles para vivir mejor. Este ascenso violenta directamente valores como la libertad, el derecho, la tolerancia, la caridad y el juicio, requisitos indispensables para la convivencia pacífica.

Políticamente es el ascenso de la mediocridad porque la política de Trump es cobarde y se basa en el uso del poder arbitrario que utiliza la mentira y la banalidad. No es una política que busca reconocer el sacrificio, la autodeterminación y la participación de los pueblos de América en la construcción de la democracia, sino una política de intimidación y terror. José Ingenieros dijo que el hombre superior es precursor de nuevas formas de perfección, piensa mejor que el medio en que vive y puede sobreponer ideales suyos a las rutinas de los demás. Trump es todo lo contrario.

El ascenso de Trump está bastante acorde con la decadencia actual de la cultura en la sociedad. Una crisis cultural, moral y espiritual atrapada en un sistema donde la información está mediatizada, el conocimiento atomizado y la verdad secuestrada. Por eso el ascenso de Trump es de la imposibilidad y la incapacidad de construir valores que defiendan palabras como soberanía o independencia, porque son valores que representan la nobleza y el coraje. Trump no respeta la hidalguía de otros pueblos ni respeta la virtud de sus líderes.

¿Qué sabe de compasión y comprensión el corazón lleno de maldad? Los que han migrado de patria han errado la mirada al poner su esperanza en el norte. Es por eso que ha llegado el momento de formar fuertes alianzas con otras naciones para enfrentar las amenazas globales como la guerra, la emigración, el calentamiento global y la pobreza, porque del coloso del norte no se podrá esperar dádivas envenenadas de odio; será mejor no tomar nada de las manos sucias que ofrendan solo destrucción.

Nace la necesidad de que los líderes de las naciones muestren unidad, coraje y dureza en la defensa de los intereses nacionales y globales para que triunfe la verdad sobre la mentira. Nace la necesidad de volver a reflexionar sobre palabras como patria, nación y soberanía; palabras que ya la poesía y el pensamiento de nuestros escritores habían esculpido en la memoria de los tiempos. Por eso la poesía y el pensamiento siempre deben estar latentes en nuestra vida.

Si el fascista evoca a sus gurús que proclamaron doctrinas imperialistas en días nefastos para nuestra América, ¿no deberíamos nosotros volver a repensar las palabras inmortales de José Martí?: “Estos tiempos no son para acostarse con el pañuelo a la cabeza, sino con las armas de almohada, como los varones de Juan de Castellanos: las armas del juicio, que vencen a las otras. Trincheras de ideas valen más que trincheras de piedra.” Son los tiempos en que necesitamos darle sentido a las palabras, a las ideas y al pensamiento, porque son los tiempos de la decadencia de la cultura y la era de la mediocridad. Son los tiempos en que debemos mirar a nuestro prójimo y darle la mano.

Nuestra virtud se convertirá en desgracia cuando miremos al otro solo como un número o como mercancía; quizás ha llegado el tiempo en que le demos sentido verdadero a las palabras como en otros tiempos se lo dieron Bolívar, Martí, Bello y Galeano. Que palabras como libertad, soberanía, política y derecho sean banderas de valor y no permitamos que la ignorancia nos arrastre al abismo ni que el miedo nos convierta en esclavos.

Llegamos al momento de poner a pelear a los gallos. Un gallo representa a la mentira y el otro a la verdad. Un gallo es un gigante poderoso. El otro es pequeño y valiente. Que el gallo grande con el espolón envenenado no alcance a rozar las plumas del pequeño portador de la verdad. Que el golpe de la verdad hiera la cabeza del gigante con la onda de David. Que el canto del gallo triunfador sea el de la justicia. El dueño tramposo le pone veneno al espolón de su gallo, pero la savia de la verdad triunfará sobre la mentira.

El ascenso de Trump es el ascenso del poder arbitrario, es decir, el ascenso de la decadencia. En el contexto de la cultura y la creación el poder se destruye con la liberación del dominio y la idolatría del poder que reprime la verdad. Estimular la creación y el pensamiento es la forma de defender los valores humanos. El acto redentor del docente consiste en la operación de educar para pensar y destruir la ignorancia. Estimular la creatividad en los estudiantes, la comprensión de la historia y el dominio de la palabra es construir trincheras de ideas que son más poderosas que la violencia brutal de la mediocridad.


