martes, 9 de diciembre de 2008

Fragmentos de un arrullo


La cultura de la nación kuna es una de las más ricas en tradición oral en toda la región de Centro América, aunque para algunos Panamá no sea parte del istmo centroamericano. Por otra parte, recopilar información de la oralidad de un pueblo no es tarea fácil. En el caso de los kuna, no es sencillo, ni siquiera para los propios investigadores y estudiosos de origen dule, compilar estos registros. Es un trabajo que requiere de mucho amor, sensibiliadd espiritual y dedicación. Pero también es un trabajo necesario de suma importancia para la cultura del país.

Tal como dice I. Kungiler en el comentario introductorio de la tesis de Kayla Marie Price: “Hay que volver a ser destinatarios colectivos de los sistemas de pensamiento plasmados en mitos que nos corresponde por derecho" (Consultar Tesis: “¿Kuna o Guna? Las implicaciones lingüísticas, sociales y políticas de desarrollar una ortografía estandariza”). Es por eso que Mira de Nuchu en esta ocasión, y para cerrar el año con broches de oro, le dedica este espacio a una de las tradiciones más hermosas de la cultura oral kuna: el arrulo kuna; pequeños poemas en forma de cantos que la madre recita al niño. Creemos que con el epígrafe de Gabo que ilustra el ensayo de Harmodio, no hay nada más que añadir.

Las fotos que ilustran el trabajo son cortesía de Lois Iglesias, fotógrafa profesional de origen kuna.

C.F.


FRAGMENTOS DEL FUTURO EN EL ARRULLO KUNA[1]
Por: Harmodio Auibe Vivar

"(…) La canción más bella que escuché jamás en esa región alucinada fue la que cantaba una niña indígena de unos nueve años en las islas de San Blas de Panamá. La niña cantaba con una hermosa voz primitiva, acompañándose con una sola maraca, mientras se mecía a grandes bandazos en la misma hamaca donde dormía un niño de pocos meses. Me quedé como extasiado, flotando en la magia de la canción (…)".

Gabriel García Márquez en Bueno, Hablemos de Música[2]

Las vidas humanas merecen contarse, necesitan contarse.
En el arrullo que ejecutan las mujeres kunas se narran historias de vida del entorno familiar. Se hace un recuento de acontecimientos memorables como los nacimientos, las muertes, los viajes, las llegadas, en fin, las alegrías y tristezas del pasado reciente. Sin embargo, también se presentan conjeturas, hechos hipotéticos que se adelantan al futuro.
Cuando la cantora narra el futuro, el arrullo entra en el territorio de la imaginación. Los acontecimientos por ocurrir son contados como si efectivamente hubieran tenido lugar.
Dado que en el arrullo se canta a los infantes, gran parte de la narración es dedicada a la vida futura de la criatura:

En el siguiente extracto del arrullo[3], la cantora imagina a Vielka (una recién nacida) caminando con sus propios pies:

Be ani dungue bie soguele /Cuando crezcas un poco más
Be ani nagabipi nikusasogule /y puedas caminar con tus pies
Baba bese golediguoe / papa te llamará
Nana bese goloe: Vielkabibiye /mama te llamará: mi Vielkita
Baba abin dake naeye /vaya a recibir a papá
Baba daniki nagus itolegueye / papá ya llegó

Más que el pasado, la cantora apuesta por el futuro de la niña, imagina cómo será la vida de Vielka cuando empiece a caminar y sueña que la está llamando con su propio nombre.

En otro fragmento de la misma narración, la cantora describe la vida adulta de Vielka y se imagina a sí misma como abuela y presagia sus días finales, su muerte, su ausencia definitiva de la vida familiar:

Andi negauluba beidu naeguoye / Yo me iré de esta tierra
Mudi be idu negausailagua iegoeye / Tu abuela se adelantará
Na be obeguemaloeye negaol-logineye / Los dejaré en este hogar
Nega uluba nagusasoguele / cuando descanse bajo tierra
Nega ol-logua mimmigan boedi / Entonces llorarás con tus
Be ani gudoeguaye / hijos en esta casa
Ayamaladi uagala yokudoe / Mi rostro será olvidada
Nugagua alidoeye negauluba / Mi nombre quedará olvidado
Be an nuga saedi gumaloeye / Pero yo les pido que
Ayamaladi an nuga saedi gumaloeye / siempre me recuerden.

En la narración, la cantora imagina su muerte, siente la tristeza por el vacío que va a dejar, y se dirige a sus amigas y vecinas; desea que no la olviden, que su nombre no sea borrado al partir de este mundo.

En el arrullo se narran historias posibles. Es en cierto sentido, la narración de la vida contemporánea kuna con sus nostalgias del tío que vive en la gran ciudad, de la alegría por la hermana que acaba de llegar de alguna parte o del dolor por la muerte reciente de un pariente.

El arrullo es también un ejercicio de la imaginación en el cual se emplea un lenguaje común.

[1] Extracto de una investigación de Harmodio Auibe Vivar.
[2] www.elpaís.com. Edición del 25 de octubre de 2008.
[3] Narración de Edelmira Gonzalez, Nia Dup, Kuna Yala. Panamá, 2003.

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