jueves, 3 de diciembre de 2009

La noche del 19 de diciembre 1989


La bibliografía existente sobre el tema de la Invasión, mal llamada operación "Causa Justa", es extensa. Desde la literatura de creación hay poemarios, novelas, cuentos y obras de teatro. Autores como Enrique Chuez, Moravia Ochoa, Bertalicia Peralta, Mario Augusto Rodríguez, Indira Moreno, Moíses Pascual, Pedro Luis Prados, Héctor Collado, José Carr, Raúl Leis, Dimas Lidio Pitty, Martín Testa Garibaldo, Ramón Oviero, Roberto Luzcando, Pedro Rivera, Víctor Manuel Rodríguez, Carlos Jiménez Varela, José Franco, por mencionar sólo algunos, han escrito cuentos, teatro, poemas y novelas sobre la Invasión. Hay dos pequeñas antologías literarias, pero esenciales: La voz aún no quemada (1990) y El humo y la ceniza (1993). Hasta se realizó un documental de Barbara Trent y David Kasper que mereció un Premio Oscar.

Desde la reflexión y los estudios hay una amplia lista de trabajos que tocan el tema desde la historia, la sociología, la filosofía y el testimonio. Los trabajos más importantes son el de Olmedo Beluche, Ricaurte Soler, José de Jesús (Chuchú) Martínez y el trabajo de Pedro Rivera con Fernando Martínez que recoge testimonios valiosos. Hay cientos de documentos, informes, artículos, ensayos sobre este tema. Revistas como Tareas, la Lotería y la Revista de Sociología de Universidad de Panamá han dedicado números especiales al tema. Y todavía hay mucho que estudiar. Nosotros nos preguntamos: Con tanto material, ¿por qué la juventud actula no sabe nada sobre lo que pasó el 19 de diciembre de 1989? Lo dejamos a la reflexión de quienes les toca enseñar la historia en las aulas de clases, aunque la responsabilidad no es sólo de los educadores. Los escritores, los intelectuales, han hecho su parte: contar la historia.

El testimonio es un género que se acerca mucho a la crónica y que es de gran valor a la hora de hacer estudios culturales. Mirada de Nuchu, en su campaña de recordar los hechos del 19 de diciembre de 1989, quiere dar a conocer un testimonio, inédito hasta ahora, de la escritora Moravia Ochoa quien hizo frente a la bota invasora yanqui que pisó nuestra patria. Para Moravia, así como para muchos otros panameños, la Invasión empezó realmente el 19 de diciembre y no el 20. También publicamos unos poemas de Moravia, igualmente inéditos.


C.F.


Marcha del 20 de diciembre. Lugar: Parque Porras, 2:00 PM. En los anuncios de Mirada de Nuchu se publican algunos de los eventos destinados a recordar y reflexionar.



A 20 AÑOS DE LA INVASIÓN: ¡BASES NO!
Testimonio

La noche del 19 de diciembre 1989 empezó el bombardeo Panamá por los gringos. Fue a 11:40 de la noche. El primer caído de que se tuvo noticia fue Gustavo Torreglosa, Representante de corregimiento que había estado en la que fue casa del periodista (hoy demolida,) en calle 32, con motivo de un acto de solidaridad con el pueblo palestino..Éramos de los batallones pero obtuvimos permiso del Subteniente Miranda (macho de monte) del Liberación Latina para hacer de presentadora del programa. Últimos en salir de la casa del periodista, sin noticias de lo que ya en el Chorrillo empezaba a ocurrir (infantería gringa bajando del Ancón amparados en falsa neblina) fuimos el poeta Carlos Changmarín y yo. Tuvimos que caminar buscando taxi hasta lo que fuera el Teatro Bellavista. La ciudad, las calles se sentían extrañas, desoladas y los autos, pocos, muy pocos, que pasaban, lo hacían a gran velocidad. Al llegar a casa en Miraflores, el primer estruendo. Una bomba. Al conectar la TV vimos clave ardilla....clave cutarra.

No sentimos miedo, queríamos salir, buscar a los compañeros, salir, hacerle frente a eso que estaba allí: portaviones, tanquetas, hummers, apaches, stealth, tanques de penetración rápida, paracaidistas, helicópteros cobras artillados, jeeps, aviones de observación , soldados negros para que se confundieran con los nuestros, lanzallamas, rockets, metralletas, ametralladoras, avión win-power, misiles tierra-tierra, aire, tierra y mar, el acorazado Iowa, en las puertas y el cielo de la ciudad.......; sobre la Comandancia (dentro, caería el teniente Carlos Arturo Rodríguez). El tanque de guerra Iiberty de 5 misiles y 2 cañones de 25 milímetros, cohetes ultrarrápidos los cuales penetran y destruyen vehículos blindados sin necesidad de usar carga explosiva o complejos sistemas de dirección. Con esto último destruyen el Cuartel Central. Este proyectil va a velocidad de hasta Km y medio por segundo, dotado de una punta de metal extremadamente sólida. . Lo usaron en el Cuartel Central, Tinajita, Río Hato. Y más: frigoríficos iban con su carga de bolsas verdes y bolsas negras a Mount Hope, comentaba el pueblo. Los muertos y todo lo destruido fueron convertidos rápidamente en caliche en el Chorrillo. EL almacén Luria en el Dorado, y una casa en donde estaban dos jóvenes, fueron destruidos.