La Prensa, 25 de enero de 2025

sábado, 4 de noviembre de 2023

Del sentido de esperanza social

 

Carlos Fong

La Prensa, 04 de noviembre de 2023

En el libro El panameño, entre el malestar, la despreocupación y la esperanza, Octavio Tapia reflexiona sobre los problemas de nuestra sociedad moderna que se expresan en una serie de malestares como la descomposición del sentido ético, la degradación de los valores y el deterioro de las normas mínimas de convivencia que deviene, inevitablemente, en una condición de barbarie. Octavio Tapia analiza también los distintos sentidos de esperanza del ser panameño. La esperanza entendida en una primera instancia, como lo “aún no acontecido”, “lo aún no alcanzado” o “algo mejor por venir”. La esperanza como categoría de posibilidad existencial. Los seres humanos estamos constantemente “esperando”.

Sin la existencia de una idea de esperanza, una sociedad y un país, no pueden construir su porvenir, no pueden construir una idea de futuro promisorio, como tampoco le es posible construirlo en el plano individual”, escribe Tapia. “La idea de esperanza es condición indispensable para la experiencia histórica…”, añade. Esto está en sintonía con lo que Richard Rorty, uno de los pensadores contemporáneos más importantes del pragmatismo estadounidense, escribió en un ensayo titulado Sin sueños no hay esperanza, donde sostiene que sin esperanza no hay futuro, porque es necesario tener ideales y sueños que motiven acciones políticas.

El sentido de esperanza social y el sentido de esperanza política son de suma importancia. Me ayudo una vez más de Tapia: “… la esperanza social se convierte en la capacidad para crear, encaminar y racionalizar esfuerzos colectivos tendientes a la obtención de objetivos previamente establecidos”. Pero, aclara el autor que para que un proyecto de esa magnitud sea real se “requiere de referentes actitudinales, la voluntad sociopolítica, la decisión, la energía colectiva y una idea de progreso, que permitan encaminar con eficiencia nuevos proyectos de desarrollo social y humano”.

Mientras, el sentido de esperanza política está afectada por los modos en que se gestiona la administración pública a partir de la voluntad política, las decisiones y conductas que, regularmente y con mayor frecuencia, carecen de ejemplo ético y están más vinculadas a una gestión política partidista, improvisada y a espaldas de la población, lo que deviene en un malestar colectivo que impide la convivencia social y termina generando movimientos sociales de protesta, como el que estamos viviendo en la actualidad.

Algunos de los malestares que padece la sociedad panameña como el desempleo, la inseguridad, el empobrecimiento de la educación, el descuido de los servicios de salud pública, la desigualdad y la falta de gobernabilidad, entre otros, se deben a la falta de una gestión política eficiente provocada por la falta de liderazgo en nuestras instituciones. Otros, como la despreocupación, la intolerancia, la violencia, los prejuicios, la falta de pertenencia y empatía, la indiferencia, la apatía por el medio ambiente, el poco importa y el juega vivo, son condiciones individuales y colectivas de la población.

En el marco de los últimos acontecimientos, cabe hacer las preguntas: ¿se puede pensar en la recuperación de la esperanza social y política? ¿Hay una nueva esperanza social que posibilite la construcción de esperanzas colectivas en virtud de un orden social más humano, justo y equitativo que visualice un proyecto de Nación? ¿Existen nuevos sentidos de esperanza que nos están permitiendo pensar en el imaginario de país que queremos? ¿O estamos ante un racimo de pasiones efímeras que son una máscara para ocultar nuestros errores como pueblo?

Después de que pase la tormenta y de que hayamos ganado una lucha por nuestro patrimonio natural, ¿seremos capaces de apostar por nuevos procesos de convivencia? ¿Defenderemos con igual pasión la educación, la ciencia y la cultura para nuestros niños? ¿Seremos capaces de asumir la responsabilidad que nos toca como ciudadanos en nuestro microespacio social? ¿O volveremos cada quien a su burbuja individual, a su nicho narcisista donde disfrutamos del consumo egoísta mientras miramos para otro lado?

