miércoles, 19 de diciembre de 2012

Materia para no olvidar


Como nuestro aporte para recordar los lamentables sucesos del 20 de diciembre de 1989, cuando el Ejército de los Estados Unidos invadió nuestro país, Mirada de Nuchu publica un texto que no conocíamos de Milcíades Pinzón Rodríguez. El testimonio, que ha circulado por los correos electrónicos, queda en este blog registrado. Como el propio autor ha escrito no es un texto que relata la invasión desde una mirada de la  zona de tránsito…sino sobre la experiencia que se vivió en la región de Azuero, en la Provincia de Los Santos, para ser más preciso”. El testimoni data de enero de  1990 y, aunque relata las patéticas imágenes de un pueblo enajenado e ingenuo que aplaudía a los soldados gringos a su paso, también es una crítica que ahora muchos deberían reflexionar.

Otro testimonio con pinceladas de una crónica es un texto del escritor Rafael Ruiloba que es, a la vez, una reflexión sobre los sucesos del 20 de diciembre. También inédita y que queremos rescatar.

También publicamos dos poemas. Uno de Dimas Lidio Pitty. El poema, Nuevamente la muerte, fue escrito en México el 22 de diciembre de 1989. Es un breve inventario desgarrador donde el hablante lírico se rasga las ropas a través de un recorrido que sintetiza este hecho histórico en donde la bota yanqui ha dejado sólo dolor y miseria. El otro poema es de la autoría de Pedro Rivera, Ojo de tigre, un texto que rescata la imagen de la mujer y la enmarca como un protagonista clave en la tragedia del 20 de diciembre. Tal vez el poema más conmovedor que hemos leído donde la mujer es héroe.

Por último, hacemos una breve compilación de algunos enlaces que hemos recibido en estos días sobre el tema de la Invasión y otros que hemos navegado en la red por ser muy valiosos. Hay mucho más, lo sabemos, pero es una muestra representativa que brinda la posibilidad para investigar, sobre todo para los estudiantes y, desde luego, para todos los investigadores.

CF
LA INVASIÓN EN AZUERO
Hace poco visité la ciudad de Panamá. Por algún recóndito motivo me negaba, quizás inconscientemente, a presenciar lo que quedaba del lugar que Amelia Denis de Icaza dijera que "al pisarlo un extraño se secó". Mientras el "Inazún" recorría el puente de Las Américas, meditaba sobre esa otra parte de Panamá que es Azuero.
Pienso que, como a otros panameños, nos han quedado huellas imborrables de aquel funesto 20 de diciembre. Y es que todos, en una u otra forma, hemos pasado por el trauma de la invasión. Por acá, por este interior de techos de tejas mustias y campanarios blancos, los sucesos no tuvieron el dramatismo de El Chorrillo; no obstante, vivimos hechos denigrantes como los que te voy a relatar.
Fue en uno de esos pueblitos nuestros que duermen su siesta de siglos. En aquella ocasión, después de la invasión, conducía mi vehículo y me disponía a realizar unas visitas. Cerca, a pocos menos de seis kilómetros, divisé un avión gigante, de esos que ya nos estábamos acostumbrando a verlos merodeando por los suelos azuerenses. Reduje la velocidad y pude mirar algunos helicópteros volando en círculo sobre el poblado. Y, entonces, en la entrada del pueblo, decenas de soldados vestidos de verde olivo, rostros pintados y moderno arsenal bélico, se movían con sus ridículos camuflajes por las cunetas de las calles.
En el silencio de ese mediodía nefasto, el pisar insistente de las botas se mezclaba con el sonido de las hojas secas de los árboles de teca. Detuve el auto y por un instante pensé que estaba frente a la pantalla chica viendo Misión del deber (Tour of Duty). No, me equivocaba, estaba en presencia de la versión panameña de "Just Cause". Realmente lo que tenía frente a mí no eran vietnamitas, sino orejanos en masa aplaudiendo el paso de los "triunfadores", de una invasión que en Azuero no tuvo contendores. Recorrí el poblado y presencié el mismo espectáculo denigrante de una nación donde sus hijos aplauden el paso de un ejército que no es el suyo. Esas cosas nunca se olvidarán; como se mantendrá fiel en mi memoria lo que presencié esa noche, aunque con distintos actores.
Todo sucedió frente a un establecimiento comercial donde algunos paisanos, para obsequiar a los insólitos visitantes, compraban cartones de cigarrillos y litros y litros de Coca-Cola. Recordé a la Malinche y a Anayansi. Y allí, ante mis ojos desorbitados, debajo de un frondoso árbol, la gente rodeaba a un gringo, como se observa a un mono en un circo, como podría extrañarse un terrícola frente a un desconocido habitante de un planeta ignoto. Sí, la turba aplaudía el más mínimo gesto del Cantinflas del Tío Sam; porque el increíble gringo no era otra cosa que un enajenado puertorriqueño; es decir, un latinoamericano enviado a matar a sus hermanos.
Vi a gente de todo tipo: educadores, agricultores, amas de casa, niños, jóvenes y ancianos disfrutando de la nueva atracción de nuestro Macondo provincial. Fueron los mismos habitantes que corrieron al estadio distrital para ver bajar y subir helicópteros en una noche con un cielo lleno de estrellas. De todo se presenció; desde las salomas y gritos campesinos, hasta el parroquiano que introdujo su camión de transporte de reses para ver, desde las alturas de la carrocería, la llegada de los dioses que descendían del Olimpo.
Fue un espectáculo digno de la mejor novela de García Márquez. Como en el caso de aquéllos que, en el clímax de la enajenación, izaron la bandera de la barra y las estrellas sobre un árbol cercano al lugar en donde la noche anterior presenciamos las imágenes de realismo mágico que ya te narré. Desde entonces, ocasionalmente, los helicópteros se detenían o daban vueltas sobre la copa del árbol para ver flamear su emblema nacional sobre las áridas tierras de la región más productora de tomate.
Así fueron las cosas sobre nuestros soleados campos azuerenses. Nosotros no tuvimos un Chorrillo, pero sí la certeza de que algunos panameños, de la ciudad o del campo, hace ya largo tiempo fueron invadidos con la más perniciosa de todas las invasiones: la de sus mentes. Hombre y mujeres que se niegan a sí mismos e ingenuamente siguen pensando que hicieron lo correcto. Por eso, una gran tarea se impone para las próximas décadas; a saber, la valoración de nuestra cultura y el fortalecimiento del Estado Nación. Y no se trata de que uno sea antinada, o posea tendencias xenofóbicas. Se trata, simplemente, de que se es panameño. Así de sencillo.


