martes, 21 de enero de 2014

El sentido de la historia

     Reciente, al conmemorarse los 50 años de la gesta patriótica del 9 de enero de 1964, hubo una movilización masiva sencillamente asombrosa; comparado a años anteriores donde los eventos no pasaban de algunas romerías, discursos aislados y uno que otro artículo en los medios. Tratándose de los 50 años hubo una gran efervescencia que iba desde la organización de eventos solemnes, otros más culturales, tanto oficiales como cívicos; vídeos, testimonios, arte, reportajes, artículos, exposiciones, producciones de audiovisuales, programas radiales, comunicados, entre otras acciones que iban de esquina a esquina de la región nacional. 

     Destacó entre todos la exhibición de la bandera restaurada que desgarraron las manos de los soldados yanquis y la marcha que organizó el Movimiento Ciudadano por la Identidad Panameña. Todo esto sumado nos deja una experiencia existencial y un sentido de apropiación agradables. Pero también nos deja una reflexión en torno a la importancia de la enseñanza de la historia en Panamá.  De poco sirve tanta pasión patriótica (la pasión suele ser efímera y transitoria) si no le damos sentido a nuestra historia. Es por eso que nos sumamos a las voces que solicitan a las autoridades que sea reinstaurada la cátedra de Historia de las Relaciones de Panamá con los Estados Unidos

     Existen muchas apologías de peso a favor de devolver la cátedra, pero pocos argumentos coherentes para eliminarla. El hecho de que Panamá ahora tenga buenas relaciones con los USA, es la peor aserción para borrar una materia sin la cual no se puede entender el 9 de enero de 1964, un hecho histórico que no basta recordar con romerías y discursos oficiales vacíos una vez al año. Así no se honra la memoria de los héroes y de los mártires. Hay que darle un nuevo sentido pedagógico a la historia, que los jóvenes entiendan cómo y por qué sucedieron las cosas. Sería interesante investigar si en Japón se olvidaron de que USA les arrojó una bomba atómica y si USA olvidó que los japoneses bombardearon Pearl Harbor. Las buenas relaciones entre países no se construyen ignorando el pasado, se fortalecen respetando la identidad histórica. Es por eso que Mirada de Nuchu publica el comunicado del Movimiento Ciudadano por la Identidad Panameña, misma organización cívica que logró que se creara la Ley que establece el 9 de enero como Día de Duelo Nacional y lo libra del día puente.

CF

Más allá de las acciones mediáticas, el verdadero honor a la Patria
está en conocer su historia
COMUNICADO*

Frente a las recientes declaraciones del Presidente de la República, en el sentido de que se justifica la eliminación de la cátedra de Historia de las Relaciones de Panamá con los Estados Unidos, en nuestras escuelas y universidades, porque genera sentimientos antiestadounidenses, los ciudadanos que participamos del Movimiento de la Identidad Panameña nos sentimos indignados. En consecuencia, nos sumamos al clamor ciudadano en favor de que esta asignatura sea reinstaurada donde haya sido eliminada y respetada donde aún sobreviva, en el contexto del pensum escolar y universitario de la República de  Panamá.

Denunciamos:
Las referidas declaraciones públicas del Presidente de la República son lamentables por cuanto revelan una identidad condicionada y excesivamente complaciente a los intereses de los E.U.A. por parte de nuestro mandatario.

Consideramos que esta asignatura debe darse de manera actualizada y objetiva, sin prejuicios ni animadversión contra otras naciones, pero siempre en defensa de la descolonización y de la recuperación de la integridad territorial y la soberanía de nuestro país, así como de la memoria histórica y de la identidad panameña. Los panameños no tenemos porqué convertirnos en relacionistas públicos de E.U.A, o de algún otro país en el mundo, en desmedro de nuestro derecho a conservar y actualizar el conocimiento del pasado nacional, a defender nuestros intereses económicos, políticos y culturales, y a fortalecer nuestra identidad y proyecto nacional.

 La disminución de horas de enseñanza de las asignaturas de historia de Panamá y la absorción de las Relaciones de Panamá con Estados Unidos, en una síntesis general, en escuelas y universidades, promueve la pérdida de memoria histórica y de identidad de panameños, entre jóvenes y adultos, además de perjudicar el relevo generacional de nuestros historiadores por la consecuente contracción de su ámbito laboral.