¿Acaso es culpa del político corrupto que atormentemos al vecino con la música estridente? ¿Es culpa del político que después de un partido de fútbol, un concierto, un desfile o un paseo en la playa, dejemos nuestra basura tirada sin ninguna preocupación por la naturaleza que ahora decimos defender? ¿Es culpable el político de que en las calles conduzcamos violando las normas de tránsito y que resolvamos nuestras diferencias a puñete? ¿Es culpa del político que en nuestras instituciones los servidores públicos atiendan con grosería o indiferencia al que va en busca de atención médica o de algún trámite?

La degradación del escenario político también es culpa de nosotros, porque no hemos sabido escoger ni exigir a los políticos nuestros derechos como colectivo. La mayoría de la población apuesta por una agenda egoísta y de esa actitud el mal político se alimenta. No hemos comprendido que nuestra verdadera pobreza no es material, es cultural. Por eso tenemos un país donde reina la despreocupación, la indiferencia, la incertidumbre, el egoísmo, el individualismo, los prejuicios, la exclusión y estos males empobrecen nuestro sentido de esperanza social.

sábado, 28 de octubre de 2023

Con la juventud se construye un nuevo relato

Carlos Fong

Desde las relaciones públicas de la minera se realizó una campaña por los medios que dice: “Con datos, se acaba el relato”. Con esta consigna se quiere dar a entender que los argumentos de los sectores que están en contra de la minería están basados en ficciones, en relatos o narraciones sin fundamento, frente a los datos de la minería que benefician a la población.

Sin embargo, hoy se escribe un nuevo relato en las calles. Es un relato de lucha y de resistencia. Es una narrativa que escriben los jóvenes con sus voces, con su valor y su coraje. Ellos, los jóvenes, los que siempre criticamos de muchas formas, son los que están en las calles de día defendiendo los derechos de todos.

Este relato que escriben los jóvenes hoy lo hacen desde distintas dimensiones de la ciudadanía.

La dimensión civil, que permite ejercer el derecho y deberes de los ciudadanos sustentada en la igualdad y la libertad; la dimensión política, que se basa en los derechos de asociación y de participación política para ser parte de las formas democráticas que permiten la toma de decisiones; una dimensión social, donde asisten los derechos y los deberes relacionados al derecho de justicia social y a la garantía de un nivel digno de vida; una dimensión cultural, donde las identidades, la pluralidad y la diversidad son parte del patrimonio cultural de una sociedad saludable que se expresa desde la multiculturalidad. Incluso, desde una dimensión económica que posibilita a los ciudadanos como sujetos responsables en las decisiones económicas que afectan a la sociedad.

Entonces, estamos ante una juventud que tiene claro sus derechos desde distintos espacios de reflexión y que tiene un concepto claro de la noción de soberanía; una palabra que parecía que habíamos conquistado, pero que vuelve a estar en riesgo porque la minería es otra forma de enclave colonial que atenta directamente contra el patrimonio natural. Estamos ante una juventud que reivindica el valor de la libertad y este no es un dato de ficción ni es mero romanticismo, sino una puntual y firme conciencia social y ambiental.

Si bien es cierto que las manifestaciones y protestas están conformadas por una población heterogénea, no es menos cierto que la juventud se ha destacado con una muestra de civismo que solo tiene un antecedente inmediato en el año de 1964, cuando la juventud salió a la calle a defender la soberanía nacional.
 

La juventud se construye desde diversas articulaciones de la realidad social, pero muchas veces no es escuchada, porque para algunos sectores los jóvenes no constituyen formas de participación colectiva y, en muchos sentidos culturales, sus voces no son tomadas en cuenta como debe ser por las instituciones oficiales.

Las identidades juveniles son construcciones históricamente situadas y significadas y la historia inmediata lo ha demostrado. Los jóvenes influyen y son influidos por procesos que expresan los cambios que viven nuestras sociedades y hoy día esos cambios afectan directamente sus vidas y por eso tienen el derecho de participación. Las juventudes son construcciones heterogéneas y lo hemos visto en las calles, son identidades vulnerables y al mismo tiempo con una fuerza capaz de resistir y validar sus derechos.

Las acciones de la juventud en el contexto de la discusión de la minería a cielo abierto construyen nuevos significados de ciudadanía y plantean la posibilidad de que retomemos el tema de la educación desde tres escenarios.