Hace 23 años
Testimonio del escritor Rafael Ruiloba

Hace 23 años fui capturado como prisionero de guerra, en Gamboa, donde vivía.  Lo trágico es que esa es la metáfora de nuestra historia, y ese es él baldón oscuro de nuestra modernidad. Ese día comprendí la profunda división de la sociedad panameña, incubada desde 1903. Escribí un libro de cuentos para representar esos hechos Vienen de Panamá (Un verso de Lope de Vega) Y una novela MANOSANTA. Por suerte aún conservo fotos de los tanques del US ARMY rodeando mi casa. También recuerdo el llanto de mi vecina porque por culpa nuestra su familia podía morir ametrallada, como era la costumbre del ejército invasor.  Desde un gimnasio donde estaba detenido observé una batería de morteros atacar la ciudad, (eran 25) y pensé en  los muertos que podían causar cada bomba. Cuando salí vi en el cementerio de en la ex Zona del Canal, todavía bajo la jurisdicción de  USA,  varias fosas comunes abiertas por una pala mecánica para enterrar  muchos cuerpos envueltos en una sabana blanca o metidos en cajetas de cartón. En esa sabana blanca y en esas cajetas aún está enterrada nuestra conciencia nacional. Muchos celebraban la victoria del US Army como su victoria, porque muchos confundieron la dictadura con la nación, y la muerte de miles de panameños con la esencia de su victoria. Otros se sintieron justificados por las tropelías que cometieron durante la dictadura, porque el fin violento del régimen los justificaba o ocultó parte de su responsabilidad en los hechos.  Por eso  yo no miro el pasado, sino los efectos que tiene  ese trance histórico, en el presente,  del cual salió  un modelo de democracia corrupta porque aún seguimos teniendo La Constitución y el Modelo Social de esa época,  porque cada facción de la oligarquía nacional, cada tribu económica, cuando llegan al poder son Noriegas  civiles, sin parecerse a él y sin correr el riesgo de su predecesor. Otros de los efectos fue borrar de la conciencia nuestra unidad nacional, porque el ciudadano padece el síndrome del Chorrillo, el barrio  mártir,  nadie quiere ser como él, en ese época las barriadas se armaron para que los de la resistencia no entraran a sus barrios por temor a ser bombardeados  o destruidos como el Chorrillo. Las armas de las Fuerzas de Defensa que quedaron formaron  la delincuencia actual o fueron comerciadas hacia Colombia, etcétera, etcétera, por el eso el 20 de diciembre no es la tragedia del pasado, sino la del presente.


LA MUERTE

Por Dimas Lidio Pitty
                                                           A la memoria de mi madre, Tomasa,
                                                           que nació un día como hoy
Nuevamente la muerte está en mi casa
Con fusiles y tanques
                            nuevamente
Con aviones y rockets
                            nuevamente
Sus manos pálidas
sus ojos turbios
ensucian lo que tocan o miran
Sus pies de hierro
abren cráteres en las calles
y la noche tiembla y se incendia
Los niños mueren gritando
los ancianos en silencio
las mujeres en el punto
donde la ternura se detiene
El cielo es como fango ahora
el mar no es azul
y la vida es una pústula en el alba
en el día
en la larga noche de las bombas
¿Quién cae
quién llora maldice y se levanta
aferrado a su patria
a su ciudad
al humo
a la sangre
a las ganas de vivir
para arrebatarle a la muerte otra victoria?
Las tierras de México
de Cuba
de Nicaragua
de Haití
de Dominicana
y de Granada
han sabido de esto
Y en la mía no se borra el pasado
ni el presente
ni el futuro
Un tiempo y otro están allí
una piel y otra están allí
una mano y otra están allí
en el centro de América
en mi casa
donde la muerte no puede contra la vida.
                                    