No olvides, Panamá. El pueblo habló, el pueblo supo. El chacal carnicero, rubio del norte, jactándose, informaba lo que el pueblo repitió de calle a calle, de barrio a barrio. Panamá lo vivió, Panamá vio, el cielo era un foco de multitudinario color, rojo, amarillo, verde. El sonido de las bombas retumbaba en las casas, el corazón callaba convertido en un cadáver loco de profundo dolor. Panameños defendían lo que se pudo, disparando desde las alcantarillas donde se atrincheraron muchos. "lo supo esa noche el mundo, Panamá se defendía" había cantado el chileno Sergio Cruz en muchas actividades de apoyo a Panamá, previas a la invasión, refiriéndose a los hechos del 1964. Pero esto fue mayúsculo, horrible, inmaginado. Ensayo para lo que sería el genocidio contra el Golfo Pèrsico? Armas nuevas. Negros del làser quedaron los pisos 6 y 7 de la Contraloría donde quedaban las oficinas del Dr. Carlos Pérez Herrera y don César Candanedo y la Radio Nacional. Olvidar.....Panamá? En las pantallas de TV dos bandera: la del invasor y la del país invadido y bombardeado. Durante los 4 primeros minutos del bombardeo cayeron sobre Panamá 67 bombas.

El invasor tenía una computadora con el 80% de los datos de todos los panameños. Por la TV, y la radio las voces y rostros de delatores (de patriotas) que existen aún, que respiran....no me lo explico, que bailan por un sueño ya cumplido (la invasión, la desgracia de Panamá)......y un tal....... narrador de noticias...... que no he vuelto a ver en estos últimos tres años. Por un diario de la época, a toda página de portada, un rostro de flamante ¿catedrático, filósofo? empujando una silla de ejecutivo sacada de algún almacén. Sería nombrado inmediatamente casi, director de una institución dentro del gobierno (?) de ocupación. No olvides estas cosas y otras tragedias, Panamá.

Moravia Ochoa



POEMAS INÉDITOS DEL LIBRO: CUANDO MARIA DESPRECIO A LOS RUBIOS DE OAKLAND



Por: Moravia Ochoa

TODAVÍA

Si me preguntan a dónde fue el amor
yo les contesto que a la fosa común
Allí está arrodillado, mirando los huesitos
la ceniza y lo deforme
el ojo caído en la mitad de la boca

la hinchazón y la espalda
rajada por un trueno
de láser,
allí las manos esposadas
una y la otra amarradas
un tiro en el costado y en la espalda
tal vez al corazón,
el campo de concentración gigantesco
albrook y números al pecho
Mound hope el gran crematorio
y el espacio que arde todavía


El Cuartel

lo que quedaba del cuartel bombardeado
astillas de pared muñecas rotas,
carne amasada con pan de lágrimas y muertos que
no tuvieron tiempo de saber que morían
mientras buscaban el fusil,
eso, hijos míos del mañana
biznietos gloriosos de los sobrevivientes avergonzados,
eso, lo que quedó, fue destrozado
a punta de mazo, a golpes, a odio, a miedo
mientras rugían los usurpadores
frente a las cámaras oficiales democráticas


Dignidad

uno al espanto le puso punto en boca
amelló el filo del aire para seguir de pie

abrió la puerta y puso hamacas
extendió los pasadizos
multiplicó los espacios de la casa
se abrió a la madrugada
al rojo sol martirizado

Amor, y mentiría si te digo
que me acordé de ti por tus dos ojos
no te lo he preguntado pero sé
que moriste con todo el que moría
y ambos ahora somos sombras,
sobrevivientes
lo que queda del ultraje:
vergüenza
dignidad



El Militar

porque estaba la lumbre en ellos y
los hijos dormidos
y el barrio alegre a pesar de la terrible amenaza
él le dijo despacio: anda y cierra la puerta
voy a hacerte el amor
quizás el último
Ella puso una llama de fuego entre los ojos
un incendio del bueno
y se prendió.

la T--65 descansaba
y sobre la boca del fusil ella puso
su ropa
él miró hacia el reloj ven pronto amor
apúrate no olvides, Isabel,
Tengo guardia a las doce


Espera Fiera

Cuando se vio en los diarios y la vio
desnuda
ambos
abrazados
miró con ojos plenos la belleza
de aquel amor
María, quiso saber ¿cuánto tiempo ha pasado?
entonces fue al cuartel y oyó con toda claridad
que un mes había pasado
y que el bandido aquel

a golpe de martillo golpeaba contra muros apenas en pie
y la ciudad caía en piedras pequeñitas
Todo era destrucción allí donde agarró el fusil
Ciego de ira buscó las cenizas de su cuerpo y
se metió entre ellas
desde entonces una espera fiera habita
en la ciudad
de los muertos sagrados que pocos
se atreven a nombrar


Angela

De "Eagle" el perro busca cadaveres que no existen,
hijo de gringa que es huésped de lujo en Panamá, todos hablan, es
noticia a color, de primera plana, mas de ti Angela, y de todas las víc-
timas de la invasión yanki 1989, quién habla, quién de tus hueso:, de
las cenizas de tantos quién se ocupará?