El primero es que debemos ampliar nuestra mirada de la formación en ciudadanía más allá de la educación en valores y empezar a educar en la formación en política. Es decir, la ciudadanía como expresión de lo político. Los jóvenes están demostrando que la conciencia política es vital en sociedades democráticas.

Otra mirada es la incorporación de metodologías y de estrategias para el reconocimiento de los verdaderos valores del desarrollo sostenible y poder educar para rescatar el diálogo con la naturaleza y salir del analfabetismo ambiental en el que estamos inmersos y del cual se valen empresas extranjeras para comprar el país y explotar sus recursos

La última mirada es rescatar una educación para el reconocimiento de la diversidad porque en la medida en que miremos la otredad y la pluridiversidad de identidades, podremos, desde las distintas colectividades, respetar el derecho de opiniones; sobre todo, a reconocer la participación del otro que, a la hora de la hora, es la mejor forma de que todos se sientan representados al momento de defender los mismos derechos.

En un estudio de varios autores titulado “Ciudadanía juvenil: una breve revisión”, se cita a Jorge Benedicto Millán: “Los jóvenes, por tanto, se hacen ciudadanos cuando irrumpen en la esfera pública, ejercen los derechos que van adquiriendo y reclaman su participación en la toma de decisiones colectivas; es decir, realizan una serie de prácticas que van dando forma a una peculiar experiencia cívica”. Tal vez esas experiencias cívicas de nuestra juventud se resumen en un dato que sí construye un relato: Panamá vale más sin minería.

La Prensa, 28 de octubre de 2023

sábado, 21 de octubre de 2023

Otra oportunidad para la lectura


 Carlos Fong

Últimamente, escucho hablar sobre la lectura. ¿Tal vez existe esperanza? Para el año 2008, el Foro Nacional del Libro y la Lectura de Panamá logró darle forma a lo que después sería el primer Plan Nacional de Lectura de Panamá. Para entonces se empezó con un buen pie y la asesoría profesional. El primer borrador del Plan Nacional de Lectura: Para leer Panamá nació el jueves 27 de diciembre de 2007 en la Biblioteca Nacional Ernesto J. Castillero. La historia de este documento, de gran importancia para el país, está llena de intrincadas peripecias. Desde el año 2005, cuando se celebró el Año Iberoamericano de Promoción de la Lectura, Panamá inició la búsqueda, igual que muchos países de la región, para contar con una política de lectura coherente con la realidad del país.

¿Qué ha sucedido en todo este tiempo que no ha permitido que la lectura sea política pública del país? ¿Qué fue destruyendo la esperanza de un Panamá lector? La respuesta es muy simple de resumir. Los sucesivos vaivenes de la política partidista, la falta de gobernanza y de institucionalidad, la poca o nula compresión del problema de la educación, la violación directa a la Constitución, entre otras cosas, han frenado y hasta han tratado de desaparecer un tema que es de vital importancia para la educación y la cultura. La historia inmediata nos cuenta un relato donde las políticas de lectura no han podido concretizarse como parte de un proyecto de país, porque no se ha entendido el sentido de una verdadera política de lectura y su relación con la educación.

Mucha agua ha corrido por este río que relata una historia de indiferencia y de falta de voluntad política, pero, sobre todo, de falta de interés de querer cerrar una de las brechas más importantes de la educación. También es una brecha social, porque tiene que ver con los derechos culturales de las personas. Es por eso que en los acuerdos del Pacto Agora uno de los principales lineamientos de la política fue implementar el Plan Nacional de Lectura, como marco general de programas institucionales que promuevan una sociedad lectora, pero el incumplimiento de la legislación, en primera instancia, que establece la asignación de fondos para el desarrollo y fortalecimiento de la cultura, y el presupuesto insuficiente que cada vez es menos para la cultura, no permiten que un tema tan importante sea tratado en serio.

Otra dificultad que históricamente encontramos los que trabajamos en procesos de gestión cultural desde la lectura, la escritura y la oralidad, es que nos ha tocado trabajar con la agenda de autoridades que perciben que el tema de la lectura es un problema de Meduca o que las acciones destinadas a fortalecer el hábito de la lectura consisten en condicionar la lectura y por eso crean programas basados sólo en la lógica de la competencia que parece ser la solución.