México, 22 de diciembre de 1989




OJO DE TIGRE
Por Pedro Rivera

Esta mujer vive intensamente las noticias familiares
las noticias que sus amigos le transmiten por teléfono
la gota de agua que escapa de los grifos
los ruidos de carcacha de su auto eternamente roto
la pérdida del diente de un sobrino suyo, el asma ajena,
las precipitadas caídas al infierno cotidiano.
Egoísta, impredecible (en eso se parece mucho al mar)
y como el mar hermosamente humana y solitaria.

Alguna vez,
el tiempo nos atrapa a los dos en una esquina de diciembre
azota nuestros rostros hasta congelarnos la sonrisa.
El planeta se llena de negatividad, de desamparo, de noticias tristes.
 De pronto el mundo se llena de ruidos extraños:
de aviones, obuses, aves que escalan montañas
(los vecinos señalan con el dedo
al paso de las tropas extranjeras).
La utopía -vino añejado en bodegas crepusculares-
escapa de la botella. (También la bestia del zoológico
rompen los candados que la aherrojan al proyecto humano).

 Sin embargo, todo lo comparte conmigo esta mujer, todo,
la carta que nunca escribo, su casa tomada por espejos,
los viajes al fondo de la sangre, a la verdad de anguila,
la que de tanto repetirse se gastó en la almohada.

El día que los pájaros del amor dejan de volar,
y cavan túneles debajo de la tierra
para anidar polluelos de miedo en las tumbas colectivas
está conmigo para compartir
la poca muerte que nos queda por morir.
Compartir los centavos, el miedo al miedo,
la luna de queso en una fonda del camino
la macintosh, el microsoft word y el pagemaker
los marañones licuados con las yemas del dolor.

Esta mujer comparte conmigo hasta el hijo que no tuvimos nunca,
la soledad, la muerte, la guerra de las guerras,
el sonido lejano de aviones y helicópteros
bombardeando las casas de madera,
los paisajes de mi infancia en la bahía,
los sueños amputados con ferocidad imperial
los recuerdos de arena arrastrados por olas de violencia,
la copa de odio derramada en la patria que amo.

A nadie en el mundo amo más que a esta mujer.
Ella es una y todas las mujeres, síntesis
de defectos y virtudes, la suma infinita
de génesis e historia, de beso y argamasa,
la fe que nunca tuve, el miedo que tutela mi honra,
el capítulo final de una novela de misterio
un poema como lluvia o rocío metálico
que tiene ganas de océano y maremoto.
Más que mujer amada: amada compañera.
Mejor que esposa o madre,
o lo que es lo mismo: creadora de diminutos universos
y sueños de nunca nunca, de medievales infortunios
trotando en la cabalgadura de un Quijote elemental.





Mural en calle 25 de El Chorrillo por los grafiteros: Cas, Sinless y Sole.
Algunos enlaces sobre la invasión:
Blog Piel de de tigre de José Luis Rodríguez Pitti, La invasión o el rito del dolor.
Vínculo:
http://www.pieldetigre.com/2009/12/la-invasion-o-el-rito-del-dolor.html
Cortesía de José Luis Rodríguez Pitti
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Cortesía de Luis Pulido Ritter
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Del US Center of Military History (CMH) del ejército de los Estados Unidos: "Operation Just Cause: The Incursion into Panama" (Operación Causa Justa: La Incursión a Panamá" escrito por el Sr. Cody Phillips. Este es un texto, completamente en idioma inglés. Está dirigido a los estudiantes del ejército norteamericano, por lo cual es un texto de estudio, acompañado de mapas y fotografías desde el punto de vista meramente operativo. Por supuesto, el contenido muestra la visión que el ejército norteamericano tiene de la operación, no una visión holística incluyente. El enlace está abajo (1) seguido del enlace directo al documento (2):
Cortesía de Katti Ososrio
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Poemas y testimonio de la escritora Moravia Ochoa.
Estudio del libro de cuentos: Un milagro bastante raro(Premio Ricardo Miró, sección cuento, 2008) de Víctor Manuel Rodríguez.
Estudio: Los planos de la realidad identitaria del discurso narrativo en tres cuentos de El otro lado del sueño de Pedro Luis Prados(Premio Ricardo Miró, Sección Cuento, 2002), publicado en la revista virtual Letras Salvajes.
El tema de la invasión en la literatura panameña, publicado en el Panamá América el 20 de diciembre de 2009.
Cortesía de Carlos Fong
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Blog: Café de las especias de Edilberto González Trejos.
En este vínculo una compilación de otros enlaces sobre la Invasión.
Poema de Eduardo Soto
Cortesía de Edilberto González Trejos
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La Invasión Norteamericana a Panamá del 20 de Diciembre de 1989. Publicado por Belisario Rodríguez Garibaldoel 30 Junio 2009en Sociopolítica, en El Libre pensador.
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Panamá: Los muertos no se olvidan. En Otraameérica.
http://otramerica.com/temas/panama-los-muertos-no-se-olvidan/1062


