miércoles, 4 de noviembre de 2015

Los simbolos Patrios de la República de Panamá


Por Rafael Ruiloba


Los Símbolos Patrios de Panamá son: La Bandera Nacional, el Escudo de Armas  y la letra y la música del  Himno Nacional.  Los signos de la nacionalidad  son: La Flor del Espíritu Santo. La Pollera, el Balboa y el Águila Arpía.   Por tanto hay una diferencia semiótica entre símbolo  y signo ¿cuál es?

¿Qué quiere decir Símbolos Patrios?
   
Los Símbolos Patrios son imágenes icónicas que relacionan al ciudadano panameño con los  valores y referentes cívicos de la identidad colectiva de nuestra nación.  Los símbolos son  generales, sus valores de sentido y pertenencia a una comunidad, pueblo e identidad nacional,  incluyen a una totalidad heterogénea de muchas personas culturas, confesiones religiosas, etnias,  por eso están más  allá de lo individual y para que sean símbolos de unidad y uniformidad deben  estar regidos por la ley, para que no sean alterados al antojo de cualquiera.   Los referentes de sentido para representar lo  individual  se  llama  signo, lo cual es muy diferente a un símbolo.     Por eso su nombre es el de Símbolos Patrios.   Por tanto, la Bandera,  el Himno Nacional, el Escudo de Armas de la República  son  los símbolos patrios porque representa a todos los panameños y los valores que configuran nacionalidad panameña como parte de un mito de origen y pertenencia. La idea correlaciona al individuo con la nación y el Estado y para que sean símbolos patrios están regidos por normas determinadas por la ley.

Escudo de Armas de Panamá
Por ejemplo no se puede poner las estrellas de David en la Bandera de Panamá, como lo hicieron los comerciantes hebreos  cuando pensaron que Panamá  iba a ser  una  colonia judía, al inicio de la República.    

Por esta razón cualquier persona no puede usar el Escudo de Armas en su uniforme. Debe aparecer en las embajadas y consulados panameños.  No se pueden arropar con la bandera, se establece normas correctas para izarla y desplegarlas. La ley 2 de 23 de enero del 2012  establece dónde y cómo  deben usarse los símbolos patrios.

Bandera Nacional de Panamá
La Bandera se enarbolará  en los edificios públicos y naves de bandera panameña y que entren en los puertos nacionales, en las casas se puede poner para festejar los días patrios,  no se pueden usar en cantinas, etc.

Por esta razón no se puede cambiar la letra ni el ritmo del Himno Nacional.

El Himno Nacional  es un poema  del poeta simbolista panameño  Jerónimo de la Ossa Escobar y la música de Santos Jorge.  De la Ossa fue un poeta muy respetado y autor de uno de los poemas más  famosos de la literatura modernista, La fuente del paraíso.

Rubén Darío  reconoció su valor   con este poema:

“Vuelvo Jerónimo por tu terruño,
Don Juan, Don Pedro, Don Luis, Don Nuño,
Sus nombres próceros contigo van.
Pasará el tiempo, pasará el hombre,
pero grabado quedará tu nombre,
en los cimientos que quedarán..”

Como poema el Himno Nacional tiene marcado en su letra un ritmo versal,  al cual se adaptó la música para ser cantado,  por tanto no se puede cambiar  la música y el ritmo versal de la letra del Himno Nacional con los  acentos versal en las silabas  3-6-9- de cada verso,  las cuales  forman el Himno como parte de los Símbolos Patrios.


Ritmo versal del Himno Nacional de Panamá del poeta Jerónimo de la Ossa.


Al/can/za/mos/ por/ fin/ la/ vic/to/ria/
= 10 sílabas, acento en la 3, 6, 9.

en/ el/ cam/po/ fe/liz/ de/ la u/nión;/
= 10 sílabas (9 + 1) acento en la 3, 6, 9.

con/ ar/dien/tes/ ful/go/res/ de/ glo/ria/
= 10 sílabas acento en la 3, 6, 9.

se i/lu/mi/na/ la/ nue/va/ na/ción./ = 10 sílabas (10 + 1) acento en la 3, 6, 9.




Es/ pre/ci/so/ cu/brir/ con/ un/ ve/lo/
= 10 sílabas acento en la 3, 6, 9.

del/ pa/sa/do el/ cal/va/rio y/ la/ cruz;/
= 10 sílabas (9 + 1) acento en la 3, 6, 9.

y/ que a/dor/ne el/ a/zul/ de/ tu/ cie/lo/
= 10 sílabas acento en la 3, 6, 9.

de/ con/cor/dia/ la es/plén/di/da/ luz./
= 10 sílabas (9 + 1) acento en la 3, 6, 9.



El/ pro/gre/so a/ca/ri/cia/ tus/ la/res/
= 10 sílabas acento en la 3, 6, 9.

al/ com/pás/ de/ su/bli/me/ can/ción;/
= 10 sílabas (9 + 1) acento en la 3, 6, 9.

ves/ ru/gir/ a/ tus/ pies/ am/bos/ ma/res/
= 10 sílabas acento en la 3, 6, 9.

que/ dan/ rum/bo a/ tu/ no/ble/ mi/sión./
Himno Nacional de Panamá
= 10 sílabas (9 + 1) acento en la 3, 6, 9.




Al/can/za/mos/ por/ fin/ la/ vic/to/ria/
= 10 sílabas acento en la 3, 6, 9.

en/ el/ cam/po/ fe/liz/ de/ la u/nión;/
= 10 sílabas (9 + 1) acento en la 3, 6, 9.

con/ ar/dien/tes/ ful/go/res/ de/ glo/ria/
= 10 sílabas acento en la 3, 6, 9.

se i/lu/mi/na/ la/ nue/va/ na/ción./
= 10 sílabas (9 + 1) acento en la 3, 6, 9.




En/ tu/ sue/lo/ cu/bier/to/ de/ flo/res,/
= 10 sílabas acento en la 3, 6, 9.

a/ los/ be/sos/ del/ ti/bio/ te/rral,/
= 10 sílabas (9 + 1) acento en la 3, 6, 9.

ter/mi/na/ron/ gue/rre/ros/ fra/go/res;/
= 10 sílabas acento en la 3, 6, 9.

só/lo/ rei/na el/ a/mor/ fra/ter/nal./
= 10 sílabas (9 + 1) acento en la 3, 6, 9.



