lunes, 2 de julio de 2018

Décalo ético del escritor


El 17 de marzo empecé a escribir una columna semanal en La Prensa.  Hasta el momento no había pensado en publicar mis artículos sobre cultura por alguna extraña razón desconocida, pero recientes eventos que han sacudido al sector cultura, en especial el de los escritores, me han
hecho reflexionar que a lo mejor sí es importante un registro de mis artículos. Quisiera empezar con este decálogo ético del escritor. No es precisamente un artículo, pero tiene una intención pedagógica y cívica. Solo espero que sirva de algo.
CF



"No pido milagros y visiones, Señor, pido la fuerza para la vida diaria. Enséñame el arte de los pequeños pasos. Hazme hábil y creativo para notar a tiempo, en la multiplicidad y variedad de lo cotidiano, los conocimientos y experiencias que me atañen personalmente".
Antoine de Saint-Exupéry.

1. No codiciarás el talento de tu prójimo bajo ningún precio. La honestidad no se negocia. Si aspiras a ser un escritor genuino, sé honesto con lo que escribes.

2. Un escritor no es una celebridad de cine ni un rock star. No permitas que la fama nuble tu personalidad. Rehúye a ser un escritor de cartelera.

3. Cuando escribes haces una declaración de conocimiento. Procura que tus ideas, aunque sean producto de la imaginación, tengan valor para la humanidad.

4. Parafrasea a Kafka: un escritor no tiene intereses literarios; solo le interesa descubrir y revelar la terriblemente hermosa condición humana.

5. Esfuérzate por ser sincero cuando escribas. El mundo es sincero contigo día a día, aunque su imagen sea muchas veces brutal. Sé pertinente con tus palabras porque estarán a disposición del otro y las usará contra ti.

6. La inteligencia es propiedad privada; pero no olvides que también es un correlato del mundo que implica al otro. Sé inteligente para ser fuerte, porque los otros no tendrán clemencia y serán crueles.

7.   Blíndate contra la mediocridad del mundo. La ciega voluntad de buscar el reconocimiento alimenta la mediocridad. El mediocre hace ruido para llamar la atención.

8. Parafrasea a Kundera: la moral de un escritor radica en el descubrimiento de una parte esencial desconocida de la existencia. La única moral de una obra es el conocimiento.

9. El arte de escribir es un contrato con el lenguaje.  El que escribe hace un pacto tácito con el lenguaje, pero también hay un acuerdo implícito con el lector. Nunca violes ese acuerdo.

10.  No te empeñes en buscar el reconocimiento. Si tu obra pasa invisible sin lograr la aprobación, es porque no ha sido comprendida en este tiempo o, simplemente, nunca fue una obra.

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