viernes, 25 de junio de 2010

UN LOCO CABALLERO NAVEGANTE

Después de varios meses de ausencia El espíritu de Nuchu regresa con su mirada. Regresa pero con luto en la sangre. En junio se nos fueron dos importantes escritores de habla hispana: José Saramago y Carlos Mosiváis. Pero el 23 de junio se lleno de duelo la vida intelectual nacional cuando ascendio a las alturas celestiales el Doctor Diógenes Cedeño Cenci. Son muchos los méritos que cultivó este intelectual panameño y su aporte a la identidad nacional desde la historia y los estudios filológicos son invaluables. Pudo morir dejando tan sólo tres obras: Tomás Martín Feuillet y La Flor del Espíritu Santo (1974); El IV Viaje de Cristóbal Colón, por la Ruta de Las Tormentas (1991); y Tres estudios sobre cultura nacional (1
993) y eso hubiese bastado para que se enmarcara en la historia. Pero su obra fue más allá como suelen hacer los grandes hombres de pensamiento.

Tuvo muchos cargos públicos muy relevantes, pero uno de los más importantes, por el cual pudo haber sido condecorado, por su iluminación y sabiduría, fue cuando dirigió el Instituto Nacional de Cultura. Son pocos los directores de esta institución que han realizado una gestión cultural digna de recordar. Fue con la administración del Doctor Diógenes Cedeño Cenci que en diciembre de 1983 se realizó el Primer Encuentro Nacional de Política Cultural. El INAC publicó una memoria de 539 páginas que compila las sugerencias de escritores, artistas, historiadores, antropólogos, filósofos, sociólogos, economistas, catedráticos, educadores, estudiantes y hasta obreros. En aquellos tiempos la participación ciudadadana era tomada en cuenta a la hora de tomar decisiones y las personas pensantes eran el soporte de la institucionalidad. Muchas de las
reflexiones en aquel documento aún están vigentes y las actuales autoridades deberían analizarlas para ensayar nuevas ideas que sirvan para crear una política cultural de Estado.

Mirada de Nuchu quiere hacer un homenaje al Doctor Diógenes Cedeño Cenci. Para eso publicamos las palabras que el profesor Ricardo Arturo Ríos dijera en el acto de presentación de la obra: El cuarto viaje de Cristóbal Colón por la ruta de las tormentas, celebrado el 28 de enero de 1997 en el Salón de Profesores de la Facultad de Humanidades de la Universidad de Panamá. También logramos conseguir algunas impresiones de escritores y profesores humanistas que nos hablan de este viaje sin retorno de un hombre que sólo vivió para enseñar a pensar y amar la humanidad.

Para saber más de Díógenes Cedeño Cenci pueden visitar el blog:



C.F.

UN LOCO CABALLERO NAVEGANTE

Por Ricardo Arturo Ríos Torres

Hace 494 años, el 11 de enero de 1503, se da el significativo encuentro entre Cristóbal Colón el Almirante de la Mar Océana y el valeroso Quibián el señor de la Tierra en la Comarca de Veragua del istmo de Panamá. Por tanto no es casual que hoy celebremos una gala extraordinaria al presentar el singular ensayo histórico-literario:
El cuarto viaje de Cristóbal Colón por la ruta de las tormentas del Dr. Diógenes Cedeño Cenci.


DIÓGENES EL HUMANISTA

Los libros del mundo son infinitos.
José Saramago

La imaginación, la pasión, el sentimiento y la reflexión son el sustento vital de la literatura. La literatura es cosa viva, expresa el ansia de infinitos de cada ser humano y sobre todo es un peregrinaje de absurdos. El egipcio Naguib Mahfouz, Premio Nobel de Literatura, nos dice que “hay existencias como un océano” y este es el caso del Almirante Cristóbal Colón, solo que la suya es de más de un océano y eso lo descubre Diógenes Cedeño Cenci cuando con elegante prosa confronta al intrépido y audaz navegante en sus constantes naufrag
ios interiores.