A/de/lan/te/ la/ pi/ca y/ la/ pa/la,/
= 10 sílabas acento en la 3, 6, 9.

al/ tra/ba/jo/ sin/ más/ di/la/ción;/
= 10 sílabas (9 + 1) acento en la 3, 6, 9.

y/ se/re/mos/ a/sí/ prez/ y/ ga/la,/
= 10 sílabas acento en la 3, 6, 9.

de es/te/ mun/do/ fe/raz/ de/ Co/lón/
= 10 sílabas (9 + 1) acento en la 3, 6, 9.



Al/can/za/mos/ por/ fin/ la/ vic/to/ria/
= 10 sílabas acento en la 3, 6, 9.

en/ el/ cam/po/ fe/liz/ de/ la u/nión;/
= 10 sílabas (9 + 1) acento en la 3, 6, 9.

con/ ar/dien/tes/ ful/go/res/ de/ glo/ria/
= 10 sílabas acento en la 3, 6, 9.

se i/lu/mi/na/ la/ nue/va/ na/ción./
= 10 sílabas (9 + 1) acento en la 3, 6, 9.



Habrá tres versiones oficiales del Himno Nacional:  piano y voz, la banda de viento y percusión o la sinfónica con el coro de voces o sin coro. En ninguna se dice que  usted puede cambiarlo  a ritmo de balada, reggetón,  salsa, merengue  o ranchera.   Un Himno es tal por ser un símbolo regido por la ley y no se puede cambiar de forma antojadiza ni oportunista.
    
Los símbolos son representación de los valores de la nacionalidad que le sirven al pueblo para orientar la lucha cívica para  perfeccionar al Estado.  En cambio el Poema Patria es un signo porque es la interpretación de un autor, Ricardo Miró, sobre la idea de patria. En el caso de Panamá los símbolos patrios tienen signos de respaldo para abarcar los valores de  la nacionalidad  y reforzar los Símbolos Patrios de todos los panameños.  
Flor del Espíritu Santo

Los signos de la nacionalidad

Flor del Espíritu Santo (Peristeria elata).


Representa la naturaleza particular de Panamá  y por extensión simbólica la fe católica mayoritaria.


La Pollera, traje típico nacional


La pollera representa la gracia y el donaire de la mujer panameña imbricada con la tradición cultural española, tradición que nace del traje de la mujer cordobesa  y que ha ido evolucionando desde la época de la colonización a nuestros días hasta ser una de los trajes folklóricos  más elaborados del mundo.
Moneda Balboa

Balboa (moneda)


Es un símbolo de la historia y alude a la riqueza descubierta con el Mar del Sur por Vasco Núñez de  Balboa. Contrasta con  al Dólar del papel moneda de USA.

Águila harpia
Ya está representada en el escudo como imagen icónica y ahora se representa con el águila nacional.


Águila Harpia


La identidad nacional está  representada en el símbolo,  mediante ley de la República ,  por tanto estos no se pueden cambiar por  designio personal. Hace poco una cantante interpretó  el Himno nacional y lo adaptó a su estilo personal. Ella  convirtió el símbolo patrio en un signo personal, por tanto no lo cantó  como símbolo patrio, sino como signo. Ende lo rebajo de categoría valorativa.

El símbolo esta imbuido de un valor de sacralidad, por tanto  todos los símbolos comparten para sus usuarios y destinatarios este valor por medio del respeto y la veneración, que encarna esa sacralidad que engloba a la totalidad  de una nación.  En este caso los valores del símbolo  están  en la ley.

Los Símbolos Patrios panameños están correlacionados, los colores representan los grupos  liberales (rojo)  y conservadores (azul) que alcanzaron la paz para hacer posible la independencia. “en el campo feliz de la unión” como dice el Himno. Ambos tienen como trasfondo el color  blanco de la paz que los une en el nacimiento de una nación la cual según el Escudo  tiene una fin altruista (Pro Mundi Beneficio).  El Escudo además representa los frutos de la paz, el canal interoceánico,  el  trabajo, la riqueza simbólica de la tierra y el progreso del comercio, los cuales son solo  posibles por la paz.
                                                                         
Los Símbolos Patrios son símbolos también porque representan una acumulación de experiencias históricas;  porque crearon ideales de lucha y valores de identidad al pueblo panameño que unido bajo estos Símbolos construyó el perfeccionamiento del Estado luchando en las calles y dejando a lo largo de la historia el ejemplo de los  mártires de la patria, que entraron a la Zona del Canal armados con Los símbolos patrios:  La Bandera Nacional,  el  Escudo de Armas y el Himno Nacional y su victoria fue  la de  todo un pueblo. Por eso hay que respetar Los Símbolos Patrios.

domingo, 4 de octubre de 2015

Navegando en la memoria de Boquete

En el mes de septiembre del presente se realizó la Primera Feria del Libro de Boquete. Fuimos invitados a dar una conferencia sobre el tema de la lectura y su aporte a la construcción de ciudadanía. Los últimos estudios de los mejores especialistas en temas de lectura demuestran que para construir democracias justas y más participativas, para que los ciudadanos tengan sentido de pertenencia, de identidad y valoren su memoria, la lectura es una herramienta imprescindible. Y fue así que nuestro recorrido por la Biblioteca de Boquete nos llevó a conocer la Sala de Investigaciones Dr. Stanley Heckadon Moreno y para nuestra buena suerte estaba allí el reconocido investigador.

Hablamos con él por un buen rato. Nos relató cómo ha ido donando su biblioteca personal a esta sala que funciona como un espacio de investigación para los jóvenes que él ha becado. Conocimos a Verónica Quiel, una de las jóvenes afortunadas que hace una pasantía investigando y rescatando la memoria de Boquete. Le pedimos que nos contara cómo es su trabajo y cuáles han sido sus descubrimientos. Mirada de Nuchu dedica esta entrada a un importante proyecto que habla de quiénes fuimos.