No parecen entender que para desarrollar una política de lectura que trascienda se necesita del desarrollo de acuerdos con acciones articuladas entre otras instituciones, porque el problema de la lectura, la escritura y la oralidad tiene solo sentido cuando va más allá de las aulas de clases, porque estamos ante un ecosistema donde leer, hablar y escribir bien son condiciones imprescindibles en una sociedad democrática que reconoce los derechos de los ciudadanos a partir de su educación. 

Otro problema que parece mermar las condiciones para crear una política de lectura es desconocer cómo favorece el desarrollo sostenible. Existen estudios, como el elaborado por el Laboratorio Contemporáneo de Fomento de la Lectura, que hacen una exposición sobre la lectura y los ODS, donde podemos leer: “La lectura no debe contemplarse exclusivamente como una práctica cultural que transforma la vida de las personas o que se relaciona con ciertos servicios públicos, sino también como la materia prima en torno a la cual operan industrias creativas e instituciones y servicios culturales que constituyen un recurso notable para generar medios de subsistencia y generación de valor añadido en la economía de cada país”.

Esto es así porque la lectura es una herramienta multiuso dentro del ecosistema de la sociedad. La lectura está implícita en todo el universo como instrumento básico de comunicación. Desde centros formativos, instituciones, organizaciones, industrias creativas, nuevas tecnologías, sector empresarial, la lectura es un ente sistemático que genera valor en el sistema económico y político. Porque para ser un verdadero ciudadano productivo, con aspiraciones de superación y deseos de defender la libertad, se requiere robustecer la conciencia y tener compromisos que no se comprenden ni se ejercen si no se sabe leer y escribir.

Es cierto que existen muchas maneras de garantizar la libertad y el ejercicio de la democracia, pero sin duda alguna uno de ellos es vivir en sociedades lectoras. Una sociedad lectora no quiere decir que todas las personas sean súper lectores o que tengan bibliotecas en su casa. Basta con que los ciudadanos tengan acceso a una educación de calidad, que tengan bibliotecas dignas y acceso a la información y, sobre todo, que sepan leer y escribir bien. Para eso se requiere de políticas culturales de lectura articuladas y verdaderamente gestionadas que fortalezcan el verdadero desarrollo. Estamos ante una nueva oportunidad para la lectura y no la podemos perder.

La Prensa, 21 de octubre 2023

viernes, 13 de octubre de 2023

Rogelio Guerra Ávila: modelo para narrar la identidad

 

Rogelio Guerra Ávila

La XLVI Semana de la Literatura Panameña, Rodrigo Miró Grimaldo, que organiza el Departamento y Escuela de Español de la Facultad de Humanidades de la Universidad de Panamá, dedicó un espacio al estudio de la obra del escritor Rogelio Guerra Ávila. Desde nuestra mirada, este autor es el más representativo de su generación que ha trabajado la novela de corte histórico.


La obra de Rogelio Guerra Ávila tiene rasgos que representan la realidad de una panameñidad que a su vez redefine la identidad cultural, además de que se enmarca dentro de un nuevo modelo de la novela histórica que se ha venido escribiendo en Centroamérica y que a la vez se inscribe en una tendencia de la novela hispanoamericana.

Su narrativa se caracteriza por una serie de elementos decisivos que enfatizan puntualmente las tensiones y las crisis de la vida social y cultural de momentos históricos de la vida cotidiana; además de que intenta reconstruir y reivindicar desde lo novelesco las relaciones del ser panameño con la naturaleza y la cultura.

 Este significado antropológico es lo que Milán Kundera ha llamado una situación histórica existencial reveladora; donde la historia es comprendida a través de circunstancias existenciales que le devuelven al sujeto-lector la dimensión moral de la historia.

Rogelio Guerra Ávila nació el 21 de septiembre de 1963. Es sin duda el escritor más premiado en el género prosa de su generación. Basta con revisar su bibliografía. Ha publicado cuentos en las revistas Maga y Umbral. Tiene dos libros de cuentos: Lo que me dijo el silencio y El suicidio de las rosas. Tiene siete novelas, todas premiadas: Cuando perecen las ruinas, su primera novela (1991), El largo camino de regreso (2003), La puerta de arriba (2017), Una corona con cantáridas (2018), La muerte sin pensar en ella (2018), Reina de todos los santos (2018) y La miscelánea (2023).