Colón tuvo un periplo de más de 67,000 millas de navegación, 7 naufragios, sobrevivió a 43 temporales y tempestades. Así lo describe Augusto Roa Bastos: “si un naufrago sobrevive una y otra vez a la cólera de los elementos, de los hombres, de los dioses, este sobreviviente se torna invencible”.

Diógenes de formación humanística y con visión integral del acontecer humano nos ofrece un extraordinario estudio geográfico, histórico, literario y psicológico de ese Quijote del mar tal como lo es Cristóbal Colón.

En el ensayo el pasado se hace presente, el hecho histórico se actualiza. El uso didáctico de las citas aclaratorias, a pie de página, busca establecer a través de los detalles el principio de Arquímedes en uno de los más enigmáticos y contradictorios personajes de la historia.

La investigación es exhaustiva y documental pero el texto supera el rigor académico, ya que Diógenes logra darle luminosidad con un estilo narrativo fluido, preciso y anímico. El universo humano es el más complejo y oscuro según el paraguayo Roa Bastos, y Diógenes Cedeño Cenci lo revela al establecer el perfil íntimo del héroe y su leyenda cuando confronta a Cristóbal Colón en sus crisis existenciales. Así vemos a un Colón frustrado, rencoroso y humillado por las adversidades, es el itinerario de sus momentos más difíciles y amargos, en su devenir de dolor.

EL ALTO Y LARGO VIAJE




Navega en un barco sin ancla, el mar es su memoria.
Nélida Piñón

En un viaje de dos años y medio en busca del Estrecho de Catigara mencionado por Marco Polo, Colón recorre el istmo centroamericano desde Honduras hasta el Archipi
élago de las Mulatas. Aquí de 1502 a 1503 entra en contacto con el litoral caribe del Istmo de Panamá. Se deslumbra ante el paisaje exótico de Bocas del Toro, se maravilla ante los inmensos lagartos del Río Chagres, la bahía de Portobelo lo enamora e intenta establecer el primer asiento español en Tierra Firme en Santa María de Belén.

“La tierra se hace historia desde que el hombre la descubre” nos dice Samuel Gutiérrez y Colón le da nombre en Bocas del Toro a la Bahía del Almirante, en Veragua llama Belén al río Kiebra, al Chagres río de los lagartos, a la hermosa ensenada al oriente del Istmo la bautiza como Portobelo, al archipiélago de las Mulatas le llama Sambalas.

LA QUIMERA DEL ORO

La ambición horada las piedras y las conciencias.
Augusto Roa Bastos

En Veragua, en las tierras de Quibián, Colón descubre la primera ruta del oro americano. Y de allí nace la visión de Panamá como camino de la riqueza fácil y marca nuestro devenir. Surge así la gobernación de Castilla de Oro y luego la ruta de tránsito con las Ferias de Portobelo, el ferrocarril transístmico, los canales francés y estadounidense, la Zona Libre, el Centro Financiero Internacional, el tráfico de drogas y de armas.

LA LUCHA POR LA LIBERTAD

No tengáis miedo.
Juan Pablo II

Quibián se enfrenta a las pretensiones de Colón de establecer el primer asiento español en Tierra Firme y con su valentía hace fracasar el emplazamiento de Santa María de Belén. La actitud de Quibián recuerda El Ariel de José Enrique Rodó, pues Quibián también deja huellas de una conducta insobornable en defensa de la integración del territorio nacional bajo una sola jurisdicción.