CF


Protegida por centenares de libros y documentos, vidrieras que guardan huacas y recuerdos, una joven de piel canela y ojos aventureros, se siente caminar por el pasado mientras lee con entusiasmo y emoción viejos registros en la Sala de Investigaciones Dr. Stanley Heckadon de la Biblioteca de Boquete. Verónica Quiel es alumna becada y ahora saca tiempo, varios días a la semana, para encerrarse en la Biblioteca y rescatar la historia de Boquete.

Un día mientras escuchaba el programa Culturama en Radio Chiriquí; emisora muy escuchada en Chiriquí, entrevistaron el famosísimo Dr. Stanley Heckadon Moreno; Investigador Científico del Instituto de Investigaciones Tropicales Smithsonian, donde comentaba acerca de los documentos que se encentran en la Biblioteca de Boquete; que estaba interesado en que estudiantes se acercaran a la Biblioteca, para rescatar los mismos, los cuales narran historias de nuestra provincia y los cuales son originales”.

Son más de 4 mil volúmenes los que ha donado
el Dr. Stanley Heckadon a la sala.
Impulsada por sed de conocimiento y su amor por la cultura Verónica nos relata: “Me acerque y comencé las historias más hermosas que pude descubrir ya que en el colegio, al igual que en la Universidad, me han dado asignaciones de historia las cuales me aburrían y pasaba las mismas porque era un requisito para continuar el siguiente curso”.

Ahora Verónica hace algo que en nuestro país es tan importante como cuidar los manglares, los bosques o el agua; ella rescata nuestro pasado. “Digitalizar estos documentos es un cuento envolvente que hace que nuestras mentes viajen a épocas remotas donde solo existían nuestros antepasados, mi mundo se transformó y cada vez que leía, más me emocionaba; en el libro se narraban historias de reconocimientos de hijos y otros de poder especiales y en algunos casos estos eran poderes desde el extranjero.”

Mientras Verónica se sumerge en las historias del pasado de su pueblo, ella va haciendo los registros y rinde informes detallados de los avances de la investigación. “… todas las semanas le envió un informe al Dr. Stanley y él me amplia la información de cada uno de los casos, aclara dudas, además me orienta…” La felicidad que se obtiene con el conocimiento del pasado es muy gratificante y ella solo tiene palabras para agradecer: “…estoy muy agradecida con Dr. Stanley por la oportunidad”.

Stanley Heckadon

Verónica fue becada con una pasantía del Dr. Robert Stiminig, con la cual logra pagar sus viáticos. Es estudiante de la Maestría en Manejo y Conservación de los Recursos Naturales y Ambiente  y ha descubierto en la biblioteca cómo en el pasado los habitantes cuidaban los recursos lo que permite tener referentes importantes para el presente: “…los documentos leídos fueron de provecho también para mi especialidad ya que los mismos explican que las personas utilizaban el recurso agua como son los ríos para punto de o delimitación de una finca, referencia; otros casos como lo es un cultivo de caña para la explotación comercial de este recurso y otros casos habla de que está compuesta una finca si era rastrojo o pasto para el ganado”.

Verónica Quiel

Verónica se emociona en su relato y es como si viajara en una máquina del tiempo: “La experiencia ha sido única he aprendido mucho y en algunos casos me gustaría estar en esas épocas y en otros me da mucho dolor porque las condiciones y medicamentos para prevenir y curar enfermedades no existían; muchas veces las personas morían y dejan huérfanos a sus hijos”.

La joven nos muestra un cuaderno. Es antiguo y parece sacado de un sarcófago. Es un libro lleno de historias: “El documento que estoy pasando es el Libro Segundo del Tomo Primero de 1910, en el cual durante 5 años se reconocieron hijos, se extendieron poderes. Algunos de los casos más importantes para mí fueron los siguientes: El Señor Antonio Torres que reconoce a sus hijos por medio de la Ley 1887 en los artículos 54,55 y 56. Hace reconocimientos de sus hijos naturales; Félix de seis años y medios, Felipa de cuatro años y cinco meses, Nicolás de dos años y un mes con seis días y José Primitivo de un mes y medio; tenidos con la Señora Felipa Valdez (difunta). Fecha del reconocimiento; David, enero de 1906”.



Los descubrimientos de Verónica en la biblioteca nos dejan con la boca abierta en términos comparativos, cuando pensamos cuánto cuesta un lote hoy día: “Otro caso fue: El del Señor Santiago Sagel, varón y dijo que confiere poder amplio y especial al Sr. Gabriel Arauz, le da en venta real y enajenación perpetua, para que otorgue y firme esa escritura al Sr. Agapito Vanegas, vecino del Barrio de Dolega “Los Potrerillos”, una finca de lote de terreno en rastrojo de 80 hectáreas en “Potrerillo” en la Suma de B/.600.00. Fecha de la inscripción: David, 10 de octubre de 1907. Y como estos 2 casos existían muchos más”.

La Sala de Investigaciones Dr. Stanley Heckaton es un
insumo muy valioso dentro de la Biblioteca de Boquete.










No nos resta más que felicitar a Verónica Quiel y, sobre todo, al Dr. Stanley Heckadon Moreno, por haber donado gran parte de su biblioteca personal a la Biblioteca de Boquete y por su apoyo a los jóvenes investigadores de nuestro país. También felicitamos a los directivos de la Biblioteca por su interés en crear una sala para la investigación y los estudios culturales que tanta falta nos hacen.












La estudiante Verónica Quiel y su maestro
 el Dr. Stanley Heckaton Moreno.

martes, 12 de mayo de 2015

La cultura en la Cumbre:

En torno al Plan Estratégico de Gobierno.
             Una crítica y una propuesta.

Por Carlos Fong

“Es ya tiempo de que los gobernantes entiendan que la ciencia y, en general, la cultura no son solamente un instrumento de desarrollo económico, sino también y en primer lugar un bien intrínsecamente valioso”
Mario Bunge

Agradezco profundamente al doctor Javier Stanziola por sus importantes observaciones a este texto y a Alexandra Schjelderup por facilitarme algunos documentos que me ayudaron en la redacción.