La propuesta de eliminar esta asignatura responde a una directriz neoliberal y utilitaria extranjera de reducir horas de estudio de las historias nacionales en general, con el objetivo de fortalecer la capacitación técnica y el aprendizaje de las ciencias exactas y naturales, en detrimento de las humanidades, con la intención de atender necesidades del mercado nacional y global, eliminando materias para la formación de la persona, llevándonos hacia importantes carencias en el sentido de valorar las raíces compartidas, responsabilidad social, solidaridad universal y nacional entre panameños. Esto se dirige a entrenar autómatas en vez de formar ciudadanos.

Argumentamos:

Las identidades nacionales se construyen de manera dinámica y relacional frente a otras identidades: la identidad panameña, a partir de 1850, se construyó en relación de conflicto y colaboración con el neocolonialismo norteamericano en el Istmo. Por su parte, la identidad estadounidense, y la zonian en particular, fueron la contraparte más poderosa de la identidad panameña republicana, convirtiéndose en su “otro significativo”, como explica la antropología simbólica, reemplazando a España y a Colombia en esa función, en épocas anteriores de nuestra historia.

La memoria histórica es la base sobre la que se construye y renueva la identidad nacional. Y sin identidad nacional, mal puede un Estado diseñar un proyecto incluyente, donde todos los panameños podamos reconocernos y sentirnos representados.

La asignatura de Historia de las Relaciones entre Panamá y los Estados Unidos es columna vertebral de la historia republicana de Panamá, incluyendo nuestra separación de Colombia, el protectorado, el enclave de la Zona del Canal, como también la creación y consolidación de la República de Panamá, hasta nuestros días. Y no excluye miradas más amplias y globales de nuestras relaciones internacionales sino que, por el contrario, las centra en el contexto de la nueva colonialidad.

Esta cátedra tiene vigencia hoy, porque los EUA continúan siendo el principal cliente del Canal de Panamá; porque Panamá ha suscrito un Tratado de Promoción Comercial con ese país con serias consecuencias de debilitamiento del sector agropecuario nacional;  porque el tema de la lucha con el narcotráfico ha generado un convenio internacional que permite la construcción de bases aeronavales y exige una inversión considerable del presupuesto de Panamá, sin evidentes resultados de éxito; porque también somos objeto de espionaje por parte de los E.U.A.; y por la cláusula De Conccini, en el Tratado Torrijos-Carter, que compromete la soberanía del Estado nacional. Son éstos algunos de los más importantes asuntos bilaterales con la primera potencia mundial en el presente.

Las necesidades sociales, políticas y comerciales actuales de nuestro país exigen consolidar la soberanía del Estado panameño, diseñar un proyecto nacional de largo alcance, cuya política exterior sea más proactiva y diversificada que hasta el momento, partiendo de la experiencia de la relación bilateral con los E.U.A. para redefinirla en términos descolonizadores entre las naciones.

Proponemos:

Reinstaurar la cátedra de Historia de las Relaciones entre Panamá y los Estados Unidos, con el mandato legal y el presupuesto necesario para actualizar la asignatura y sus textos; capacitando a sus docentes con aproximaciones más integrales y científicas que hasta ahora se hayan adoptado y con la implementación de tecnologías educativas de punta.

Utilicemos la asignatura de las relaciones bilaterales con EUA  para repensar las opciones de Panamá dentro y fuera de este binomio, superando abordajes estrechos de la geopolítica de Panamá a través de la historia. Desde la autocrítica nacional de las Relaciones de Panamá con EUA, podremos contemplar las opciones que se nos presentan en el presente para diversificar y ampliar nuestra política internacional y de lo que esto significa para desarrollar nuestras mejores alternativas de integración regional.

Liberémonos de la visión meramente curricular del estudio de la historia: adoptemos la pedagogía para educar en una ética movilizadora; superemos la descripción de hechos históricos visibilizando la ruta vivida y por vivir, por la nación panameña, para alcanzar la soberanía del Estado Nacional, democrático y popular, de modo que la juventud  reconozca su derecho a la participación democrática y su responsabilidad en la consolidación de esa meta.