LA CARTA DE JAMAICA

Aquí estoy arrancándome una de mis pieles vitales.
Virginia Woolf



Jamaica desde Colón a Bolívar está vinculada al destino panameño. Con fecha del 7 de julio de 1503 en carta a los reyes de España, el Almirante relata la odisea oceánica padecida en su cuarto viaje. Diógenes Cedeño Cenci analiza minuciosamente el documento tanto en la forma como en su contenido, y con la audacia de un crítico literario consciente del texto como una manife
stación de fuerzas y debilidades nos ofrece un retrato patético, dramático, poético y visionario de un loco caballero navegante en perpetuos naufragios. Y en esa extraña e impresionista relación se da el primer testimonio histórico y literario del Istmo de Panamá.


REFLEXIONES CRÍTICAS

Sólo los apasionados llevan a cabo obras duraderas y fecundas.
Unamuno

Jorge Luis Borges, Ernesto Sábato y Augusto Roa Bastos, entre otros escritores, afirman que un libro es bueno y auténtico cuando tiene potencia genética, su pasión creativa es semilla que florece en otras obras.

El ensayo El cuarto viaje de Cristóbal Colón por la ruta de las tormentas de Diógenes Cedeño Cenci se basta asimismo y nos induce invariablemente a patrióticas reflexiones. Y es que próximos al tercer milenio nos enfrentamos al reto de enfocar los estudios históricos con una actitud crítica y sin concesiones acomodaticias. Así nos toca considerar la fuerza anímica, de nuestra voluntad nacional, de cara a las difíciles decisiones de definir con coraje el destino colectivo de nuestro país. Y vale reiterar el ejemplo de Quibián al defender a su pueblo, cuando hoy tenemos en Panamá más Philippe Buneau Varilla que los de 1903*.
Hoy La venta del Istmo, tal como la denunció Belisario Porras en su momento histórico, es más vergonzosa pues la elite transitista, deliberadamente, ignora el sacrificio heroico de las distintas generaciones de panameños que lucharon, contra el nefasto tratado conocido como Panamá Cede. Esa lucha histórica tenía el firme propósito de integrar jurisdiccionalmente el territorio panameño como un legítimo estado soberano, libre e independiente.

Los naufragios de Cristóbal Colón nos hacen pensar en los constantes naufragios de nuestra patria, y nosotros como él, también somos intrépidos, valientes y perseverantes.

El ensayo de Diógenes Cedeño Cenci es oportuno en nuestra actual encrucijada histórica por sus significativas resonancias políticas, económicas y sociales. Diógenes Cedeño Cenci nos dignifica como nación. Leerlo y compartirlo en diálogos creativos es una necesidad d
e sobrevivencia.
¡Diógenes gracias por darnos la esperanza!

*En ese momento se proponía la instalación en Panamá del CMA (Centro Multilateral Antidrogas) rechazado por la opinión pública.

REFERENCIA BIBLIOGRÁFICA

Cedeño Cenci, Diógenes: El cuarto viaje de Cristóbal Colón por la ruta de la tormenta/ Panamá: Editorial Universitaria, 1996. 442p. il. Incluye 62 fotos a colores, mapas, dibujos, grabados y una a
mplia bibliografía.

Nota: Para ampliar la información sobre el tema analizado por el Dr. Cedeño recomiendo las novelas La vigilia del Almirante de Augusto Roa Bastos, El viajero de Gary Jennings y Los perros del paraíso de Abel Possé, así como el ensayo El Hurakán de Germán Castro Caycedo.

Reseña publicada en Los Rostros del Tiempo. La 2a.ed.corregida y aumentada de La bitácora de la fantasía de Richard Brooks estará dedicada a Diógenes Cedeño Cenci. La magia del Quijote lleva magistral prólogo de Diógenes Cedeño Cenci y la 3a. ed. corregida y aumentada de La Calle del Espanto incluye su presentación en la Universidad Interamericana


Diógenes Cedeño Cenci



(6 de marzo de 1927- 23 de junio de 2010).

Fue un educador, filólogo, político y ensayista panameño procedente de ciudad de Panamá. Su compromiso en varios de los cargos públicos más importantes en la política cultural y educativa, lo erigieron como uno de los personajes más destacados de los movimientos ideológicos de su nación.