Un referente histórico imprescindible:
En el año 1982 la UNESCO convocó a la Conferencia Mundial sobre Políticas Culturales. Como consecuencia, las Naciones Unidas declaró el período de 1988 a 1997 como el decenio Mundial para el Desarrollo Cultural. La Declaración que salió de aquella Conferencia apelaba a nuevas líneas orientadas a revalorar la noción del desarrollo de los individuos y la sociedad. Solicitaba a las políticas culturales "a que protejan, estimulen y enriquezcan la identidad y el patrimonio cultural de cada pueblo; además, que establezcan el más absoluto respeto y aprecio por las minorías culturales, y por las otras culturas del mundo. La humanidad se empobrece cuando se ignora o destruye la cultura de un grupo determinado

Por este motivo, se dieron muchas acciones concretas como seminarios y congresos internacionales destinados al estudio y a la investigación de la noción de desarrollo cultural. Empezaban a tener forma nociones como Cultura y Desarrollo que hasta el momento habían estado concebidas de forma separada.

         Entre el caudal de iniciativas podemos recordar el seminario-taller internacional: “Las dimensiones culturales del desarrollo y la integración: políticas y proyectos”, convocado por el Instituto Andino de Artes Populares (IADAD) celebrado en Quito en 1997; o el “Segundo encuentro iberoamericano sobre cultura y desarrollo, retos y estrategias”, convocado por el Centro de superación para la cultura, del gobierno cubano; y, en 1998 en Estocolmo, la “Conferencia intergubernamental sobre políticas culturales para del desarrollo” dedicada por la UNESCO y las Naciones Unidas para cerrar dicho período.

       Sin embargo, al final del decenio de los 90, siguieron algunas acciones como el “Primer congreso internacional de cultura y desarrollo: el desarrollo cultural” desde una perspectiva ética celebrado en Cuba en 1999; y a comienzos de agosto, del mismo año, se dio el encuentro: “Cultura y Desarrollo: la perspectiva regional/local” organizado por el IADAP. Y no olvidemos La Declaración de Margarita, que nació del Primer Encuentro Iberoamericano de Ministros de Cultura, celebrado en Venezuela en 1997, donde los ministros de cultura se comprometían a “impulsar políticas culturales, cuyo propósito se fundamente en el concepto que sitúa al hombre como sujeto y objeto de la cultura, en las que éstas se constituyan en el eje del desarrollo humano”.

La idea de impulsar políticas culturales, cuyo propósito se fundamente en el concepto que sitúa al hombre como sujeto y objeto de la cultura, en las que éstas se constituyan en el eje del desarrollo humano, cobró fuerza desde entonces y ha corrido mucha tinta sobre el tema. El siglo XXI se abría con una nueva mirada hacia los procesos culturales. Una gran diversidad de investigaciones, publicaciones, estudios de científicos sociales de la talla de Néstor García Canclini, Jesús Martín-Barbero, Ernesto Ottone, Oscar Landi, María Immacolata Vassallo de Lopéz, Ernesto Piedras, Marcelino Bisbal, Germán Rey Beltrán, entre muchos otros, acuñaron una serie de términos y conceptos que ayudaron a edificar un discurso y, en el mejor de los casos, un método de trabajo para que la cultura trascienda la concepción de desarrollo desde lo meramente económico-industrial.

Hacia una nueva mirada de la cultura.  
    La noción de desarrollo cultural se formuló, explícitamente, por primera vez, en ocasión de la “Conferencia internacional sobre los aspectos institucionales, administrativos y financieros de las políticas culturales”, organizada por la UNESCO en Venecia en 1970. El propósito de la conferencia era ampliar y corregir una concepción demasiado economista del desarrollo (Desarrollo Cultural y Desarrollo Global de Claude Fabricio, 1982).

         Aquella concepción estaba asociada de manera orgánica a la historia del crecimiento de las sociedades industriales en Europa, desde finales de siglo XVIII, al progreso económico norteamericano durante la segunda mitad del siglo XIX, y desde fines de la Primera Guerra Mundial. En los años sesenta se pone en duda el desarrollo concebido solo en términos económicos y nacen nuevas concepciones como ecodesarrollo, desarrollo endógeno y también desarrollo autocentrado en las relaciones sociales, la cultura y las instituciones políticas de la colectividad. Empieza la preocupación de si los estados-nación pueden orientar su desarrollo regional y local desde un punto de vista cultural-histórico.

         Hace 17 años, el filósofo Mario Bunge había aconsejado que un modelo de desarrollo exclusivamente económico y político era un error costosísimo. Las palabras del pensador argentino aún siguen haciendo eco. Bunge sostenía que una nación es un sistema compuesto de tres subsistemas entrelazados entre sí: económico, cultural y político. Apostaba por un modelo de desarrollo integral  que combinaba un modelo biológico, económico, cultural, político e integral. “Solamente los malos economistas creen que los problemas económicos pueden desligarse de los demás y resolverse con medidas puramente económicas...”, afirma Bunge.

          Una concepción integral de desarrollo combina todos los modelos porque la sociedad es un sistema donde la salud de uno depende de la salud de los demás. En consecuencia, el progreso auténtico y sostenido es integral. Escribe Bunge:

“La sociedad humana no es ni un bloque macizo ni un mero conjunto de individuos, sino un sistema concreto analizable en cuatro subsistemas principales. Éstos son el sistema biológico (mantenido por los lazos de familia), el sistema económico (mantenido por las relaciones de producción), el sistema cultural (mantenido por las relaciones de información) y el sistema político (mantenido por las relaciones de poder). Cada uno de estos subsistemas interactúa fuertemente con los otros tres, por lo cual ninguno de ellos se desarrolla de manera autónoma, es decir, independientemente de los demás. Más aún, cada uno de los cuatro subsistemas tiene componentes biológicos, económicos, culturales y políticos”.

