lunes, 23 de julio de 2018

Como figuras bellas de mármol



Berna Pérez de Burrel.
María Elena Mena, actriz; César Villalobos, locutor y bolerista; Ermolaos Antoniadis, odontólogo y artista plástico;  Belén Barrera Fuentes de Torrero, docente destacada,  Carlos Russell, líder social del movimiento afropanameño y de la diáspora; Bwerna Pérez de Burrel*, profesora y escritora;  Guillermo Trujillo, pintor reconocido de su época; Guillermo Ross-Zanet, médico y escritor; todos se fueron para siempre. Se nos adelantaron para cruzar la laguna Estigia.

Este racimo de dignidad panameña dejó una huella dentro de la nacionalidad y la identidad panameña. Comprometidos con el arte o la palabra, con causas reivindicatorias y luchas sociales, con la educación y la comunicación, todos panameños con un profundo amor por la patria.

En medio de una encrucijada nacional donde las tensiones sociales libran una batalla con la descarada corrupción política, la falsa tolerancia conservadora y el nihilismo individualista, ellos se despiden para navegar por las aguas errantes de la eternidad. Se diría que estaban cansados o que les dolió demasiado el país, la patria sufrida, se fueron luchando contra la indiferencia y la mediocridad.

José Guillermo Ross-Zanet
Si Caronte les pidiese una moneda para cruzar el Aqueronte, ellos no la tendrían, porque su única riqueza fue la dignidad y la nobleza que tensaron como el arco para herir de muerte al fenicio. Como espartanos cada uno libró una lucha desde trincheras diferentes con el arte como escudo y la inteligencia como espada. Sus manos de artesanos tejieron consignas y memorias para que los espíritus más jóvenes las heredaran como un himno que ha de ser cantado con la frente erguida y empapada en sangre.

Los que sobrevivimos y aún seguimos en el frente, los que creemos que todavía hay luz en este valle de oscuridad, los que somos creyentes como el cristiano que ama la cruz,  los que nos sacrificamos por una idea noble de la humanidad, beberemos de la fuente que dejaron sus obras, la forma de su imagen ilustre, el saber de su presencia. Porque ellos fueron figura bella de mármol y reflejo de esperanza en un país donde la cultura se sufre cuando se es auténtico.

*Nota aclaratoria: Por un error imperdonable, en el artículo que salió en La Prensa: Cómo figuras de mármol, no mencioné a la profesora Berna de Burrel. Ofrezco disculpa a sus amigos y familiares por el escollo. Espero que la mirada del nuchu la eternice.


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