viernes, 20 de junio de 2014

Comunicado a la Nación y al Presidente Electo


Quiénes somos y para qué.

El Movimiento Ciudadano por la Identidad Panameña es un movimiento social y un espacio de pluralismo ideológico, que surgió el 12 de noviembre de 2012, con el fin de rescatar la memoria histórica, la identidad nacional y el patrimonio cultural de Panamá, a contracorriente, cuando el país llegaba a fondo en un proceso de desmantelamiento de la nacionalidad.    
     
Nuestro movimiento es un proceso en construcción por parte de un grupo amplio y diverso de panameñas y panameños de toda la República de Panamá, de diversas ideologías, oficios, condición e intereses, quienes rechazamos los proyectos antinacionales y las políticas públicas que impulsan el desarraigo, conspiran contra la solidaridad, la responsabilidad ambiental, que desprecian lo panameño, promueven el olvido de nuestras raíces históricas y abandonan a nuestros museos, iglesias coloniales, pueblos vernaculares, sitios históricos, arqueológicos y culturales, por parte de las mismas autoridades que, por mandato constitucional, están obligadas a custodiarlas. Hemos presenciado un proceso de desnacionalización que es una barbaridad y que abre las puertas, de par en par, al neocolonialismo depredador que muchos piensan superado.
Nos hemos propuesto la misión de generar un proceso ciudadano que construya un pensamiento y discurso propio, innovador, que recupere y dé valor a la historia de la nacionalidad, rescatando la memoria colectiva, y defendiendo el patrimonio cultural, en un contexto autocrítico, intercultural, equitativo y participativo. Impulsamos el diálogo, desde la sociedad civil, con la deliberación incluyente, libre pensadora, que nos conduzca a actualizar y reinventar la identidad panameña, con una mirada de siglo XXI. Intentamos abrir espacios nuevos de convergencia, en el debate ideológico plural y el diálogo intercultural, que construya puentes de comunicación y de solidaridad entre grupos multiculturales, clases sociales, con perspectiva de género, y que escuche la voz de grupos silenciados históricamente.

El momento es ahora, para construir una visión asertiva e incluyente de la nación total, que nos permita desarrollar un proyecto de Estado nacional, donde todos nos veamos representados e incluidos, que permita a Panamá tener una presencia digna y defender sus intereses y necesidades, con inteligencia y coherencia, en el escenario mundial.

Propuestas frente a la situación política y social actual:

Evaluamos el último quinquenio como el peor, desde la invasión del 89, en materia de políticas internacionales, educativas y culturales. En consecuencia, nos preocupa la posibilidad de una continuidad frente al cambio de gobierno.

En el campo educativo, observamos una concepción curricular excesivamente neoliberal, orientada al mercado y la tecnología, que elimina de manera sistemática cursos y horas en la enseñanza de la historia de Panamá y del mundo, comprimiendo la educación humanística a su mínima expresión, resultando en la pérdida de memoria histórica, de identidad nacional, de auto estima colectiva, de amor patrio, talento literario y artístico en la población joven. Este modelo educativo compromete el relevo y legado cultural entre generaciones de panameños, lo cual debilita nuestra identidad cultural y sentido de valía histórica, haciéndonos más vulnerables a la asimilación, con desventaja, a las culturas dominantes de la globalización y de sus valores, con propósitos diferentes a los nuestros.
Exhortamos al Presidente Electo a impulsar políticas educativas más integrales entre los saberes tecnológicos, científicos y humanísticos, considerando las urgencias de la vida económica, como también las necesidades de la democracia panameña y el desarrollo humano de la comunidad nacional. Definir la educación de excelencia, en términos de una educación integral, que incluya a los docentes de manera protagónica y solidaria. La evaluación debe ser permanente, a tono con los recursos que se les ofrece a los docentes, estudiantes y administradores para su desempeño. Las propuestas de innovación educativa para alcanzar altos niveles de excelencia, debe incorporar la actualización científica, tecnológica y humanística, logrando consensos nacionales entre las partes involucradas.  Necesitamos humanistas frente a las carteras de educación y cultura, verdaderos inspiradores y motivadores de proyectos nacionales para el desarrollo humano y no apenas administradores y tecnócratas.