Por último, reiteramos nuestro llamado sobre la urgente necesidad de que los panameños recuperemos nuestra memoria histórica y fortalezcamos la identidad nacional. Manifestamos que nuestro Movimiento rechaza cualquier discurso chauvinista sobre supremacías étnicas y que, por el contrario, adoptamos el discurso de la descolonización y la diversidad cultural de Panamá, en sintonía con nuestro entorno latinoamericano y caribeño, que deberá impulsarnos a construir una sociedad libre, sostenible, equitativa e intercultural para recorrer juntos el siglo XXI. 

Coordinadores de este Comunicado: 
Ana Elena Porras, Ricardo Ríos, Eduardo Flores


Dado en Panamá, República de Panamá, el 18 de enero de 2014

*Publicado el martes 21 de enero de 2014, pág. 28A, La Prensa.

Los jóvenes panameños tienen derecho a conocer la historia; de esta
manera le pueden rendir tributo a sus héroes.

viernes, 17 de enero de 2014

La función de la investigación y los estudios culturales en el desarrollo de Panamá.


Por: Carlos Fong

En el contexto de las próximas elecciones del 2014, urge que los candidatos a presidencia, tanto los de CD, FAD, PRD y Arnulfistas, como los independientes, asuman un compromiso con el desarrollo cultural como un tema relevante en la agenda política. La función de la cultura y la ciencia de la investigación, juegan un papel en el desarrollo económico y eso también es una responsabilidad del Estado. En esta ocasión, apelamos a la creación de un Instituto de Investigaciones y Estudios Culturales. Hay otros centros culturales con componente científico de los cuales nos ocuparemos en otras entregas, como lo son: un Observatorio de Investigaciones y Estudios de la Lectura,  un Observatorio de las Identidades Juveniles, un Instituto Nacional de Estudios de la Primera Infancia y un Laboratorio Nacional para el Desarrollo del Pensamiento Creativo. Todos son una necesidad en nuestro país.
En 1991 el Instituto Latinoamericano de Estudios Avanzados (ILDEA) realizó un simposio titulado: “Visión de la nacionalidad panameña” con el objetivo de cuestionarse, de una manera reflexiva, sobre nuestra identidad. Recuerdo este evento con una fuerza especial, pese a la importancia de otros foros de sociología, filosofía y antropología que ha organizado la Facultad de Humanidades de la Universidad de Panamá, como el Seminario-Taller Internacional sobre Las nuevas concepciones de cultura nacional y la construcción de identidades subregionales en América Latina, realizado en 1998 y convocado por el IADAP. El de ILDEA fue más coyuntural con lo nacional y lo recordamos por una pregunta que se planteó, entonces: ¿Cómo somos?  
     
En la reunión de ILDEA se concluyó que Panamá alcanzaría su carácter de Nación al lograr su plena soberanía al revertir el Canal a manos panameñas. Llegó 1999 y el Canal y la Zona pasaron a la administración total panameña demostrando que sí podíamos. No obstante, en la actualidad,  pensamos que el país sigue sin responder aquella vieja pregunta: ¿Cómo somos?   De hecho, ahora hay nuevas interrogantes más complejas que van más allá de un cómo somos: ¿En el marco de la edificación del proyecto de Nación (a partir del 1999) cómo se expresa esa nacionalidad?, ¿cuál es la nueva noción de palabras como Soberanía?, ¿En el contexto sociocultural de la posmodernidad, dónde se ubica la Identidad Cultural?, ¿bajo qué paradigmas podemos revalorar lo identitario y asimilarlo?, ¿cuál es el sentido de la historia dentro la dinámica social y dentro de la institucionalidad?, ¿cómo se expresan las nuevas  identidades desde la cultura y su expresión cotidiana? Hay más.

     En este sentido son pocas las instituciones o centros de investigación que se dedican al estudio de los procesos y la evolución de la realidad sociocultural panameña. En nuestro país tenemos el Instituto de Estudios Nacionales (IDEN) que es un centro interinstitucional de la Universidad de Panamá; la Secretaria Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación (SENACYT); el Centro de Estudios Latinoamericanos (CELA) y el Centro de Estudios y Acción Social Panameño (CEASPA); y hace unos años se creó el Centro de Investigaciones Pedro Rivera en SERTV (que no sabemos si opera). Todos se dedican a la investigación en sus distintos campos: social, educativo, ciencia y tecnología. SENACYT, por ejemplo, publicó importantes estudios sobre indicadores de percepción cultural de la sociedad panameña.