La cultura es un componente clave para el desarrollo de un país. Sin cultura –esto es la ciencia, la técnica, las ciencias sociales (las humanidades) y las artes-, cualquier modelo de desarrollo está condenado al fracaso. Un plan de desarrollo, para contener una estrategia sostenible, debe ser integral, aunque la elección de ese modelo sea una decisión política de determinada ideología. El problema es cuando la ideología se inclina sólo por la economía.   “Al fin  y al cabo la economía no es un fin sino un medio para vivir una vida plena”, dice Bunge.

          Hoy sabemos (incluso lo han admitido organismos internacionales como el BID) que para que exista un cambio que resuelva los males que afectan al mundo, los mismos tienen que ser de carácter cultural. Empezamos a escuchar que la cultura no es algo ajeno a una política de desarrollo social. La cultura es objeto mismo de desarrollo; tratar el desarrollo desde una concepción cultural no excluye las concepciones de carácter técnico-económico; la visión de desarrollo cultural no se reduce ni se limita al espacio donde se encuentran los sectores vinculados estrechamente a la cultura (industrias culturales, artesanías, patrimonio cultural, turismo cultural, etc.).

La mirada profunda del desarrollo cultural está implícita en todas las políticas: de economía, de educación, de salud, de deporte, de ambiente, de prevención y de la política-política. La cultura, quieran o no los políticos, quienes en última instancia son los que toman las decisiones políticas, está inserta de manera innata en todo. La dualidad entre economía y cultura no existe. Las nociones de desarrollo clásico han evolucionado. Para que exista un verdadero desarrollo integral es necesario ver la realidad desde un punto más amplio que incluya un pensamiento económico, social, antropológico, filosófico, pedagógico y, desde luego,  CULTURAL, para que de esta forma podamos salir de los fundamentalismos estrechos que nos tienen viviendo en el siglo pasado en términos educativos y culturales.

Diversos documentos, informes y memorias, acumulados en las sucesivas Cumbres Mundiales sobre el Desarrollo Sostenible, comenzando por aquella en Estocolmo en 1972, pasando por la de Rio de Janeiro en 1992, hasta la de Johannesburgo en 2002, sin olvidar Informe Mundial de Cultura y Desarrollo: Nuestra diversidad creativa que la UNESCO publicó en 1995, donde explícitamente se cuestionaba: “¿Cómo pueden los países definir políticas culturales encaminadas a fomentar un pluralismo realmente constructivo en el que la diversidad sea una fuente de creatividad? ¿Cómo convencer a los responsables de tomar decisiones de que apoyar las formas y expresiones artísticas nuevas, emergentes y experimentales no significa subvencionar el consumo, sino invertir en el desarrollo humano?”

Todos estos documentos y declaraciones firmados por Ministros y Mandatarios, como los famosos Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) que fueron acogidos por los Estados miembro de ONU en el año 2000, en la Cumbre del Milenio; o  la Carta Cultural Iberoamericana, documento aprobado en Uruguay en el año 2006, en el marco de la XVI Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado y de Gobierno, donde se reconocía expresamente la importancia de reforzar el papel de la cultura; o la Declaración de Hangzhou que intentaba situar a la cultura en el centro de las políticas de desarrollo sostenible y donde se comprometen a: “…tomar plenamente en cuenta el papel de la cultura como sistema de valores y como recurso y marco para construir un desarrollo auténticamente sostenible, la necesidad de aprender de las experiencias de las generaciones pasadas y el reconocimiento de la cultura como parte del patrimonio común y local y como fuente de creatividad y de renovación”. Todos estos compromisos parecen ser una burla por los que toman las decisiones políticas en algunos de nuestros países.

Este año 2015, reunidos en Bilbao los días 18 al 20 de marzo, representantes de ciudades y gobiernos locales de todo el mundo, convocados por la Organización Mundial de Ciudades y Gobiernos Locales Unidos (CGLU) en su Cumbre de Cultura, adoptaron un documento titulado:  Agenda 21 de la cultura que aspira, no solo a reconocer el potencial de la cultura, sino también a revalorar la absoluta necesidad de la cultura para el desarrollo sostenible.

La Agenda 21 de la cultura tiene su primer antecedente en el año 2014 cuando se crea el primer documento, con vocación mundial, que apostaba por establecer las bases de un compromiso de las ciudades y los gobiernos locales para el desarrollo cultural. Fue aprobada por ciudades y gobiernos locales de todo el mundo comprometidos con los derechos humanos, la diversidad cultural, la sostenibilidad, la democracia participativa y la generación de condiciones para la paz.  Su aprobación tuvo lugar el 8 de mayo de 2004 en Barcelona, por el IV Foro de Autoridades Locales para la Inclusión Social de Porto Alegre, en el marco del primer Foro Universal de las Culturas

El nuevo documento complementa a la Agenda 21 de la cultura, aprobada hace 10 años. Se puntualiza que la Cultura es el Cuarto Pilar para el desarrollo sostenible.

Recientemente, faltando dos días para la VII Cumbre de Las Américas que se celebró en nuestro país el 10 y 11 de abril, el Movimiento Ciudadano por la Identidad Panameña en un Mensaje a la Nación Panameña (Aquí) remarcó esta nueva noción de la Cultura como Cuarto Pilar del Desarrollo y recordó las orientaciones recientes donde “la cultura sea incluida en este modelo de desarrollo, aseverando que la cultura al fin y al cabo moldea lo que entendemos por desarrollo y determina la forma de actuar de las personas en el mundo”. En la mesas de la VII Cumbre de Las Américas la cultura no estaba incluida como tema y la Mesa de Educación fue retitulada como Mesa de Educación y Cultura, gracias a la intervención de personas preocupadas por el tema.

Nuestro problema, nuestra crítica y nuestra propuesta
            Los sucesivos gobiernos panameños a partir de la Post Invasión (para situarnos en un periodo de tiempo), han elaborado planes y programas de desarrollo a través de comisiones que estudian el comportamiento del desarrollo, la economía y lo social para diseñar y elaborar los proyectos y acciones que desembocan en un plan estratégico para cambiar el país o para edificar un proyecto de nación. Esto sucede siempre en todos los primeros meses de un gobierno, y, sin embargo, es curioso observar, sobre todo si tenemos en cuenta los referentes históricos que acabamos de citar, que la cuestión cultural siempre queda por fuera.
           