La novela Cuando perecen las ruinas (1991) expone de forma representativa el desalojo del área del río Chagres y es un aporte histórico desde la literatura que busca reflejar el drama humano frente a la naturaleza.

Una corona con cantáridas (2018) está enmarcada en el escenario histórico de la invasión norteamericana a Panamá en 1989. La historia recrea el drama familiar con un manejo de los tiempos, que es la cualidad de los recursos utilizados por Rogelio.

vela Reina de todos los santos (2018), nuevamente Rogelio logra crear un relato con escenarios creíbles con contenido histórico interesante con una prosa brillante y expresiva. En ella se mezclan elementos contemporáneos y antiguos que permiten introducir el contexto histórico y geográfico de Panamá y Colombia. La intriga episódica, el drama rural y los elementos étnicos favorecen el relato y el tema de la novela.

En La muerte sin pensar en ella (2018), otra vez el autor logra introducir un marco histórico que explora la realidad geográfica del país de forma novedosa. Una mujer, Madolia Cundumí, supuestamente ha muerto y sus funerales se celebran en el marco de la guerra a finales del siglo XIX. La novela nos introduce desde un momento casi místico y mágico, pasajes de nuestra historia inmediata de forma estratégica. En La puerta de arriba, el novelista introduce los temas paranomales como un medio para jugar con el tiempo y los espacios. Lo fantástico y lo sobrenatural se relacionan con una misteriosa puerta en una vieja casa y señorial.

La miscelánea es una mirada imaginaria de Rufina Alfaro, un personaje insigne de la gesta de la independencia. El autor recrea una invención de la historia del personaje y la revista, La miscelánea, es solo una propuesta de cómo pudo ser su vida.

El largo camino de regreso, su mejor novela para nosotros, la virtud especial es la estrategia textual utilizada por el autor. De lo primero que se vale es del uso de la periodización del tiempo: la obra empieza temporalmente en 1987, luego se traslada a 1920, en seguida a 1921 y después a 1991, y finalmente termina en 1989. 

En la novela también encontramos circunstancias existenciales históricas a través de los códigos de los personajes: qué es la esperanza, el arte, el yo, el otro, la fiesta, el sueño, el miedo, el sexo, el humor, el destino... Asistimos a una novela donde la realidad histórica es representada desde una complejidad y problemática de sentido, de esclarecimiento a través de la nostalgia. 

En la obra se aborda el tema de la identidad que se sintetiza en una problemática y las preocupaciones de un ser panameño ambivalente y contradictorio. La parodia, la ironía, la trasgresión y la sátira son recursos para distorsionar la realidad histórica sin oscurecer, lo que tampoco significa aceptarla. Rogelio Guerra Ávila es un artista de la palabra, un creador de ficciones y un modelo para narrar la identidad.

La Prensa, 14 de octubre del 2023

lunes, 2 de octubre de 2023

A los 20 años de Redplanes


La Red Iberoamericana de Responsables de Políticas y Planes de Lectura - Redplanes, cumplió 20 años. Redplanes es una red conformada por los responsables del diseño y la ejecución de políticas y planes nacionales de lectura de los países miembros del Cerlalc (Centro Regional para el Fomento del Libro en América Latina y el Caribe).


La Red ha sido creada para potenciar los esfuerzos que cada país adelanta por posicionar la lectura como una política de Estado, por fomentar el desarrollo y la sostenibilidad de políticas y planes de lectura en Iberoamérica, facilitar el encuentro e intercambio de saberes y experiencias, compartir buenas prácticas y promover la integración regional alrededor del tema.

Para celebrar estos 20 años, la reunión de los responsables de políticas de lectura de Redplanes se llevó a cabo del 25 al 26 de septiembre en Bogotá con la participación de especialistas y profesionales en temas de lectura, escritura y oralidad, con una agenda de trabajo importante.

Todas las conferencias, los paneles de discusión y las mesas de trabajo fueron de sumo interés para la construcción; pero, sin duda alguna, la conferencia inaugural dictada por Joaquín Rodríguez, escritor y profesor de la Universidad Camilo José Cela de España, titulada:  Cómo (no) crear lectores. Evidencias científicas para el fomento de la equidad lectora, fue acertada porque nos presentó un panorama global de la problemática de la lectura de nuestros países.