     Sin embargo, aún no se cuenta con un Instituto de Investigaciones y Estudios  Culturales dedicado a la investigación cultural científica que sirva para tener una percepción y conocimiento de la realidad sociocultural panameña en todas las esferas del conocimiento; investigaciones y estudios que nos permitan tomar decisiones concretas y destinar los esfuerzos y recursos necesarios en áreas específicas para conseguir cambios positivos en el desarrollo cultural.
      La responsabilidad de mejorar la calidad de vida del panameño no es un compromiso que involucra únicamente a los sectores que tienen que ver con los problemas económicos-políticos-sociales. El problema de la cultura y la identidad nacional es una forma efectiva para que el país haga frente a problemas como la violencia, por dar ejemplo. El desarrollo cultural permite tener un punto de referencia en la búsqueda del conocimiento empírico: ¿qué hay que saber para defender lo que tenemos y es importante?; ¿qué hay que conocer para tomar decisiones correctas?; ¿cómo persuadirnos de las amenazas que hieren el tejido social? En otras palabras, necesitamos tener una percepción clara de lo que se sabe, lo que se piensa y de lo que realmente importa y se puede hacer.

Debemos hacer énfasis en la necesidad de darle importancia a la investigación para apelar a una voluntad científica que ayude a edificar un proyecto colectivo de revalorización de la conciencia y la nacionalidad panameña. Los procesos culturales y sus problemas no deben ser abordados sin conocer un diagnóstico del inventario de los recursos culturales que tenemos. Por eso la investigación y la información son vitales para el desarrollo de todos los demás sectores. Las autoridades de los sucesivos gobiernos no han invertido en la investigación en este sentido y eso tiene que cambiar en el marco de un modelo de desarrollo nacional.

La ausencia de una política que promueva la cultura de la información es evidente. Ni siquiera en el Instituto Nacional de Cultura existe un espacio con la infraestructura informativa que facilite información científica de la evolución sociocultural nacional. Países vecinos como Costa Rica cuentan con Centros de Estudios de la Identidad, dotados de tecnología, recursos y personal idóneo para un trabajo puntual. Queremos aportar al tema y dejamos un breve perfil de esta institución para que el próximo presidente de la Nación asuma la responsabilidad.

Concepto:
El Instituto de Investigaciones y Estudios Culturales será un espacio para impulsar la  investigación y generar información referencial que sirva como aporte a la construcción de la identidad y la nacionalidad panameña. Un espacio con una base de datos que favorezca el acceso a la información que contenga registros de las distintas manifestaciones culturales y sociales.

Misión:
      El Instituto de Investigaciones y Estudios Culturales no será un mero Centro de compilación histórica. Su misión consistirá en elaborar encuadres de estudios tanto de las ciudades como de las localidades y atención a la evolución del desarrollo cultural desde todas sus manifestaciones culturales, de forma que permita tener una imagen de la fenomenología cultural de la sociedad para poder hacer recomendaciones a las instituciones (no solo culturales) para que adopten medidas en las futuras acciones culturales (o no) para el bien de la comunidad. En esencia se trata de un espacio para la investigación, estudio y el diagnóstico de las problemáticas socioculturales que afectan a la población. Por su razón de ser, deberá contar con recurso humano idóneo y especializado en temas culturales y científicos.