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Del sitio de Adela Coriat, Me lo dijo Adelita, A 23 años los muertos siguen siendo un misterio.



lunes, 5 de noviembre de 2012

Semana de la Filosofía

Del 12 al 15 de noviembre del año en curso, el Departamento de Filosofía de la Facultad de Humanidades de la Universidad de Panamá estará realizando la Semana de la Filosofía. Un espacio propicio en un momento preciso de nuestra realidad nacional. ¿Cómo en la actualidad la filosofía puede ayudarnos a reconstruir el tejido sociocultural herido? ¿Por qué son tan importantes las ideas en la visión de país que queremos construir? ¿De qué manera el mundo de las ideas puede ayudarnos a repensar los códigos existenciales que se friccionan en el marco de una encrucijada nacional? La Mirada de Nuchu celebra también el universo de las ideas como una forma de rescatar y revalorar lo que somos y queremos ser. Les dejamos el programa cortesía de la Escuela de Filosofía de la Universidad Nacional.
cf


Universidad de Panamá
Facultad de Humanidades
Departamento de Filosofía




Semana de la Filosofía
Del Lunes 12 al jueves 15 de noviembre 2012.
Auditorio Isaías García – Tercer piso Facultad de Humanidades

Lunes 12
TIEMPOS POSTMODERNOS

6:00PM – Inauguración: Magister  Pedro Luis Prados, Director del Departamento de Filosofía.
6:15PM Debate: Sociedad del espectáculo –Pedro Pineda, Pedro Luis Prados.
8:00PM Post-ética. Dilemas de las sociedades des-organizada,  Abdiel Rodríguez.

MARTES 13
FILOSOFÍA Y HUMANISMO

10:00AM Arquitectura y vida urbana: La ciudad de Panamá, Pedro Luis Prados.

11:00 Por un mundo mejor, Vicente Ortega.
6:00PM La práctica sociocultural de la lectura como revaloración de las ideas, Carlos Fong.
7:00PM Orientación humanística en el ensayo Hombres y engranajes de Ernesto Sábato,  Victoria Rodríguez.
8:00PM Cervantes y Borges para pensar: Haciendo lógica desde la literatura, Francisco Díaz Montilla.

MIÉRCOLES 14

CIENCIA Y CONCIENCIA
 

1:50-2:35PM Presentaciones de estudiantes de Ciencias.
6:00PM Ética en la investigación científica, Tania Itzel Maure.
7:00PM El problema mente-cuerpo y el humanismo en Descartes, Fernando Vásquez.
8:00PM Ciencia y educación, Luis A. Saavedra.

JUEVES 15
LA FILOSOFÍA EN EL SIGLO XXI

2:45-4:20PM Presentaciones de estudiantes de Ciencias.
6:00PM Discurso sobre el Contrato social y la interculturalidad,  Dra. Edilia Camargo.
7:00PM La sociedad del descarte y el fetichismo económico,  Ela Urriola.
7:50PM La concepción bioantropológica de Edgar  Morin, Daniel Mora.
8:40PM Clausura y  Brindis.
 
La Semana de la Filosofía será el espacio para repensar el legado humanista de escritores como Cervantes, Borges y Sábato, entre otros pensadores.
 
 

jueves, 6 de septiembre de 2012

Tiempo al tiempo (Nuevos cuentistas de Panamá: 1990-2012)


IMPRESIONANTE AUGE DEL CUENTO COMO GÉNERO LITERARIO EN PANAMÁ

"Tiempo al tiempo (Nuevos cuentistas de Panamá: 1990-2012)”,
recopilación histórica por Enrique Jaramillo Levi
Si quiere leer algunos de los mejores cuentos escritos en los últimos 22 años por 80 escritores panameños, tanto hombres como mujeres, de diversas edades, tendencias, actitudes, temas y estilos, Tiempo al tiempo (Nuevos cuentistas de Panamá: 1990-2012), del escritor nacional Enrique Jaramillo Levi,  es un libro ideal, tanto para una lectura pausada, a su propio ritmo, como para obsequiar a quienes aprecian la buena lectura. De venta en Exedra Books, Librería Cultural Panameña, Librería Argosy y Librería  de la Universidad Tecnológica de Panamá (campus “Víctor Levi Sasso”, edificio No. 3).