No debemos posponer ni un día más las políticas culturales y educativas que promuevan la multiculturalidad de la identidad panameña, con inclusión de las comunidades indígenas, afrodescendientes, chinas, hebreas, indostanes y a todas las que se han incorporado, sucesiva e históricamente, al entramado social panameño. Esta inclusión en el imaginario de la identidad panameña y en la teoría Patria debe realizarse en términos de respeto e igual valor.

En consecuencia, demandamos la reapertura del Museo Antropológico Reina Torres de Arauz, como ícono de la panameñidad ancestral, arqueológica, histórica y etnográfica. Porque las políticas culturales de las últimas décadas, solo presentan la visión de Panamá como un Estado a la sombra del Canal, como si Panamá fuera simplemente una ruta, camino y puente, invisibilizando a la nación panameña, como una comunidad nacional con identidad propia.

Proponemos un cambio radical en la propuesta educativa y cultural de excesivo tono neoliberal y técnico propuesto por el MEDUCA. Proponemos una educación humanística de excelencia tanto a educadores como a estudiantes y administradores de escuelas y universidades con un fuerte componente literario, artístico, histórico y ético –con énfasis en el amor por las raíces culturales de lo panameño. Porque la educación debe estar al servicio de las personas y el ser humano es integral. Rechazamos poner los recursos educativos y culturales del Estado al servicio del mercado, porque esto equivale a una transferencia de recursos estatales a las empresas, lo que resulta en un acto injusto, de grandes proporciones. Nuestra juventud merece una educación a tiempo completo, con una educación integral. Más tiempo en la escuela y menos, en las calles.

Reclamamos como urgente la reapertura de la cátedra de Historia de las Relaciones entre Panamá y los Estados Unidos, la cual contribuyó a crear la conciencia nacional que hizo posible la eliminación del enclave colonial e hizo del Canal un patrimonio para todos los panameños. Hoy crece nuestra economía gracias a la nacionalización de nuestro principal recurso gracias a las gestas patrióticas de la juventud panameña, las cuales abrieron camino a una relación más respetuosa entre ambas naciones. Esta cátedra es la única en Panamá que surgió con una ley propia, porque se consideró siempre una cátedra especial en la construcción de la nacionalidad. Confiamos que el gobierno entrante así lo sepa valorar, y que enarbole con independencia una política exterior que defienda los intereses y las necesidades del pueblo panameño. Democracia descolonizada es nuestra meta.

Las políticas culturales, por su parte, se caracterizaron por la defensa a ultranza de los proyectos viales, turísticos e inmobiliarios apoyados por el gobierno de turno, afectando negativa e irreversiblemente al Casco Antiguo, abandonaron a los museos a lo largo y ancho del país, a los sitios arqueológicos, los pueblos vernaculares, la iglesias coloniales. Urge desarrollar una política cultural con paradigmas integradores, de última generación, como herramienta primordial del desarrollo humano contra la violencia, comenzando por las comunidades de mayor riesgo social.

Nos sumamos a las voces de la sociedad civil y sus organizaciones, hermanas a la nuestra, en sus reclamos de sostenibilidad ambiental, el derecho ciudadano a los espacios públicos, transparencia, rendición de cuentas y justicia, así como de políticas públicas que combatan el autoritarismo, el racismo, el sexismo y la violencia, a través de la educación y la cultura, con una mayor inversión social, y menos militarismo y represión. Nuestra voz se suma a este clamor ciudadano, haciendo énfasis en la urgencia de fortalecer las raíces de la panameñidad.

 Ana Elena Porras, Coordinadora General
Movimiento Ciudadano por la Identidad Panameña
 Dado en Panamá, República de Panamá, el 16 de junio de 2014


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