El primer párrafo que acaba de leer, amable e ilustre lector (sin duda, también, despistado lector), no salió de la mente descarriada y a veces perturbada de este autor. Cada palabra del párrafo anterior la generó una herramienta de la inteligencia artificial (IA) llamada Smodin Author. Lo que está entre paréntesis son referencias bibliográficas que me proporcionó el programa. No hay errores de ortografía ni problemas gramaticales; la única diferencia es que no lo escribí yo. Solo le dije al programa que deseaba escribir un artículo con el tema de la IA y sus atributos. Eso bastó para que sin que yo moviera un solo dedo, naciera un artículo.
Utilicemos nuestra imaginación natural y no artificial. Imaginemos una suerte de paradoja usando la invención para crear una especie de ciencia ficción: si pudiéramos viajar al pasado y poner en las manos de William Shakespeare o Miguel de Cervantes Saavedra una de estas herramientas de la IA, digamos que la ChatGPT o Smodin Author, antes de que ellos escriban sus obras, y les dijéramos para qué sirven y ellos las usan sin pensarlo, ¿estaríamos leyendo hoy día las mismas obras tal como las conocemos? Los abismos de las acciones y el sentimiento humano que vivimos en la tragedia de El rey Lear, ¿serían las mismas? O las locas aventuras llenas de experiencias existenciales de Don Quijote, ¿serían las mismas?
Algunos escritores de contenido como Julián Marquina, opinan que la IA permite a los escritores y creativos automatizar tareas repetitivas y centrarse en la parte más creativa de su trabajo... O que la inteligencia artificial generativa de textos puede ayudar a la eliminación del bloqueo del escritor, porque la IA puede desarrollar ideas de manera más efectiva para proporcionar inspiración y sugerencias, y, además, reducir el tiempo necesario para crear contenido de calidad. Es realmente interesante además de tentador.
Como escritor, tengo muchas inquietudes con esto. Creo que la IA será de mucha utilidad en sectores como la ciencia, la salud, la industria o incluso la educación. Sin embargo, los avances de la ciencia y el conocimiento no están exentos de los posibles efectos adversos o negativos que pueden ser nocivos para el arte. Pareciera que no existen límites entre la ciencia y el conocimiento. La ética es el único escudo para detener los efectos dañinos de la tecnología en el arte. Shakespeare y Cervantes fueron genuinos creadores.
Pensemos en este preciso momento en que lo podemos hacer porque, seguramente, la IA terminará pensando por nosotros dentro de poco; pensemos mientras podamos en esto: si algo nace de la creatividad de la misma persona, sin ayuda de una herramienta o aplicación que lo asista para desbloquearse o tener una idea, porque utilizo angustias y fantasmas para escribir; si esto lo logra también la IA, ¿estaremos ante una obra de arte genuina, éticamente hablando?
La IA puede, seguramente, elaborar un soneto perfecto o escribir una buena novela, pero estos y otros géneros literarios, más allá del orden sintáctico, la métrica y la redacción correcta, tienen en el fondo ingredientes del alma humana, del espíritu humano, que les dan el sentido existencial. Los miedos, las alegrías, las ilusiones, los fracasos y las miserias humanas hacen que una obra tenga esa conexión con la vida y la muerte.
Hay miles de ejemplos, pero solo tomaré tres. Miremos una fotografía de Sebastián Salgado, cualquiera de esas capturas que ha hecho de la vida de los trabajadores en las minas. O miremos el Guernica de Picasso, esa mirada existencial que resume el horror de la guerra; o leamos la novela Pedro Páramo de Juan Rulfo, esa historia de rencores y pobreza humana que refleja la condición humana en una situación histórica única.
Es muy posible que la IA pueda recrear la imagen de la vida
gris en las minas; podrá lograr el cromatismo y dibujo de una pintura; podrá
redactar (que no es lo mismo que escribir) una historia bien tramada. Eso no lo
dudemos. Pero jamás podrá retratar la mirada real de desesperanza de un
trabajador, los gritos de dolor y angustia de la guerra encerrados en un lienzo
o las voces fantasmales corrompidas por el odio de personajes de una novela que
ha sido escrita con el pensamiento y el corazón humano.
La Prensa, 29 de abril de 2023