Angela, si tú vivieras estos días
si despertara tu corazón de un salto
desde la muerte a donde fuiste
premeditadamente
mejor dicho asumiendo los riesgos,
te extrañaría enormemente que
eres silencio aún
que nadie te maldice ni bendice ni dice tu nombre
que eres una historia colectiva y difusa
innombrable y temeraria
apenas "los muertos de diciembre".

estás allí, seguro, dentro de ese montón,
a quién le importa la soledad de tus viejos zapatos
a quién tu cuaderno de muchacha
a quién le importa, en verdad, Angela,
Agripina o Arturo,
tu nombre y apellido,
el espacio que antes ocuparas en la casa pequeña,
en las esquinas de la multitud.
A quién contarle las razones de peso que tuviste
para alistarte en eso que fuera
patria libre o morir
ni un paso atrás - por Panamá la vida


Una gringuita llamada Sarah York

No he oído nada de ti Sara York
vestida de pollera
condecorada por cartas y medallas
caballito de Troya tal vez
que alguien tomó en serio.
no he oído una palabra de ti Sarah York
qué cosa eres?
detrás de ti qué cosa Sara, Sarah,
qué cosa piensas? dices?
acaso no viste a fondo?
dices que amabas Panamá
te creo
la amabas, la querías,
ya se saben las formas del amor
con que tu pueblo ama
vorazmente
a la fuerza
a garrote
a trampa

Sara York qué vergüenza
estás callada



Moravia Ochoa López

Escritora panameña. Bachiller egresada del Instituto Nacional. Estudios de español y periodismo en la Facultad de Humanidades, Universidad de Panamá. Fue Subdirectora y Directora a.i de Extensión Cultural del Inac. Fue Jefa del Departamento de Letras, Arte Escénico y Editorial, Jefa del Departamento de Documentación y Archivo del INAC. Tuvo a su cargo la revista Itinerario, del Departamento de Letras, fue corresponsal de Prensa Literaria Centroamericana, editada en El Salvador, impulsa y crea la biblioteca Rogelio Sinán, con material bibliográfico de la que fuera Biblioteca Pública de Paraíso, zona del canal, y obras donadas por el escritor Sinàn quien la tenía en alta estima. La placa de bronce de dicha biblioteca fue donada por la alcaldesa de la época, Doña Jilma Noriega de Jurado. Miembro del equipo que editaba la Revista Nacional de Cultura, el tabloide cultural Extensión, promotora y activista de cultura por iniciativa personal y como funcionaria. Dirigió varios programas de cultura y política, a los que eran invitados intelectuales que paraban en el país, algunas veces por gestión de la propia escritora Ochoa. Entrevistó en sus radioprogramas a escritores como Winston Orrillo, del Perù, Silvina Bulrich, Efraín Huerta, Ernesto Cardenal, José Roberto Cea, Tirso Canales, Alfonso Quijada Urías, Arqueles Morales., Clementina Suárez, Hernán Miranda Casanova, algunos de los cuales alojó en su hogar. Creó el Premio Omar Torrijos Herrera, de ensayo, para Centroamérica y Panamá cuya primera versión tuvo como ganador al catedrático y escritor salvadoreño José Roberto Cea, con su obra De la guanaxia irredenta.

Moravia es considerada “una institución” dentro del Instituto Nacional de Cultura donde trabaja desde muy joven; por su entrega y amor total a las artes en general, y su apoyo a todos los iniciados en cualquiera de las actividades artísticas. Ha sido Agregada de Cultura en nuestra Embajada en Cuba. Premio de Poesía y cuento en el Ricardo Miró, el cual obtuvo por primera vez con Raíces Primordiales, cuando cursaba el sexto año de bachillerato. Este suceso fue toda una novedad y, en la prensa nacional, su nombre y su obra fue tema de editoriales, comentarios a ocho columnas en La Estrella de Panamá, y en todos y cada una de las columnas de opinión. En 1978 fue jurado del premio Casa de las Américas, de La Habana, Cuba. Cofundadora y militante activa de Columna Cultural Universitaria, del Colectivo Poesía a la calle, del Tribunal Antimperalista de Nuestra América, del Frente de Trabajadores de la Cultura y otras organizaciones de la activa y digna Panamá de los años 60 en adelante. Entre sus publicaciones: Raíces Primordiales, Yesca, El Espejo, Cuerdas sobre tu voz, Donde transan los ríos, En la trampa y otras versiones inéditas, Ganas de estar un poco vivos, Hacer la guerra es ir con todo, Me ensayo para ser una mujer, Círculos y planetas, La Gracia del Arcángel, La casa inmaculada, Contar desnuda, Las esferas del viaje. La crítica internacional la considera una de nuestras mejores escritoras, quizás también de las más auténticas. Miembro de la Fundación Omar Torrijos. En 2007 mantuvo activa una serie de actividade
s culturales en la librería Exedra.

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