Joaquín empezó observando cómo la pobreza persistente afecta el desarrollo cognitivo en los niños: "Un niño de una familia con estrés económico que a los 7 años tuviera todavía, contra todo pronóstico, un rendimiento cognitivo alto, a los 18 ya lo tendría más bajo que un niño de una familia más favorecida que partiera con un índice medio. La genética se ve sobrepasada por un ambiente social desfavorable".

Nuestras realidades sociales y culturales tienen dos narrativas. Un relato nos cuenta los desafíos y obstáculos que impiden la creación de lectores y el otro nos narra el por qué y el para qué fomentar la lectura y la necesidad de crear los mecanismos políticos que posicionen la lectura como un tema de Estado.

De un lado están los problemas que persisten en nuestros países que no permiten que los planes de lectura avancen, como la falta de gobernanza e institucionalidad, el divorcio entre instituciones claves para trabajar en conjunto, la carencia de recursos y de voluntad política, los vaivenes de la política partidista, la falta de seguimiento, evaluación y sostenibilidad de los planes y programas de lectura y, tal vez el más problemático, la desigualdad social que provoca brechas que son la causa principal de la desigualdad lectora.

El otro relato nos deja claro que la lectura, la escritura y la oralidad son una herramienta para alcanzar prioridades globales que pueden mejorar la calidad de vida de las personas; que leer y escribir aportan al desarrollo sostenible y nos ayudan a construir significados en medio de los contextos de la diversidad, lo que permite, a la vez, hacer conexiones cívicas para crear ciudadanos pensantes.

Vuelvo a la conferencia de Joaquín Rodríguez porque debo remitirme a su investigación que plantea una serie de propuestas que se deben tomar en cuenta a la hora de la construcción de políticas públicas relacionadas a los derechos culturales. El derecho a leer es uno de ellos. Primero hay que tener algo muy importante en cuenta: los derechos culturales son irreversibles. Es decir, todo lo que hemos sufrido y por lo que la humanidad ha luchado hasta este momento, no se puede revertir y por eso los desafíos por eliminar las brechas que provocan desigualdad, deben ser superados.

Dice Joaquín: "Para crear lectores es necesario planificar una intervención global que atienda a las condiciones desiguales de partida: tanto la mentorización familiar como los programas de ayuda social demuestran su utilidad". Las familias necesitan vivir en entornos más seguros y saludables para tener también posibilidades de supervivencia en una realidad que cada día es más compleja. La lectura nunca será objeto de deseo mientras allá desigual.

La reunión de RedPlanes ha sido la mejor en 20 años. Una reunión donde se han planteado de manera puntual los problemas de la cultura y de la lectura. Una reunión dónde nunca antes se había tenido tanta seguridad sobre la importancia de los planes de lectura en estos tiempos. En un mundo acosado por la guerra, la crisis ambiental y las tensiones sociales de todo tipo, la lectura sigue siendo un instrumento para ayudar a sanar.

Carlos Fong

La Prensa, Panamá, 30 de septiembre de 2023

sábado, 16 de septiembre de 2023

Vuelve la patria defendida (parte 2)


Carlos Fong

La Prensa 16 de septiembre de 2023

 

Castro, en El agua entre los mares, un libro que es referente imprescindible para comprender la historia ambiental, además de una propuesta para una estrategia de modelo de desarrollo sostenible, en el primer capítulo con el título “Sostenible por lo humano”, en el primer artículo “Gerencia, historia y poesía.

Las humanidades en la gestión del desarrollo sostenible”, sostiene que una de las misiones de la poesía es promover a un ser humano capaz de ser “sosteniblemente humano”, es decir, capaz de gestionar nuevas relaciones de convivencia con la naturaleza y con el semejante.

La metáfora, nos explica el maestro Castro, como figura poética, posee una especial capacidad para aludir con “especial capacidad comunicativa a aquellos factores de incertidumbre que nutren las situaciones de malestar en la cultura”. Es decir, el lenguaje poético desempeña un importante papel en la gestión del conocimiento. La poesía facilita el camino de la comprensión de los procesos y transiciones de los cambios culturales de la naturaleza.