Desde mi derecho como ciudadano y persona del sector cultura quiero elevar una crítica constructiva, y a la vez añadir una propuesta, al “Plan Estratégico de Gobierno” (de ahora en adelante: PEG) del Presidente Juan Carlos Varela.

El PEG para el próximo quinquenio tiene muchas posibilidades de ser un buen Plan, pero está cojo y esa cojera es la ausencia de la cultura como un componente del desarrollo. Hubiese sido muy positivo para el gobierno del Ingeniero Juan Carlos Varela que dentro de las acciones concretas para elaborar el PEG se hubiese incluido el desarrollo cultural como uno de los pilares del desarrollo sostenible. Hubiese sido saludable que la palabra Cultura estuviese en cada uno de los ejes temáticos. De cualquier forma, y como dicen que nada está escrito en piedra y que nunca es tarde para rectificar, dejo estas observaciones usando el plural de modestia porque creo que el sector cultura estará de acuerdo conmigo.

Mirada de pájaro en diez vueltas.
Uno.  El PEG para el próximo quinquenio se basa en cuatro ejes fundamentales: una Estrategia Social, una Estrategia Económica, un Plan Quinquenal de Inversiones y una Programación Financiera. Sin embargo, no se plantea una Estrategia desde el desarrollo cultural. Una estrategia Cultural lo fortalecería y lo articularía con todos los temas. Una estrategia desde la cultura implicaría tener en cuenta un crecimiento no sólo vertical, sino horizontal y diversificado que comprendería la equidad en todas sus formas.

Dos. El PEG tiene como premisa la equidad social, lograr elevar el nivel de vida de todos los panameños, impulsando un crecimiento económico sostenible para lograr que el país siga avanzando hacia un  “Panamá que crece, crezca para todos”. No obstante, nociones como equidad y crecimiento sostenible, son impensables en un país sin desarrollo cultural. También en la cultura existen desigualdades que frenan el crecimiento económico y lo empobrecen o, lo convierten en un crecimiento vertical que es peor.
Tres. El PEG contempla como sectores motores de la economía panameña, la logística y el transporte, la agricultura y el turismo, incluso la minería, pero la cultura como dispositivo para el desempeño económico del país desde sus distintos motores que generan riqueza y empleo, por ejemplo, las industrias culturales, el consumo cultural, la circulación de bienes culturales y la creación artística, no se mencionan en el documento. La cultura es motor del desarrollo sostenible.
Cuatro. Sectores específicos, como el sector energético, recibirán un importante impulso por parte del gobierno, pero el sector cultura sigue siendo la cenicienta del país y no se le considera relevante para el desarrollo y el presupuesto para la cultura sigue siendo el más pobre que ni siquiera llega al 0.20%. Se necesita, al menos, un compromiso al 1% del gasto nacional dirigido a la cultura. Es menester tener la cultura como una prioridad en la agenda del Estado y, sobre todo, tener una visión de ella como un pilar del desarrollo. Hoy día, no lo es.
Cinco. Desde el sistema de derechos humanos y sociales básicos se ha pensado en los tratados, convenios y acuerdos internacionales en términos de, citamos: derechos universales; derechos de la juventud y los menores; derechos de la mujer, y relativos a la nacionalidad, las migraciones, los refugiados y apátridas; así como aquellos correspondientes a derechos de: la educación, la cultura y el deporte; la salud y la seguridad social, y en materias de trabajo y derecho laboral, entre otros. Sin embargo, aunque se menciona la palabra cultura, no existe claridad que garantice los medios y condiciones necesarias para optimizar el desarrollo de la creación artística y que la población tenga derecho a la cultura. Esto es la falta de equipamientos y programas culturales de diversos tipos, entre muchas otras necesidades en el sector.
Seis. El  PEG se distingue por sus seis ejes principales de acción estratégica:
EJE 1: Bienestar y Desarrollo Humano; “vida buena para todos”. 
EJE 2: Fortalecimiento de la democracia y del Estado de Derecho (‘Renovar la República’).
EJE 3: Desarrollo económico sostenible (‘Crecimiento con equidad’).
EJE 4: Seguridad ciudadana (‘barrios seguros con más oportunidades y mano firme’).
EJE 5: Política exterior al servicio del desarrollo (‘Panamá capital de las Américas’).
EJE 6: Respeto, defensa y protección del medio ambiente (‘Ambiente sano para todos’).