En Panamá el cuento siempre ha sido un género literario afortunado, tanto en calidad como en cantidad. Desde los primeros cuentistas que publican en revistas y periódicos de finales del siglo xix –Darío Herrera, Salomón Ponce Aguilera, Ricardo Miró, Gaspar Octavio Hernández— pasando por Rogelio Sinán, hasta los novísimos narradores  de ficción breve. Entre los más recientes: Lissete Lanuza Sáenz, Andrés Villa, Federico Rodríguez Gutiérrez, Isabel Burgos, Rolando Armuelles Velarde, Enithzabel Castrellón, Lucy Cristina Chau, Fernando Penna, Maribel Wang González, Gorka Lasa, Ana Lucía Herrera, Julio Moreira Cabrera y Héctor Aquiles González, entre otros. Aunque también hay nombres más conocidos, con un número respetable de libros publicados, tales como Carlos Oriel Wynter Melo, Lupita Quirós Athanasiadis, Roberto Pérez-Franco, Melanie Taylor, Ariel Barría Alvarado, Luigi Lescure y Alberto Cabredo, entre otros.

Sólo entre 1990 y 2012 aparecen un promedio de 120 nuevos cuentistas con al menos un libro publicado. La mayoría, desconocidos incluso para la no muy numerosa comunidad lectora de nuestro país, pese a la calidad de sus obras. En Tiempo al tiempo, exhaustiva compilación histórica de 350 páginas, recién publicada por la Universidad Tecnológica de Panamá, se seleccionan con rigor a 80 de los más talentosos entre esta disímil pléyade de narradores, dignos de ser divulgados.

El arduo proceso que lleva a la escritura de sus libros, así como el análisis de condiciones y características en diversas décadas en que empiezan a publicar, forman parte de una extensa Introducción, acompañada de cuadros sinópticos y fichas biográficas que ubican la trayectoria de cada autor. 

miércoles, 5 de septiembre de 2012

El equilibrio de los hemisferios



El sábado 25 de agosto se presentó, a las cinco de la tarde, en el salón Trenzado-Lagunilla del Centro de Convenciones ATLAPA, en el marco de la VIII Feria Internacional del Libro de Panamá el libro de poemas: El equilibrio de los hemisferios del poeta Gorka Lasa Tribaldos. La mirada de Nuchu quiere sumarse a la celebración de esta nueva obra del poeta y lo hace publicando el trabajo que escribió el crítico y ensayista Erasto Espino y que sirvió como presentación del poemario; un trabajo lleno de sensibilidad y lucidez como lo es la poesía de la cual se ocupa. Esperamos que los lectores pueden disfrutarlo y que los ayude a acercarse al universo estético de Gorka Lasa Tribaldos.
C.F.



Viajo, busco, encuentro, escribo:
Sobre el libro El equilibrio de los hemisferios 
de Gorka Lasa

Por: Erasto Antonio Espino Barahona, M.A.
“Mi alma navega desde siempre.
Pero náufraga de siglos.”

GLT
0.

La poesía es la voz primera.

Los antropólogos, pero también los mismos escritores, lo recuerdan a menudo. Da fe de ello Octavio Paz en El arco y la lira y Pablo Neruda en Confieso que he vivido. Se trata –por decirlo técnicamente- del primer género o modo literario de decir.

Palabra primordial lanzada al viento desde los orígenes de nuestra especie, la poesía ha estado vinculada desde el inicio al yo que la pronuncia, al comienzo fundido con la comunidad y, luego, emancipado en hablante individual por complejos procesos de secularización que van destejiendo los vínculos sagrados que sustentan (sobre)naturalmente al hombre.

La poesía en su versión primigenia está vinculada a dos realidades humanas: una estético/sensorial y espiritual/trascendente. Entiéndase: la música y la religión. Ambas son manifestaciones de lo humano que asedian y expresan el sentido de la existencia,  en el intento inclaudicable de hacer digno y hermoso nuestro caminar sobre la tierra.

Así, en El equilibrio de los hemisferios de Gorka Lasa hay huellas del ritmo musical original que caracterizaba el discurso poético en los inicios de su cultivo. De esta manera música y voz amalgamadas, daban cuenta del ritmo universal. En el caso del poemario de Gorka, las repeticiones de iguales esquemas de versificación, mayoritariamente en arte menor, permiten asociarlo a esta musicalidad, como también a los mantras orientales que en la repetición de sonidos convergentes y similares abren puertas a la conexión del cantor con una realidad que supera lo evidente.

Sin embargo, no es en la relación palabra/ritmo donde reside el valor del poemario de Lasa. Lo meritorio de los 30-33 poemas (según se haga la cuenta) que arman el libro reside en su espesor espiritual. Por eso, al inicio de esta comunicación aludí al hecho religioso. Entendiendo por tal, los modos culturales y existenciales mediante los cuales el hombre personal y colectivamente, desde el origen hasta hoy, se liga con la Trascendencia. Ámbito de lo Sagrado que asume a veces un Rostro personal, como es el caso del judeocristianismo, o en el caso de la espiritualidad del poemario se expresa en una Realidad otra, una “Claridad” a la que el hombre accede no sin una larga y ardua búsqueda interior.

