viernes, 21 de julio de 2023

Balada para un jefe triste

El siguiente poemario mereció el primer premio en la categoría poesía del XLIII Concurso Nacional Premios IPEL que organiza el  Ministerio de Trabajo y Desarrollo Laboral, desde el Instituto Panameño de Estudios Laborales, uno de los torneos literarios más importantes del país creado en 1977.  Este año el premio tenía como tema la cultura laboralBalada para un jefe triste, con el seudónimo El obrero distraído, es un canto dedicado a los/as trabajadores/as que dedican sus horas y sus días para ganarse la vida en medio de condiciones de abuso y violación a sus derechos elementales que no permiten que haya una verdadera cultura laboral que genere ambientes de trabajo saludables.

C.F.

 

 

Jefe


usté está aburrido

nadie lo sabe nadie.

  

Pero ahora que está solo

ahora que no ven Ellos

desahóguese

grite

discuta

diga mierda

dé golpes en la mesa

vuélvase insoportable

por favor

diga no

diga no muchas veces

hasta quedarse ronco.

 

No cuesta nada

jefe

haga la prueba

 

Mario Benedetti
Poemas de la oficina


 

 

 

 

 

 

Para todos mis compañeros

camaradas de días fatigados


 


Poema de la tardanza

 

¿Y si no miraras las horas

en que llegamos tarde,

sino la intención de

cuerpos cansados que

aún caminan para llegar?

¿Y si no miraras las horas

restantes sino los días ofrendados

para seguir trabajando por un

país que duele en su olvido?

No mires el reloj que nos acecha,

mira las manos que aún

se afanan por laborar.

Aquí estamos de

hojas y tronco entero

con las raíces

aún abrazadas

a la

Tierra.

 


 

Ambiente laboral

 

Siempre es igual a esta hora.

La tiranía de normas cotidianas,

rutinas taciturnas, obligadas.

El café puntual,

sin pronóstico sin coloquios.

Las recompensas inoportunas

y el ritual de los lunes:

juntas incurables, lacerantes.

Los cuerpos desdoblados

en el ascensor, callados

y las miradas apuñaladas por la monotonía.

Por eso nos reconocemos en nuestras

propias oquedades.

Acostumbrados a alinear valores

para un itinerario sin destino

imaginamos el porvenir

fingiendo felicidad

en espacios confinados 

hacinados por el vacío

consumidos y cansados

donde los cuerpos se desgastan

en la terquedad de la usanza cruel

mientras llega la hora pico.

 

 

Costo de producción


 

Afrontan corporalmente

la necesidad inaplazable,

gestionan su talento

friccionan la figura que se

dilata en la llaga,

sacrifican su tiempo

privilegian los gastos fijos

indirectos en la serpentina

fluidez que se escapa.

Verifican las variables

para asumir con nobleza

el Costo Total:

Oculta la belleza de sus ilusiones

en algún lugar matizan la esperanza

el evidente resplandor silenciado.

 

 

 


Reglamento interno

 


Fuimos leales

seguimos las instrucciones

al pie de la letra como

ovejas en una plaza blanca.

Fuimos puntuales

madrugamos como devotos misarios

en la albina noche sagrada

surcando la oscuridad helada sin miedo.

Fuimos resignados

veneramos cada precepto

con la regular asistencia.

Fuimos sumisos

acatamos la norma y su destino

con el carnet colgado en el pecho

que nos deletrea

y nos recuerda

que tenemos nombre.


 

Felicidad laboral


 Aquí todo es correcto y por eso

somos felices.

Cada labor es calculada desde el amanecer.

Son correcta la lluvia, el sol y los árboles

que extrañamos desde la ventana.

Son correctas la forma de vestir y de caminar.

Es correcta la sonrisa del amigo secreto y

la despedida del año viejo.

Son correctas las palabras

de cada comunicado redactado.

¿Nuestros cuerpos? Son correctos.

Vestidos y planchados con el logo a la vista

y el carnet desgastado.

Somos felizmente correctos con lo que hacemos

y para quien lo hacemos.

Es correcta la labor que eligieron nuestras manos

y es correcta la llamada de atención.

Primera llamada

Segunda llamada

Al final…solo el silencio que

también es correcto.

 

 

 

 

 

Trabajo en equipo

 


Y después de tantos años

seguimos afrontando los días,

gestionamos el inconsolable tiempo 

compartimos las amonestaciones,

la energía laboral.

Reconocidos y valorados

por las sombras de las horas

organizamos la suma de valores

vamos empoderando esperanzas

horarios taciturnos.

Solidarios en la madrugada

viajamos silenciosos en trenes

plateados y buses rojos para

cumplir con la jornada.

 

 

 


 

Salud laboral

 

Hay cosas que nos van dejando solos

como la noche que devora el rostro

de los hijos en la madrugada

mientras cabalgan para seguir soñando

en otros hogares.