Solamente en el primer eje se menciona a la Cultura: atención a grupos vulnerables, sanidad básica, salud pública accesible y eficiente, vivienda digna y adecuada, educación bilingüe de calidad, transporte público, y participación ciudadana en actividades científicas, culturales y deportivas. Creemos que la cultura es un eje transversal que puede re-posicionar y re-significar todos los otros ejes, sin embargo no se percibe como una herramienta para la articulación. Por ejemplo: cómo la cultura puede ayudar a mermar la violencia y la delincuencia; cómo la cultura puede ayudar a hacer docencia en términos de salud; cómo la cultura puede construir ciudadanía que cree conciencia hacia muchos problemas como el medio ambiente, por mencionar algunos.
Siete. El  PEG menciona los Acuerdos de la Concertación Nacional para el Desarrollo (octubre de 2007), donde se hablaba de un país desarrollado y equitativo. Pese a que esos acuerdos apuntaban a: 1º. Crecer más y mejor;  2º. Crecer con más equidad y menos pobreza; 3º. Articular el desarrollo de ‘un solo país’, equilibrad territorialmente; y 4º. Alcanzar una sociedad más democrática y más ética. Es evidente que ese país equitativo es una utopía y, para que exista una posibilidad real, es vital resolver las necesidades básicas de la población y tener a la cultura en cuenta como una herramienta para mejorar la calidad de vida de la población. Es necesario que al mismo tiempo que se creen las condiciones económicas y políticas, se creen las condiciones culturales para mejorar la calidad de vida de las personas.
Ocho. El PEG nos habla de UN SOLO PAÍS, integrado y cohesionado, con armonía social y sostenibilidad ambiental, generador de buenas condiciones de vida y de oportunidades de desarrollo humano, dinámicamente posicionado en el escenario regional y mundial. Esta visión de país se basa, a su vez, en una visión de crecimiento sostenido de la economía que propone: 1. Crecer más y mejor, 2. Buena vida para todos, 3. Un país sostenible, multi-étnico, territorial y culturalmente integrado, y 4. Un solo país renovado con una propuesta de Gobernanza democrática, inclusiva y eficiente. Pero, ¿cómo lograremos estos objetivos en un país donde el Estado no tiene conciencia de la importancia del impacto económico y social de la cultura?; ¿cómo tener un proyecto de país sin tener en cuenta que la cultura es una inversión a largo plazo?; ¿cómo construir ese país soñado sin hacer conexiones cívicas desde las posibilidades que brinda el desarrollo cultural?
Nueve. El PEG apuesta por el turismo y le dedica un espacio relevante en el documento, y, pese a que se habla en este apartado de impulsar un Plan Maestro Nacional de Cultura, no entendemos por qué está insertado en Turismo cuando tenemos el INAC que como institución solo necesita tener poder para legislar en torno a una política cultural y un presupuesto digno para poder trabajar.
También se menciona un Consejo Consultivo de Cultura pero es contradictorio al mismo tiempo cuando la cultura, que es el principal atractivo de un país, carece de la misma preocupación y recursos. Se menciona, por otra parte, al museo de la Biodiversidad, pero no se habla de fortalecer nuestros museos que guardan la memoria del país, principalmente el Museo Antropológico Reina Torres de Arauz. El subtítulo: Valoración y rehabilitación del Patrimonio Cultural, está vacío y no tiene propuestas. Los turistas llegan a un país sin memoria con una débil aproximación que se limita al Casco Antiguo o el Centro Turístico de Panamá Viejo o simplemente a distraerse con las rutas turísticas. El PEG no habla de potenciar los festivales, fiestas y ferias. 
Diez. Consideramos que se incluya como estrategia un Plan Nacional de Desarrollo Cultural y que se aspire a un Ministerio de Cultura que posibilite destinar mayores recursos al desarrollo cultural. Apelamos a que la cultura sea, de una vez por todas, considerada una prioridad para el país, uno de los pilares del desarrollo sostenible, porque con la cultura se puede construir UN SOLO PAÍS basado en el derecho a la creación y donde esos derechos culturales se respeten y se creen las condiciones óptimas para que la cultura (la ciencia, la técnica, las humanidades, el arte) sea una fuente de riqueza y desarrollo, y deje de considerarse una fuente de mero entretenimiento y diversión.
Propuestas y Conclusiones
Proponemos al gobierno del señor Presidente Juan Carlos Varela:

Uno. Tener como referente el documento: La cultura es el cuarto pilar del desarrollo sostenible Aquí y Cultura 21: Acciones  Aquí. Documentos que hemos citado en este trabajo y están en la bibliografía.

Dos. Repensar la cultura desde los siguientes soportes conceptuales para que de esta forma se puedan construir líneas de acción puntuales desde la cultura:
Soporte biológico: La cultura como un sistema multidimensional e integrador de la ecología humana.
Soporte científico: La cultura como elemento para la creación de conocimiento e innovación.
Soporte filosófico: La cultura como generadora de ideas y reflexión.
Soporte pedagógico: La cultura como fundamento para la formación de ciudadanos íntegros.
Soporte sociocultural: La cultura como herramienta indispensable para el cambio social y la construcción ciudadana.
Soporte socioeconómico: La cultura como dispositivo para la circulación de bienes culturales que favorecen el desarrollo económico.
Soporte político: La cultura como componente para la construcción de un proyecto de Nación.

Tres: Para poder problematizar el tema de la cultura hay que entenderlo. Existen documentos nacionales valiosos que han nacido de importantes conclaves locales y que sirven de referencia para entender el problema de la cultura en Panamá. Sólo hay que leer.

En 1974, con ayuda de UNESCO, se redactó: Política Cultural de la República de Panamá; en 1983, con la administración del Doctor Diógenes Cedeño Cenci en el INAC, se realiza el Primer Encuentro Nacional de Política Cultural, quedó una memoria del evento. En abril de 1999, bajo la dirección del doctor Jorge Delgado Castellanos, se celebra el Segundo Encuentro de Política Cultural que deja un documento con el título: Lineamientos para una política Cultural del Estado Panameño.  Más tarde, el Instituto Nacional de Cultura a cargo del memorable Anel Omar Rodríguez Barrera, creó una comisión que revisó la Política Cultural vigente que abrió el camino para la creación de la Ley General de Cultura que asesinaron en la cuna.

La historia no perdona ni deja cabos sueltos. El gobierno del Presidente Juan Carlos Varela tiene la oportunidad de hacer historia y coronar la cultura dándole la preocupación que se merece.

Cuatro. El PEG habla de un Plan Nacional de Cultura. Pero ya existe un PNC  y sólo hace falta que el INAC tenga potestad legal para crear políticas culturales y ejecutarlas. Un Plan Nacional de Cultura sin Ministerio o Autoridad de Cultura es letra muerta.  No entendemos por qué el PEG señala que Turismo liderará este Plan. Se menciona la idea de crear la Secretaria Nacional de Cultura, pero no queda claro dónde estará insertada esta secretaría; y, de crearse esta entidad, ¿cómo queda el INAC y qué sitio ocupará la institución?

Cinco. Destinar al Instituto Nacional de Cultura un presupuesto equiparado con el destinado a los ministerios, porque el INAC, como regente de la cultura del país, no puede operar con el endémico presupuesto que tiene actualmente. Como ya mencionamos se necesita mínimo el 1% del gasto nacional para la cultura.  En s momentos no llega ni al 0.20%.  También se necesitan incentivos fiscales para que el sector privado invierta en la cultura.  De esta forma el sector cultura tendría más recursos.