Ocurre así en El equilibrio de los hemisferios: Más allá de las religiones monoteístas sociológicamente establecidas, pervive en la poética de Gorka un nítido vínculo con lo Absoluto. Es éste vínculo el que quisiera rastrear mostrando en él una de las novedades más significativas del poemario. No sólo como “artefacto estético” individual, como diría Mukarovsky, sino en su carácter de jugada, de apuesta estética dentro del campo literario nacional, para usar la ya consagrada terminología de Bourdieu.

Orestes Nieto, en las lúcidas palabras que rematan como contraportada el libro de Gorka, lo deja manifiesto, al señalar que este poemario representa una novedad en nuestras letras. Orestes lo define bellamente como “Una profundidad en el mar desplegado del ser humano”, como “Una combinación redonda de evocaciones, arcanos, cofres herméticos y viajes cósmicos.  Misticismo sin hipotecas y con libertad para adentrarse a la llaga de la memoria y a los ritos”.  El maestro Nieto sigue delineando la poética de Gorka al describir que el poeta “navega, (…) en un plasma poético en expansión, al unísono con el universo, de gran belleza interior y de lenguaje depurado, con el idioma del poema eterno”. Y remata, afirmando lo que cualquier lector ilustrado advertirá desde los primeros versos: “Su obra constituye una novedad singular en el panorama literario del país; pocas veces en nuestra poesía un oficiante de la palabra proyecta sus intereses supremos con tanta identidad y desplazamiento; aún lo hermético es evidente, aún la incorporación de mitos de tantos tiempos y del no-tiempo, nos hablan de nuestras raíces”. 

¿Cómo se despliega este “plasma poético” de Gorka? Quizás baste para ello, seguir esta clave hermenéutica de lectura como búsqueda espiritual de horizontes y desvelamiento de raíces intemporales, pero no por ello menos intensamente humanas. En el deseo de evidenciar esta lectura, seguiré la factura misma del texto, de modo que vayamos recorriendo juntos los hitos –a mi juicio- fundamentales del poemario.

El título de El equilibrio de los hemisferios anuncia ya lo que podría ser tanto la intentio opera como la cifra secreta de su autor: la búsqueda del equilibrio, la conquista y obtención de la compensación total de las fuerzas y de los elementos plurales y diversos que nos componen… al sujeto, a la sociedad, al Universo. La mándala que como ícono y símbolo de Gorka Lasa campea serena y estable en la portada, refuerza e ilustra esta idea de la pesquisa y encuentro de un “centro” vital; anhelo existencial de la ecuanimidad, de la mesura y de la armonía.

Este leitmotiv no aparece en Gorka como una operación limitada o encerrada en las fronteras del individuo. La dedicatoria (simbólica) del poemario manifiesta la presencia de un pensamiento relacional. La escritura poética como metáfora de la vida se explica en relación con un Otro, con un Algo o Alguien más allá. Un ente que nos supera pero no nos anula. Esta otredad se reconoce en la dedicatoria del poemario –transcrita en cursiva tipográfica:
A la Aurora,
A su Astro,
A su Ley.


El texto prosigue con un epígrafe de Séneca, en los que el filósofo estoico profetiza y nos dice que:

«Vendrán en los años tardíos del mundo
ciertos tiempos en los cuales
el océano aflorará los atamientos de las cosas
y se abrirá una gran tierra.
Y un nuevo navegante,
como aquel que fue guía de Jasón
y que tuvo por nombre Tiphys,
descubrirá un nuevo mundo,
y ya no será la isla de Thule
la postrera de las tierras»

Uno puede leer aquí la advertencia presente en las más varias y diversas visiones culturales y religiosas de que el tiempo histórico tendrá un fin o una trasmutación universal que nos llevará como especie, más allá. Un más allá que estará ligado –como la gesta de los argonautas- a espacios, tiempos y luchas dignos del hombre y de la mujer. Tiempos justos, éticamente superiores, territorios posibles que abrirán en consecuencia nuevos y mejores horizontes.


I.

El poemario se abre en tres cantos, denominados “Poiesis”. En el primer apartado –Poiesis prima- se canta la orfandad del hombre que en vez de beber del “Lago de luz” se extravía de su Origen, echando raíces en una suerte de no lugar, donde vive “prisionero de imperios solares, añorando de las estrellas el retorno”. Esta visión se evidencia desde el primer poema, “Viejos espíritus” que transmite de modo circular la idea de la existencia como exilio. Destierro del que son protagonistas los primeros vivientes que fueron separados del Origen, pero que aún mantienen viva su memoria:

Viejos espíritus

Solo los viejos espíritus beben su dolor a gotas,
Ellos cayeron primero,
Ellos saben de derrotas.

Por eso escancian la esencia.
Por eso cuentan las eras.