 

Hay cosas que nos ausentan

y nos desdibujan como el frío

de la madrugada que ha congelado

los sueños hasta olvidar las sonrisas

de las madres porque no queda

tiempo para reír juntos.

 

Hay cosas que fatigan la rutina

como las palabras vacías y mecánicas

que solo se dicen para dar órdenes

y amonestar, aunque se cumplan

al pie de la letra muerta.

 

Hay días en que no se rinde

demasiado, aunque la recompensa

sea generosa porque

las relaciones se han marchitado.

 

 

 

El Tedio

 


Con el tedio las horas son tan largas y

se corrompen los sentidos,

y se desconocen las emociones

que se habían cosechado

en el bregar cotidiano.

 

Con el tedio la motivación

se pierde entre los pasillos vacíos

donde una vez saludamos llenos

de entusiasmo y alegría

para sabernos jornaleros de días tristes.

 

Con el tedio las palabras mutan

en cuestionarios y mandatos

vacíos y no hay tiempo para decir:

"hola compañero";

 camarada de días fatigados.

 

Con el tedio la música se nubla

como un surtidor de amenazas

sin melodías y la cálida estrella

en la frente desaparece

para darle paso borrascoso a la rutina.

Con el tedio todos somos nadie.

 

 

 

Sistema inmune

 

A veces ocurren cosas.

 

Cosas como llorar para evadir

el conflicto y el vértigo del horario.

 

Cosas como reponerse de las dificultades

de un día sin elogios sin aplausos.

 

Cosas como afrontar los problemas

con la paciencia que motiva las ilusiones.

 

Cosas como herir al prójimo

que trabaja a tu lado y asume la sentencia callado.

 

Cosas como firmar un traslado en abril

que nos obliga a reafirmar la aprisionada hondura.

 

Cosas como el silencio de la camaradería

que no encuentra la voz para liberarse de su cautiverio.


 


Salario emocional


 

Un racimo de horas sin pagar

una felicitación tardía

ninguna motivación

la oportunidad desvanecida

la semilla sin regar.

Aislados y opacados en una

atmósfera pesada sin sentido.

Sueñan con el balance de vida prometido

dispuestos a arriesgarse

convencidos de que cada día se riega

como un pequeño tallo de hierba.

A veces no son tan productivos

cuando el aire pesa sobre los hombros.

Y, sin embargo, miran con ojos

casi desgastados la disponibilidad

de despertar otro día

para seguir

desgajando

una

a

una

las

horas.

 

 

 

 

Balada para un jefe triste

 

El jefe no está triste.


Solo olvidó priorizar los atardeceres,

delegar esperanzas.

 

El jefe no está triste.

Solo no recuerda las ilusiones infantiles

de los días idos y memorias felices.

 

El jefe no está triste.

Solo está cautivo en su nicho de cristal

donde el frío esculpe el silencio en su rostro.

 

El jefe no está triste.

Solo está ausente en su presencia que

no confía en la llama de la rosa fusilada.

 

El jefe no está triste.

Solo está distraído en jerarquías de cascabeles

que le oprimen la felicidad que aún no ha alcanzado.

 

El jefe no está triste.

Solo mitificó el legendario y diminuto Dios

que habita en su corazón.


 

Carácter obligatorio

 


Es de carácter obligatorio y prohibido

reconocernos entre los pasillos y las terrazas,

escuchar la verde música en la ensenada

que vigila al mediodía el almuerzo apurado.

Quedan prohibido los susurros y las miradas,                                   

andar en parejas que, en solidaria amistad, presumen

la oleada de su apego que rodea sus cuerpos.

Es de carácter obligatorio llegar temprano y marcar

en la hora que golpea la piedra y ahonda la herida,

queda prohibido rearmar las ilusiones quebrantadas,

reír en horas laborables y decir con entusiasmo la palabra “compañero”.

Es de carácter obligatorio cumplir con el reglamento interno

y anhelar que vendrán mejores días.


 

Declaración de huelga

 

Declaremos una huelga

No de hambre ni de brazos caídos

Sino de sueños y esperanzas

Convoquemos una huelga,

no de buques ni aeronaves,

Ni de trenes, ni de taxis ni de buses,

Sino de manos solidarias

Que se unen en la vigilia

Para despertar a aquellos que tienen

manos y no caminan.

A los que laboran con miedo,

a esos, les ofrendamos el coraje de la jornada,

porque se les ha negado su presencia.

Oscuras oquedades se balancean en los rostros

Convoquemos una huelga de caricias

de madres madrugadoras que dejan a sus hijos

en parvularios de ciudades escandalosas.

Convoquemos a una huelga

No de servicios de gas, ni de energía eléctrica,

hagamos una huelga para que el

sol brille en las frentes

de los que trabajan afanadamente y

desconocen si es de día o de noche.