Diógenes fue una persona con amplia curiosidad intelectual sobre las cuestiones humanísticas, su vasto currículum académico hablaba por sí solo. Una vez acabada su educación secundaria y conseguida la licenciatura como profesor de Lengua y Literatura en la Universidad de Panamá, estudió en la Universidad Complutense de Madrid, lugar donde se doctoró en Filología Románica obteniendo la nota de “sobresaliente cum laude”. Su ocupación en el campo de la docencia le llevó hasta la obtención de la cátedra de Español en su antigua universidad, ya una vez de vuelta en su país.

Estas tareas docentes las compaginó con el ejercicio de cargos públicos de responsabilidad, tales como las de Director del Instituto Nacional de Cultura, Director del Departamento de Español de la Universidad de Panamá, Rector de la Universidad de Panamá, Asesor Cultural del Ministerio de Educación, Ministro de Educación, Director de los Centros Regionales de Chiriquí y Veraguas, y Director del Instituto Centro Americano de Administración y Supervisión de la Educación. Cedeño Cenci ha conciliado estas funciones con la docencia universitaria, y un ingente trabajo intelectual como testimonian sus aportaciones a la historia y cultura de su nación. Entre sus obras, caben destacar: El idioma nacional y las causas de su degeneración en la provincia de Bocas del Toro (1960): Vida y obra de don Abel Bravo (1960); El Istmo de Panamá en la ‘Carta de Jamaica’ de Cristóbal Colón (1972); Tomás Martín Feuillet y la Flor del Espíritu Santo (1974); El Istmo de Panamá en las cartas de Vasco Núñez de Balboa (1978); El Istmo de Panamá en el Sumario de la Historia Natural de las Indias y en la Historia General y Natural de las Indias, de Gonzalo Fernández de Oviedo y Valdés (1981); "El IV Viaje de Cristóbal Colón, por la Ruta de Las Tormentas" (1991);Tres estudios sobre cultura nacional (1993);"El IV Viaje de Cristóbal Colón, por los dominios del Quibián Veraguense (2004). Fue Presidente de la Fundación Cultural de Las Américas, Organización No Gubernamental sin fines de lucro. Falleció el 23 de junio de 2010.

Obtenido de "http://es.wikipedia.org/wiki/Cede%C3%B1o_Cenci"

Algunas impresiones del fallecimiento del Doctor Diógenes Cedeño Cenci

"Una excelente persona, le conocí como profesor, nos distinguió con su amistad ya que era militante de organizaciones diversas por la paz, la cultura, el antimperialismo. Sus conferencias eran fuente de conocimiento. Publicó varias obras, fue nuestro Director General en el INAC, campechano, sonriente, cordialíimo con todos.

Siempre su amable palabra, su voz mesurada con un metal travieso que te invitaba a la amistad. Así fue siempre. Desempeñó altos cargos con digna y ejemplar sencillez. De esa naturaleza fue este noble panameño que se llamó Diógenes Cedeño Cenci. Por eso lo admiramos y quisimos, nosotros los que con él compartimos sueños y esperanzas, luchas por un país mejor.


Cuánto nos duele este viaje del Doctor Cedeño Cenci. Hombre de letras, educador de gran cultura, con formación académica muy digna de destacar. De este dolor sabe su sobrino, Manolo Alvarez Cedeño, quien fue nuestro compañero de labores acá en el INAC hace algunos años, y quien llego hasta estas oficinas a darnos la triste nueva. También conocimos y apreciamos a su esposa, María. Para ella, para sus tres hijos, para Manolo, con quien habláramos ayer y hoy a través del celular, un abrazo y nuestras condolencias. El recuerdo de personas como el Dr. Cedeño Cenci, así como el de otros valiosos seres que ya se han ido, permanece vivo en la memoria de quienes los apreciamos y quisimos".

Moravia Ochoa (poetisa).