El elixir está vivo,
El gozo, la llama,
También la copa.

Un viejo dragón custodia los escenarios del alma,
Regenta miles de mundos,
Racionándoles la calma.

Solo los viejos espíritus hacen del dolor la noria,
Así cruzan universos,
Maestros de sus historias.

Solo los viejos espíritus beben su dolor a solas,
Ellos cayeron primero,
Ellos saben de derrotas.


Estos “espíritus” vienen a ser una constante trans-histórica en el mundo posible y factual de Gorka. Son figuras poéticas que se corresponden en los diversos “Maestros” espirituales que marcan el camino de la humanidad. Seres deseantes de eternidad que, como dice en el poema “Los ahnelantes”,

Se entregan a sí mismos por este daño irreparable,
Por esta humanidad perdida,
Por estos templos rotos,

Por esta cruel angustia.

Los anhelantes se rinden desde siempre a la llama,
Por los que duermen en el miedo,
Por los ciegos de la Luz,

Por todos los demás.


Esta entrega sacrificial se ve correspondida al menos por algunos. Aquellos que no se conforman con el orden imperante, y buscan y se interrogan cómo sanar esta herida existencial que la literatura universal ha significado en el tópico de la “expulsión del paraíso”:

               Ahora, en este universo,

¿Cómo regresar?
¿Cómo torcer el símbolo?
¿Cómo unir lo roto?

De ello se hace eco el hablante poético cuando plantea la necesidad de recuperar una realidad esencial, una pieza clave, un eje necesario, significado en el triple símbolo de la “La Amada, [la] Daena única, El sueño de cristal”.

El poema “La entrega” indica el camino para recuperar esta herencia perdida. Éste pasa a través de redescubrir la dimensión de lo sacro y así “saltar fuera de la rueda de los días”:

Los peregrinos soñamos cantos sagrados,
Nos aferramos a antiguos conjuros,
Para sanar la herida del silencio.

Hay también otras vías para volver a traspasar el umbral y  reencontrarnos. Una es la contemplación de la Naturaleza como ejercicio interior y no como evasión paisajística. La otra tiene que ver con asumir o traspasar el dolor inevitable. Ambos aparecen cuando el poeta declara en una imagen de gran belleza:

He quedado en silencio después de la tormenta,
Híbrido azul,
De lágrimas y mundos.

Esta conexión con la otredad lo hace consciente de que habita “En este desierto de lotos y espinas”. Que su deber es recuperar el “Altar de dioses olvidados”. Pero para ello, hay que pagar el precio del sacrificio, como

La estrella que se priva,
[del] El canto de sus lunas.


El poeta sabe que vale la pena, pues sólo así podrá asir lo verdadero (“Esto es lo real. / Esto es lo que aún arde”). Y por tanto, nos advierte y sentencia:

¿Cómo entrarás al Reino si no recuerdas la señal?
¿Perdió acaso tu sangre, aquello que heredó de las edades?

(…)

Despierta caminante,
El ilusorio tiempo,
Se termina.
II.

La Poiesis II inicia con las siguientes palabras liminares:

Trazó un círculo de fuego para atrapar a la noche.
Dibujó en la roca más alta los símbolos arcanos,
Y contempló como danzaban frente a sus ojos.
El invierno cubrió su cuerpo con la escarcha de los días,
La eternidad borró su recuerdo con la arena de los tiempos.
Pero en la roca más alta, olvidados, aún danzan.


Como se ve, el hablante reitera la existencia de 2 órdenes uno que parecer dominar y que cierra la puerta hacia la Verdad o la Trascendencia (“el invierno”)y otro que continuamente emerge y que resiste a desaparecer justamente como testigo de esa Verdad (“los símbolos arcanos” y “el circulo de fuego”). Diciente la coincidencia con Pablo Neruda cuando dice “Amo lo tenaz que aún sobrevive en mis ojos”. La conclusión es obvia: lo genuinamente humano, lo que nos corresponde como especie puede erosionarse pero no desaparece.

Quien descubre esta cifra esencial de lo que somos se duele con la Creación que subyace incomprendida para el común de los mortales. Y por eso, Gorka lo declara con innegables acentos borgeanos:

Me duele la geometría del cosmos,
¿Lo he dicho acaso, antes?

Este dolor es acicate para la búsqueda. En dicha búsqueda el ser humano no está sólo –como se sugería en el poema “Los Anhelantes”. El buscador está acompañado por una presencia primigenia que el poeta denomina “Los Antiguos”. Presencia, sujetos o maestros que volverán inexorablemente:

Cuando las naciones perecían en la sombra de su miedo,
En el agónico horizonte de una edad perdida.

Retornan,
Cabalga la feroz tropa de los primeros,
Retumba en la lejanía un canto primordial.
¡Míralos!
No hay en sus rostros temor,

Los Antiguos.