Objetivos:
  1. Crear un espacio para la búsqueda y la construcción de nuestra identidad nacional a través de los aportes científicos y creativos que han constituido una referencia en la conciencia de la nacionalidad.
  2. Construir un aparato de información que contribuya a la hora de tomar decisiones para el mejoramiento de la calidad de vida de los panameños.
  3. Rescatar y valorar la creación cultural y su diversidad expresada en lo cotidiano y la experiencia acumulada en los distintos actores.
  4. Edificar un acervo informativo a través de la investigación interdisciplinaria.
  5. Elaborar una política que favorezca la cultura de la investigación y una tecnología comunicacional.
  6. Crear documentación empírica para un proyecto de diagnóstico general[1] y elemental del desarrollo cultural de Panamá. Cuyo contenido comprenda:
    Graffitti de la artista panameña Annie Pereda.
  Sociedad y Cultura. Análisis de la evolución de la identidad cultural en el contexto de la organización social: Investigación histórica y sociológica de acuerdo a la periodicidad del proceso histórico nacional. Rasgos de las culturas primarias y sobrevivencia actual, evolución del proceso de mestizaje y situación sociocultural integral contemporánea. Interpretaciones y análisis sociológicos de la cultura. Caracterología sociocultural general de la comunidad, en torno al núcleo principal de la región. Nociones culturales según factores étnicos e históricos, de la identidad cultural. La cultura contemporánea.
       Fenomenología del desarrollo cultural: El patrimonio cultural tangible: arqueológico, arquitectónico, artístico y social. La creación cultural: descripción y análisis general de la cultura erudita o elaborada, diversidad de las manifestaciones culturales, procesos y tendencias. Las artes: Literatura y lengua; artes escénicas; artes visuales; arte alternativo y emergente. Contenido, formas y medios de la comunicación sociocultural: radio, televisión, cine, ciberespacio. Industrias culturales. La cultura del libro. Formas de participación colectiva: la Cultura física, el turismo, la fiesta. Las ciencias.  La cultura popular. La situación del desarrollo cultural. Nuevos emprendimientos culturales.
    El desarrollo cultura: La participación cultural. Identificación de las necesidades culturales de las diversas clases sociales, sectores y grupos; oferta y demanda cultural. Las fases de la acción cultural. Conceptualización política y operativa de los términos de la cultura. Las instituciones culturales su situación y perspectivas. Diagnósticos de los Equipamientos Culturales: bibliotecas, archivos y centros de documentación, teatros y auditorios, museos, salas de exposiciones y galerías de arte; salas de ensayo, platós y centros de producción audiovisual y centros culturales polivalentes.
     Bibliografía: Elaborar un banco de datos basado en la bibliografía de todos los sectores culturales. Deberá contar con una Biblioteca Especializada de Estudios de la Identidad y la Cultura.

Temas ejes:
     Entre las temáticas que podría abarcar un Instituto de Investigaciones y Estudios  Culturales podemos citar:

Políticas Culturales y Gestión Cultural.
Culturas étnicas.
Religiones Oficiales/Populares.
Cultura Oficial/Popular.
Patrimonio tangible e intangible.
Folclor oficial y popular.
Tradición oral y artesanías.
Estudios literarios.
Movimientos populares.
Identidades juveniles.
Cultura cotidiana / urbana.
Agentes culturales.
Promoción cultural.
Nuevos emprendimientos culturales.
Industrias culturales y globalización.
Creatividad y Sociedad.
Gestión cultural.
Administración cultural.
Organismos de base.
Desarrollo cultural.
Antropología sociocultural e histórica.
Interculturalidad, diversidad cultural, pluralismo cultural.
Identidades en el marco de los conceptos de: Nación, Estado-nación, nacionalidad y nacionalismo.

Otros...

La comprensión de nuestra realidad nacional a través de la información empírica es importante para entender lo que es la identidad cultural. La identidad cultural es importante para comprender la realidad social. Sin referentes somos un país sin norte. La comunidad general (sobre todo los estudiantes) contará con  espacio con una visión de lo que tenemos, somos y podemos descubrir, ya que dispondrá de un acervo importante: la información. Por lo tanto, la propuesta beneficiará a los estudiantes, investigadores, docentes y al público en general.

El Instituto de Investigaciones y Estudios Culturales no deberá ser nunca  un nicho político para el nombramiento de personas no idóneas. Deberá trabajar allí un equipo interdisciplinario de investigadores en los distintos sectores como la sociología, la antropología, la filosofía, la pedagogía, la cultura, la literatura, entre otras. El modelo político que vemos hoy es, o muy ingenuo o malintencionado: no se puede aspirar a que haya menos violencia, pobreza, discriminación; a que haya más educación, salud y derechos sociales dignos, si no hay los medios culturales, sociales y políticos que permitan crear esas condiciones.




[1] Algunos de estos lineamientos están basados en un trabajo de diagnóstico general elemental para el desarrollo cultural hecho por Dario Moreira del Convenio Andrés Bello.

Rogelio Guerra Ávila: modelo para narrar la identidad

  Rogelio Guerra Ávila La XLVI Semana de la Literatura Panameña, Rodrigo Miró Grimaldo, que organiza el Departamento y Escuela de Español de...