En la última edición de la revista Lobby (mayo 2007) el señor Orlando Acosta Patiño nos regala un interesante artículo titulado: Nuestra urbe tiene memoria, en el cual narra cómo la ciudad está siendo afectada por un "desarrollo" sin control. En el texto citado Patiño hace una breve mirada al pasado histórico de la ciudad y logra concluir con una interesante y valiosa propuesta: ¿cuál es la ciudad que queremos? Además hace énfasis en que vivimos un momento histórico: es otro momento de cambio y de fuertes críticas.
La pregunta que se nos ocurre es: ¿hasta dónde serán escuchadas esas críticas por parte de los que toman decisiones políticas en este país?
Hace poco conversaba en la Academia Panameña de la Lengua con el poeta José Guillermo Ros Zanet y su esposa. Ellos me contaban que se han visto obligados a vender su casa en el barrio de Bella Vista; una hermosa residencia donde el poeta alberga celesomante su biblioteca personal.
Es una lástima ver cómo la ciega voluntad del progreso, como escribió una vez el poeta Gabriel Zaid, está acabando con nuestra memoria urbana y obligando a que gente buena e inteligente se vaya de su barrio porque es insoportable para ellos vivir rodeados de comercios.
Destruimos una vez los ríos urbanos, que ahora son madres cloacas. Con los proyectos de barriadas estamos dejando un peladero que llega en algunos lugares hasta los mangles. Hemos destruido y privatizado nuestras playas. Y ahora, como ya no basta con pelar la selva del Darién, hay que destruir el monumento arquitectónico que guarda la memoria de la ciudad.
¿Qué podemos hacer? Ante esta emergencia pienso que son positivas las acciones de grupos como la Alianza Pro- Ciudad; pero también se podría crear un Frente por la Defensa de la Cultura, porque éste es un problema también del desarrollo cultural. Resistencia: es una palabra clave. Noam Chomsky dice que hay que resistir y hacer que las voces se escuchen por todos los medios que sea posible. Es importante que los que toman decisiones sepan que hay grupos que se oponen a una gestión que no está sustentada en un proyecto nacional, sino en intereses particulares. Eso es lo que podemos decir.
CF
La pregunta que se nos ocurre es: ¿hasta dónde serán escuchadas esas críticas por parte de los que toman decisiones políticas en este país?
Hace poco conversaba en la Academia Panameña de la Lengua con el poeta José Guillermo Ros Zanet y su esposa. Ellos me contaban que se han visto obligados a vender su casa en el barrio de Bella Vista; una hermosa residencia donde el poeta alberga celesomante su biblioteca personal.
Es una lástima ver cómo la ciega voluntad del progreso, como escribió una vez el poeta Gabriel Zaid, está acabando con nuestra memoria urbana y obligando a que gente buena e inteligente se vaya de su barrio porque es insoportable para ellos vivir rodeados de comercios.
Destruimos una vez los ríos urbanos, que ahora son madres cloacas. Con los proyectos de barriadas estamos dejando un peladero que llega en algunos lugares hasta los mangles. Hemos destruido y privatizado nuestras playas. Y ahora, como ya no basta con pelar la selva del Darién, hay que destruir el monumento arquitectónico que guarda la memoria de la ciudad.
¿Qué podemos hacer? Ante esta emergencia pienso que son positivas las acciones de grupos como la Alianza Pro- Ciudad; pero también se podría crear un Frente por la Defensa de la Cultura, porque éste es un problema también del desarrollo cultural. Resistencia: es una palabra clave. Noam Chomsky dice que hay que resistir y hacer que las voces se escuchen por todos los medios que sea posible. Es importante que los que toman decisiones sepan que hay grupos que se oponen a una gestión que no está sustentada en un proyecto nacional, sino en intereses particulares. Eso es lo que podemos decir.
CF