“Los cuentos
engendran emociones, tristeza, preguntas, anhelos y comprensiones…”, nos dice
Clarissa Pinkola Estés en ese hermoso libro titulado Mujeres que corren con los
lobos. Es cierto. Leer cuentos es como ponerse un bálsamo en el espíritu. Tal
vez usted piense que es algo inútil leer cuentos, y tal vez, técnicamente, no
esté equivocado. Leer cuentos puede que sea una de esas cosas inútiles en el
mundo de la cultura que, misteriosamente, es más útil que un bombardero.
Para empezar, leer buenos cuentos nos ayuda a vivir más
atentos para enfrentar la complejidad del mundo, entenderla, interrogarla y
recrearla. Esto sucede porque la brevedad de los cuentos, esa síntesis que
logran hacer de un fragmento de la realidad, nos presenta un instante del mundo
en su diversidad.
A través de la lectura de cuentos podemos enseñar a
nuestros hijos la ética del cuidado y la compasión; es importante cuidarlo
todo. Leemos cuentos para fortalecer el sentido de pertenencia y crear un
sentimiento de bienestar, solidaridad y de empatía.
Los cuentos, los mitos, las leyendas, los relatos, las
historias, en general, nos facilitan una imagen del mundo y la naturaleza a
través de la imaginación que nos posibilita nuevas interpretaciones. Sabemos
que un cuento es una mentira que falsea la realidad para hablarnos de alguna
forma, casi mágica, de la verdadera realidad. Eso es más útil que un juego de
video.
Por eso necesitamos leer cuentos; para hablar de nuestros
problemas, para reconocernos en el otro, para construir mundos imaginarios que
nos ayuden a crear proyectos de vida, para sanar las heridas que llevamos
dentro; para despertar capacidades sin necesidad de creernos el centro del
mundo. Los cuentos reparan y sanan tejidos emocionales.
Es cierto que leer nos brinda placer, información, y estimula
la creatividad, pero creo que leer historias, en especial cuentos, nos ayuda a
poner en perspectiva nuestros pensamientos y a organizar desde el interior
nuestros saberes. Pienso que eso nos permite tomar mejores decisiones, que no
es garantía de ser mejores personas, pero sí es una orientación para elegir una
forma de vida más humana.
Carlos Fong | La Prensa, 08 jun 2019.
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