 

sábado, 1 de julio de 2023

El diablo no está en las pantallas

Carlos Fong

La Prensa, 1 de julio de 2023

Semanas atrás, estuvo circulando por las redes sociales un video de Pablo Muñoz Iturrieta, donde comunicaba la noticia, según la cual, la ministra de Educación de Suecia, Lotta Edhol, eliminó el plan de digitalización de las escuelas para volver a los libros de texto. Según el señor Iturrieta, esta decisión del gobierno del país escandinavo es correcta, porque las pantallas están creando una generación de “alfabetos funcionales” (me imagino que quiso decir “analfabetas funcionales”), que no comprenden lo que leen, no retienen, no prestan atención y no son creativos.

El video, como una fatwa islámica, sin evidencia científica, sataniza la tecnología, además de que tergiversa la noticia. En realidad, “...la ministra devolvió el documento a la Agencia Nacional y pidió la opinión de cerca de 60 organismos dedicados a la investigación en diferentes campos. Uno de ellos es el Instituto Karolinska, dedicado en parte al estudio de neurodesarrollo”, dice El Diario de la Educación, un medio de comunicación de España.

La falta de conocimiento del problema de la lectura lleva a muchos a pensar que es la tecnología la culpable de que los niños no sepan leer ni escribir; argumento que ha estimulado las hipótesis enardecidas de fanáticos que crean fricciones entre la cultura impresa y la digital. Volvemos, en cierta forma, a la época medieval, cuando el libro se convirtió en un enemigo tecnológico de la memoria y el conocimiento.

No es saludable poner en conflicto al libro y las pantallas. Reconocemos que existen estudios de la neurociencia que han demostrado que el uso de celulares a temprana edad afecta el desarrollo de la comprensión lectora en los niños; pero también sabemos que los recursos tecnológicos son soportes que pueden fomentar ciertos procesos de aprendizaje, si son bien usados. Al final, todos los extremos son malos.

Antes de mirar lo que pasa en Europa, miremos el panorama real de nuestro país. Un país que no ha atendido las políticas de lectura ni su plan de lectura; un país con bibliotecas públicas y escolares en estado de abandono; un país donde las bibliotecas terminan en cerro Patacón; un país donde se invierte millones en libros sin saber qué hacer con ellos.

El problema de la lectura y la escritura en Panamá es un arrastre que tiene muchos años y no se origina ni por la carencia ni por el avance de la tecnología. De hecho, la mayoría de los niños no tiene pantallas inteligentes en las aulas (con suerte tiene electricidad) y vive en contextos de pobreza donde la brecha digital es pan de cada día. El problema podría ser, más allá de la forma de enseñar a leer, es decir, de enseñar a decodificar, es que para los niños leer no es objeto de deseo y esto se debe por la simple razón de que no entienden lo que leen; nadie disfruta algo que no le hace sentido. Si leer un libro es un acto sumamente complejo, ¿leer en pantallas lo hará más fácil? No.

Daniel Cassany, autor del libro En-línea. Leer y escribir en la red, obra que parece necesaria leer en este momento, plantea que necesitamos trabajar constructivamente en la era digital y entender cómo aprender de forma competente y eficaz en medio de una encrucijada que estamos viviendo. Acceder a la información, no es lo mismo que comprender. La lectura es una actividad de comprensión significativa que es más difícil de lo que se piensa. Entonces, se trata de aprender a leer en el marco de las nuevas prácticas de lectura y entender los contenidos de lectura digital y saber usarlos de manera crítica.

En el estudio El mito del nativo digital: ¿Por qué necesitan libros?, que se puede consultar en línea en el dosier Lectura en papel & lectura en pantalla, Hildegunn Stole, docente asociada del Centro Nacional de Educación e Investigación en Lectura de la Universidad de Stavanger, Noruega, nos dice: “No hay razón para que la lectura de libros no se siga fomentando en la escuela, junto con el empleo didácticamente eficaz de los medios digitales”. Tenemos que inventar e invertir en escenarios de lectura con libros, tecnología y programas que involucren a la comunidad; seguir investigando para mejorar la enseñanza, y prestar atención a la conciencia fonológica y la oralidad. No mostrar un crucifijo a las pantallas.

Voy a cerrar citando el final del artículo “Pantallas y comprensión lectora”, de Héctor Ruiz Martín, director de la International Science Teaching Foundation, publicado en El Periódico de España: “Ante esta complejidad, lo importante sería rogar que analicemos el problema de manera sosegada para identificar sus causas [su importancia lo merece] y, si es posible, procurar no dar más bandazos en educación. Ni la tecnología educativa es la panacea, ni tampoco es funesta. Y si para huir del abuso caemos en el desuso, nos estaremos perdiendo lo que puede aportar, en especial en los niveles educativos de secundaria y superiores. En una cuestión tan compleja como es la educación, la respuesta no suele estar en los extremos ni en las simplificaciones”.

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