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"In memoriam Diógenes Cedeño Cenci fue mi maestro. En mis inicios como estudiante de la Escuela de Español en la facultad de Humanidades y durante varios cursos de Literatura Española a lo largo de la Carrera.

Fue siempre cercano, sabio y atento. Maestro respetuoso y sin embargo, nunca distante, Cedeño Cenci fue de esos maestros que no se olvidan y que siempre se quieren. Recuerdo que además nos reencontramos luego en los caminos que Dios ha ido abriendo en su Iglesia para que lo encuentre quien lo busca con sincero corazón y, no sé por qué, también en ocasión del nacimiento de un nieto suyo, creo que de nombre Francisco.

Fue uno de los primeros en advertirme del poder de la palabra, don terrible que Dios ha concedido a la humanidad y mediante el cual podemos construir pero también destruir. Qué me sea concedido, también como una manera de honrar su memoria, nunca usar la palabra para difundr las sombras, sino para ponerles coto y regalar a manos llenas la luz recibida.
Gracias, maestro".

Erasto Antonio Espino Barahona (Crítico literario).

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"Nos vimos por última vez el pasado 31 de diciembre de 2009, al mediodía, en la parte exterior de la Fundación Omar Torrijos; juntos mirábamos al cielo y escuchábamos, con emoción y apelotonados recuerdos, las salvas que desde allí saludaban los diez años del Canal Panameño. Desde mi juventud, Diógenes me ofreció generosamente una amistad sin límites, como los mares de la patria que fueron su atracción imparable para descifrar sus misterios y lo que trajeron desde la lejanía, de devastación o libertad, los barcos a nuestra tierra. Exploró el pasado para otear siempre el futuro, con optimismo. Diógenes, ciudadano íntegro, jamás hipotecó sus principios, su compromiso social, por algún acomodo político coyuntural o intereses individual. Pertenece y enaltece, a ese contingente histórico de ejemplares panameños que han sido, y seguirán siendo, los constructores de la nación panameña".



Manuel Orestes Nieto (poeta).


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"Loor al Maestro
Conocí al dr. Diógenes Cedeño Cenci desde 1986 cuando ingresé como asistente al Departamento de Español y él fungía como su Director, además, dictaba la cátedra de Literatura Española de los siglos XVIII y XIX. Era un docente que adoraba a sus alumnos, los guiaba y les enseñaba en la práctica lo que debían recordar.


Tuve el privilegio de ser su asistente, su secretaria y me enseñó muchos de sus secretos: el estudiante no es un número, los ejercicios deben ser de comprobación para saber si se han logrado los objetivos, no debes dar historia de la literatura sino enfrentarlo con los diversos textos. Entre sus obras favoritas estaban: El sí de las niñas, La Gaviota y la Regenta. Cada día aprendía algo nuevo. Comentaba que a la educación había que darle un revolcón.


Realmente, necesitaría muchísimas páginas para dar a conocer todas mis experiencias. Por eso, en este instante sólo le digo: Hasta luego Maestro".

Nimia Herrera (profesora).


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"Figura incansable propulsor de la cultura nacional, quien junto a la chilena Dra. Yolanda Morales Frías q.p.d. y un grupo de seguidores crearon la Fundación Cultural de las Américas en 1998 y en el 2001, se convirtió en la primera organización que conmemoró en nuestro país, los 500 años del encuentro entre dos mundos con una serie de actividades.

ONG que nunca recibió apoyo del gobierno central, sin embargo el amor a la Patria, lo reflejaba en cada acción para desarrollar la cultura, de allí que dejó su huella plasmada al honrar al cacique Quibián, del cual hay escritos suyos y la obra más representativa al contribuir con la fundación de la Plaza que lleva su nombre en Belén, donde este valiente caudillo luchó y venció a los españoles, además se levantó su Busto en Colón".


Mirna Tristan Rodrguez (profesora).