Posdata para el Señor Presidente

Estimado señor Presidente:

Quisiera terminar haciendo eco de las palabras de la presidenta de la hermana República de Argentina, la señora Cristina Fernández de Kiechner,  que en la Cumbre de Las Américas celebrada en abril, cerró su intervención diciendo que debemos abordar nuestros problemas con sinceridad, sin miedo a las ideas y con un conocimiento de la historia. He querido ser sincero en este breve texto, citando algo de historia y haciendo uso del conocimiento y de las ideas para aportar un grano de arena a la construcción con equidad e igualdad del país que queremos.

Señor Presidente. La historia de los fracasos de las estrategias económicas de los sucesivos gobiernos nacionales se ha debido por excluir a la cultura de los procesos de desarrollo. De hecho, ha sido la historia de los fracasos en América Latina. No lo dice este servidor, lo dicen los expertos como Germán Rey: “La cultura no podía estar ajena a la tematización del desarrollo. Primero como un factor inevitable aunque realmente poco resaltado por los énfasis economicistas y después como una dimensión central que parecía abrir las compuertas de aquellos modelos del desarrollo que fracasaron por extrapolaciones sin cultura, por aplicaciones sin historia”.

Señor Presidente. La cultura ya no es algo accesorio de mero entretenimiento, es un hecho transversal que está implícito en todas las esferas del conocimiento y que es vital, no sólo para un verdadero desarrollo sostenible, sino también para construir una sociedad con normas de convivencia que nos ayuden a resolver nuestros problemas. No lo dice este humilde servidor, lo dicen especialistas como Néstor García Canclini: “Demasiados conflictos actuales se explican, en parte, por haber olvidado que el desarrollo económico no se reduce a crecimiento, baja inflación y equilibrio en la balanza comercial, y que el desarrollo social incluye esa dimensión propia de la cultura que es encontrarle sentido a lo que hacemos”.

Señor Presidente. En el marco de la ciudadanía social, desde las tensiones políticas y los conflictos sociales; desde las identidades, los géneros, el derecho, la ética y los valores; desde los imaginarios de identidad, la religiosidad, los ritos, la fiesta; desde las sexualidades y los tabúes; desde la tribu, el guetto, el club social; desde los movimientos y las sensibilidades posmodernas; desde las redes sociales y comunicacionales, la información, la ciencia y la tecnología; desde lo público y lo privado; desde los organismos culturales de base, las instituciones, las asociaciones, las ONGs; desde la educación, la salud, las ciencias sociales, el deporte; desde todo el universo de complejidades que incluye a la criatura humana, la cultura está implícita y es el lugar ubicuo para tejer espacios de convivencia, para dignificar lo que es humano, para dialogar entre todos y buscar respuestas. Si usted quiere en serio un Solo País debe repensar lo que significa la cultura y tenerla como una prioridad en su estrategia.

El título de este texto lo rotulé: La Cultura en la cumbre. Sé que es paradójico, incluso, sarcástico, pero significa o quiere significar algo: quizá en la pasada Cumbre de Las Américas la palabra cultura no fue tan importante como otros temas que sí han sido tomados en cuenta; quizá la Cultura no estuvo en la “cumbre” y solo fue un adorno para entretener a los mandatarios; no importa. Lo  importante es que nuestro país, su gobierno, los políticos, los líderes, Usted y su equipo, pueden poner a la Cultura en la cumbre y tal vez, solo tal vez, podamos hablar de un solo país para todos.

REFERENCIAS

-Agenda 21 de la cultura. Documento aprobado en Bilbao  del 18 al 20 de marzo de 2015. Leer documento  Aquí

-Carta cultural iberoamericana. XVI Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado y de Gobierno Montevideo, Uruguay 4 y 5 de noviembre de 2006.  Leer documento Aquí

-Ciencia, técnica y desarrollo. Mario Bunge, 1997. Capítulo V. Ed. Sudamericana, Buenos Aires.

-Cultura y Desarrollo Humano: Unas relaciones que se trasladan. Germán Rey. Leer documento  Aquí

-Declaración de Hangzhou Situar la cultura en el centro de las políticas de desarrollo sostenible. Aprobada en Hangzhou (República Popular de China), el 17 de mayo de 2013. Leer documento Aquí

-Declaración de Margarita. Para una ética de la integración cultural. Isla de Margarita, Venezuela 20 y 21 de octubre de 1997. Leer documento Aquí

-Economía y cultura: la tercera cara de la moneda. Varios autores. Memorias del seminario: Economía y cultura: la tercera cara de la moneda, del 16 al 18 de mayo, Bogotá, Convenio Andrés Bello, 2001.

-La batalla de la cultura. Michel Parenti, 2009. La Habana, Editorial de Ciencias Sociales.

-La cultura es el cuarto pilar del desarrollo sostenible. Aprobado  el día 17 de noviembre de 2010, en el marco de la Cumbre Mundial de Líderes Locales y Regionales – 3er Congreso Mundial de CGLU, celebrado en la Ciudad de México. Leer documento Aquí

-La economía de la cultura Iberoamericana. Néstor García Canclini, Ernesto Ottome y Mary Batista Lorenzo, 1997. OEI y Fundación CEDEAL.

-Más allá del Consenso de Washington: una agenda de desarrollo para América Latina. José Antonio Ocampo. 2005. En Estudios y perspectivas. CEPAL, Naciones Unidas. Santiago de Chile.

-Nuestra Diversidad Creativa. Informe de la Comisión Mundial de Cultura y Desarrollo. Varios autores. UNESCO/Correo de la UNESCO, México, 1997.

-Plan Estratégico de Gobierno 2015-2019, “Un solo país”, Panamá, diciembre 2014.

-Todos tienen cultura: ¿quiénes pueden desarrollarla? Néstor García Canclini. Conferencia para el Seminario sobre Cultura y Desarrollo, en el Banco Interamericano de Desarrollo, Washington, 24 de febrero de 2005.

-Vistas y entrevistas. Propuestas concretas sobre los problemas de nuestro tiempo. Mario Bunge, 1997. Especialmente: Las funciones de la ciencia y de la técnica en el desarrollo nacional. Ed. Sudamericana, Buenos Aires.

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