He de señalar que con este poema y más adelante con “Los visitantes” Gorka remata la presencia de seres que acompañan el camino del hombre y apuntala con coherencia el mundo posible de su obra. Gorka lo ata con el de su narrativa y funda una mitología que tiene raíces en las tradiciones orientales, herméticas y prehispánicas.


III.

El canto último de El equilibrio de los hemisferios –la tercera Poiesis- profundiza la dimensión ascética del peregrino, del caminante que atraviesa y asume el desgarro de la tensión entre lo Absoluto que anhela y el hoy que vive. Es una llamada a la paciencia, al realismo y la esperanza.

Trazó un mapa con las coordenadas de su dolor,
Lanzándolo a las tormentas de un océano de estrellas.
Aguardó por eones la respuesta del tiempo,
Mientras las distancias ahogaban la clave de su destino.
Hoy aguarda taciturno el retorno de los soles.
Solitario navegante, perdido en un mar eterno.

De los diez poemas que lo componen quiero señalar cómo emerge ahora la dimensión personal del poeta como peregrino. En este tercer canto  aparece varias veces la mención del yo en relación con el rol fundamental del caminante que es el eje de sentido del poemario.

Este caminante cuenta su relación dialógica con la Otredad que anhela en “Nacer al tiempo”:

Nacer al tiempo,
Desde el no-tiempo.

Unificado,
En cíclica luminosidad.

Esa voz sin sombra,
Me miró y dijo:

Se aquél que muta,
En la Luz.

Uno diría incluso, que con el cierre de esta tercera “Poiesis” asistimos a la totalidad de poemario como un viaje del mismo Gorka autor/poeta/personaje. En dicho viaje se da cuenta de una perspectiva profunda sobre el individuo, el mundo y la historia. Esta perspectiva es una poética en Lasa, pero también una ética pues forma parte de su propio itinerario personal (viajo, busco, encuentro, escribo). Itinerario que el poeta muestra con una transparencia asombrosa y valiente, pues se atreve a mostrarse a sí mismo en su búsqueda existencial, en su sistema de creencias y en sus afinidades literarias. Ello es lo que lo hace un auténtico lirico, creador de un discurso donde campea la subjetividad más íntima. Vemos, entonces al poeta que busca un encuentro con un otro personal –lector, cómplice o amigo- que comprenda su apuesta creadora.

Quiero terminar con la lectura del que considero el poema cumbre de todo el poemario, “Pradera y sol”. Clásico en su cadencia y universal en su mensaje, pienso resuma en sí -como el Aleph de Borges- el universo de sentido del que ha querido hacernos participe el poeta. 

En esta pradera y Sol,
Junto a este bosque increado,
Hilaré mi canto de eras,
Libaré mi rito sagrado.

Detendré las rotaciones,
Dejaré pasar las noches.

Desnudo de toda norma,
Avivaré lo olvidado.

Qué más da,
Lunas o milenios.

Qué más da,

Parias o guerreros,
Cruces o luceros

Solo poetas,
Solo viajeros.

[Gracias, Gorka por el regalo de esta metáfora, con la que nos invitas a tu poesía y a tu viaje].
Gorka Lasa Tribaldos

Gorka Lasa

(Panamá 1972) Escritor. Poeta. Artista Visual.  



Ha publicado los libros:
      El Equilibrio de los Hemisferios (Poesía 2012)
      La Claridad, Cuentos, sueños y memorias del despertar (Narrativa 2011)
      Cantos de la Legión Arcana, Nova Astra Natura (Poesía 2010)
      Viaje a la Lejanía (Poesía 2007)

Forma parte de los libros colectivos; Letras Cómplices (Narrativa 2006), Ciencia y Poesía en Panamá (Poesía 2011) Y, Me Vibra, brevísima antología arbitraria Chile-Panamá (Poesía, Chile 2011). Y, Tiempo al Tiempo, Nuevos cuentistas de panamá 1990-2012 (Narrativa 2012) Sus poemas, cuentos, ensayos y mandalas están disponibles en páginas de internet de Panamá, Argentina, España, Holanda, Marruecos, Portugal, Alemania, Perú y Chile. Y en publicaciones y revistas literarias especializadas.

Buscador incansable, pensador heterodoxo, meditador, creador de páginas en internet, pintor de mandalas. Desde joven se ha dedicado estudiar antropología, misticismo, mitología y filosofía. Dentro de estos estudios viaja a California y Europa, recorre el Camino de Santiago y explora el mundo Maya, entre otros viajes.

http://gorkalasa.com/         -       gorkalt@gmail.com




Erasto Antonio Espino Barahona
eespino@usma.ac.pa
* Erasto Antonio Espino Barahona tiene una Maestría en Literatura Hispanoamericana por Instituto Caro y Cuervo y ejerce la crítica e investigación literaria y lingüísticaSu ensayo: Panamá en la memoria de los mares o la escritura de la identidad es un viaje alucinante por uno de los discursos poéticos más importantes escrito por otro panameño: Manuel Orestes Nieto.

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