El lenguaje metafórico forma parte de la historia de la naturaleza del país que somos y tiene su referente inmediato en la poesía. El lenguaje de la poesía permite visualizar las modificaciones y evolución del paisaje natural. Por eso, Guillermo Castro cita a Antonio Gramsci: “...el lenguaje es una cosa viva y al mismo tiempo un museo de fósiles de una vida pasada”.

¿Puede enseñarnos la poesía cómo esclarecer la relación que existe entre la naturaleza y los graves problemas que la afectan? La poesía es una forma de conocimiento que sirve para organizar y gestionar los problemas que plantea el desarrollo sostenible, porque ayuda a comprender la importancia de la historia ambiental de nuestro país. En el marco de la discusión del tema de la minería, la poesía tiene un papel relevante en la comprensión del problema ambiental.

Desde el lenguaje literario podemos intuir señales para una ética ecológica. Una ética y una política ecológica que nos ayude a detener el deterioro ambiental y a construir un verdadero desarrollo sostenible. Dice Guillermo Castro que “los problemas ambientales que padece hoy nuestra especie no son de origen natural, sino cultural”. Lo que probablemente significa que es en la cultura donde también están las respuestas a este desastre.

La historia del paisaje queda registrada en la literatura. Pensemos en el tema del agua. La devoción por el agua es una constante en la poesía panameña que podría ser el intento de un relato hídrico de nuestra memoria. Pienso así, porque es muy difícil, en estos momentos, pese a los avances de la biotecnología y la infotecnología, saber el futuro que le espera a la humanidad si seguimos dañando los recursos hídricos, pero podemos tener un registro de cómo era nuestra naturaleza en el pasado.

A qué hacen referencia estos versos de Enrique Geenzier: “Eres bella cuando ruges, /eres bella cuando saltas, / eres bella cuando lloras/ y eres bella cuando cantas”. O cuando Ester María Oses escribe: “¡De tus sueños nací, cristal despierto!” O cuando Homero Icaza Sánchez dice: “Yo grabé tu figura/en una gota de agua”. El agua, como la patria, es bella, pero sin contaminación.

La patria es la naturaleza, la biodiversidad, el paisaje, la tierra, el ecosistema. Como el vientre de la madre, la vida solo germina en un territorio sin contaminación. La poesía nos exhorta a construir un ambiente saludable y vivir en una sociedad con el líquido amniótico sano.

José Franco nos habla del destino de un río vigoroso: “Allí junto al barranco murió el río / como camino viejo abandonado”. Hercilia Ramos de Argote se pregunta con mirada de niño: “¿Por qué tan contento corres, / de dónde vienes buen río / con tus aguas cristalinas / y tu plácido albedrío?” Mientras que Sonia Ehlers, advierte la posibilidad de otro destino del agua porque la patria sangra: “Patria herida/ quiero ver el resplandor de tu verde / bajo una corriente de cristales / deslizarse hacia el mar…”

Esta misma actitud hacia el agua, esa poesía que retrata los elementos sanos de la naturaleza, la vamos a encontrar en toda la poesía que tiene ese vínculo con el medio ambiente. Cuando María Olimpia De Obaldía dice: “donde la brisa es fresca... / donde la calle es de hierba/ que cruje cuando pisamos...” O exclama: “en el campo todo ríe”, es porque existe una relación estrecha con la naturaleza porque allí: “retoza la vida”, pero también puede reposar la muerte.

La disyuntiva que podemos encontrar en la literatura, en la data de los relatos y poemas de la cultura, puede contener los componentes necesarios para construir un nuevo diálogo con la naturaleza y plantear un nuevo sistema de una sociedad más amigable con el ambiente.

Nos puede ayudar a entender que le hemos fallado a la naturaleza. Si trabajamos en tomar mejores decisiones, lejos de la codicia y la destrucción, tal vez podamos decir como Stella Sierra: “Exhala el campo místicos olores…” O, por el contrario, lamentarnos como Julio Yao: “Bello vergel que hoy añoro”.

 

El ascenso de la decadencia

Carlos Fong El ascenso de Donald Trump al poder no representa el ascenso de la democracia ni el progreso para Estados Unidos de Norte Amér...