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"Para quienes tuvimos el honor de conocer a Don Diógenes Cedeño Censi, es una irreparable pérdida personal, pero no sólo para mí, para el país y para la educación panameña. Justo en estos momentos en los que la educación está en crisis y la sociedad se enfrenta a una falta de valores y deshumanización, es propio el momento para resaltar la figura de un ser humano humilde a pesar de haber sido el primer Latinoamericano graduado con honores y distinguido como estudiante Suma Cum Laude en la Universidad Complutense de Madrid.

Poseedor de un vasto conocimiento histórico cultural, que quienes tuvimos la oportunidad de intercambiar alguna amena pláticas con él, pudimos observar; además de su permanente preocupación por los temas sociales, culturales, la educación y la política. Quienes aspiramos hoy día a ser docentes, debemos emular la figura de este ilustre ciudadano que regaló a la Nación Panameña una vida entera de conocimiento, transformando pensamientos ideológicos y tocando vidas con su saber y don de gente, con una amable sonrisa y con un gran valor por la amistad, el respeto y el cariño de la gente. Nos queda mucho por hacer, pero no defraudemos a quienes creían en la juventud con ímpetu de salir adelante. A usted Don Diógenes Cedeño Censi, un docente en todo el sentido de la plabra".

Descanse en paz, Maestro.

Jessica M. Domínguez D. (Abogada).


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"Lo conocí hace tantos años. Amigo de los escritores, del arte, de la cultura, un intelectual a carta cabal. La ultima vez que comparti con el fue en el acto de inauguracion del ll Encuentro Interoceanico de Escritoras en Panamá".



Gloria Young (poetisa).

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DESCANSA, DIÓGENES, MAESTRO... Ha partido el Maestro Diógenes Cedeño censi, el amigo que una vez conocí, allá por 1986, en El Castillo de Los altos de Cerro Azul, cuando la entonces incipiente urbanización de montaña aún contaba con unas cuantas casas dispersas entre las lomas. La suya está ubicada frente a la de un señor de apellido Samudio, a la sazón, amigo de mi padre, José Pastor Sánchez (q.e.p.d.). Puedo, con justicia, decir que empecé a conocer al Dr. Cedeño desde la faceta más humildede la gema metafísica y alegórica; desde los caminos bajo el sol o la lluvia cuando, en su pick-up celeste nos raba el típico "bote" desde Cerro Azul hasta la 24 de Diciembre o viceversa. Conocí su biblioteca, allá en la montaña, misma que a partir de ahora, será punto de peregrinación cuando con la mirada, observe desde lejos o cerca este rincón del paraíso ya guardado bajo las llaves del tiempo; en un lugar dónde depositar una flor de la selva, como leve ofrenda ante los altares de la inteligencia. Conocí al Maestro, también, en los pasillos de la Facultad de Humanidades, de la Universidad de Panamá cuando, tras el aroma de la miel académica, me acerqué por invitación de Abelardo Sewell Tyndell, poeta hoy panameño, nacido en Limón, Costa Rica, cuando en maestro cotidiano se convirtió el Dr. Ricardo Segura (q.e.p.d.) Lejanos veo ya aquellos días de luz ejemplar, cuando frente a una taza de café aún humeante, en la montaña y en la Universidad, compartía con estos íconos míos no sólo la palabra, sino la sonrisa afable y paternal. Por eso no estoy triste, sino feliz de que haya encontrado, igual que mi padre y hermano menor, el camino de regreso a casa, cuando aún es posible. Por ello celebro su ascenso a las regiones de las más altas esferas; a la antesala del mundo nuevo cosmovisionado durante siglos, por los locos, los poetas, los visionarios y los filósofos, confiando en que el eterno retorno, más que una metáfora de la elipse en espiral, es una promesa de fe y que pronto volveremos a encontrarnos, como antaño y de nuevo jóvenes, en algún paraje de este u otro planeta o universo.

Alexander Zanches (Poeta).

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