lunes, 4 de octubre de 2021

De la breve naturaleza en No está de más, de Eyra Harbar*.


Carlos Fong

Con el libro No está de más (2018, Foro/Taller Sagitario Colección Breve) Eyra Harbar se da a conocer como escritora de cuentos. Leemos una exquisita prosa llena de elementos que logran matizar un discurso enmarcado en la cultura, el género y la subalternidad en el escenario del poscolonialismo. También podemos leer una narrativa donde se cruzan imaginarios de identidad con una propuesta ecológica implícita.


Eyra Harbar. Foto cortesía de La Prensa

Estamos ante un libro de cuentos cortos, donde la destreza para sintetizar la realidad es un atributo cuyo contenido de las historias nos ayuda a entender las relaciones de interdependencia de sujetos subalternos con la sociedad, la economía y el medio ambiente. Eyra es una profesional en temas socioculturales y una especialista en género, además de una resplandeciente poeta que era el talento que le conocíamos, porque Eyra empieza a publicar cuentos posteriormente a la poesía. Cuentos que demuestran que estamos frente a una narradora que sabe fabular y transmitir sus preocupaciones de las ciencias sociales a través de la literatura de ficción.

Eyra Harbar nace en Almirante, Bocas del Toro, Panamá, el 19 de agosto de 1972. Abogada, con especialidades en Género, Proyectos Sociales y Cultura. Diploma Superior en Cultura y Comunicación por Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO), Argentina. Publicó los poemarios Donde habita el escarabajo (2002) y Espejos (2003), trabajo premiado en el concurso de poesía “Gustavo Batista Cedeño” (2002). Ha ganado otros premios como el “Esther María Osses” de los premios IPEL (1995) y el “Demetrio Herrera Sevillano” (1996) de la Universidad de Panamá. En 2013 gana el Concurso de Poesía “León A. Soto” con Paraíso quemado; y en 2015 el Concurso IPEL “Esther María Osses” con el poemario Desertores de alborada. En 2017 el Premio Nacional de Literatura Infantil y Juvenil, con Cuentos para el planeta.

Empezaré utilizando las nociones más acordes para este estudio, dado que son muy complejas dependiendo de su enfoque histórico, sociológico, político, incluso, antropológico, que nos permitan hablar de manera más clara de los cuentos de Eyra Harbar. La primera es el concepto de género. Debo ayudarme de Marcela Lagarde quien afirma “Ser mujer o ser hombre es un hecho sociocultural e histórico. Más allá de las características biológicas del sexo, existe el género”. Propongo, así mismo, que pensemos, para la conveniencia de este estudio, acercarnos a un concepto de Blanca Elisa Cabral: “el sexo y género no son lo mismo, pero ambas categorías son construcciones conceptuales complejas que proponen dicotomías”. Estamos, entonces, asumiendo estos conceptos como relaciones socioculturales de poder y no las negamos. En este sentido, propongo pensar, para no caer en una discusión culturalista y antropológica que nos aleje del placer de la lectura de los cuentos de Eyra Harbar, en la dualidad Hombre/mujer, para no caer en la dicotomía de sexo/género como actividad sexual que plantea otras relaciones. Entonces, reconociendo las nociones anteriores, en este estudio usaremos la norma heterosexual que implica hombre/mujer solo para no trascender en una discusión cultural sobre sexo/género que no es el objetivo de este estudio y que nos permita analizar algunos de los cuentos    

La segunda es el concepto de subalternidad que tomamos de Antonio Gramsci como una relación sincrónica y diacrónica entre subordinación y resistencia; lo subalterno como el sujeto de la historia (Modonesi, 2012) y los subalterno como categoría que permita examinar, críticamente, las posibilidades de la articulación de diversas identidades subordinadas (Banerjee, 2014). Lo subalterno en este estudio se refiere a las relaciones de los sujetos y su subordinación a los poderes implícitos que los rodean en distintos contextos históricos. Para nosotros, muchos de los protagonistas de los cuentos de Eyra Harbar están subordinados a las relaciones de poder (como en efecto lo estamos todos nosotros) y por lo tanto están subordinados a distintos esquemas de la organización social donde se mueven y luchan por sobrevivir en el tejido social que les ha tocado. Lo 'subalterno' como sujeto de la historia es lo que proponemos en este trabajo.

Sobre el concepto poscolonial compartimos con Damaris Serrano que es una noción que reviste un discurso de resistencia a todo lo hegemónico y que es un proceso que tiene que ver con el engranaje económico. Panamá ha sido espacio clave para esta arena de conflictos desde los tiempos de la colonia española, pasando por la colonización de parte de los Estados Unidos de Norte América. Las tensiones entre lo moderno y lo post moderno dan nacimiento al concepto de la crítica poscolonial de Homi K. Bhabha que nos parece se acerca más a lo subalterno y la alteridad por la ambivalencia cultural que soportan. La teoría postcolonial de Bhabha se basa en el espacio donde las fronteras culturales se abren y cruzan entre sí y crean una nueva cultura híbrida que fricciona con las relaciones de poder en la actualidad. Creemos percibir estas tensiones sociales y económicas en el libro de Eyra.

Por último, percibimos en los cuentos de Eyra Harbar una propuesta estética que sugiere un nuevo diálogo con la naturaleza. Pese a que en la mayoría de las historias hay un desenlace fatal entre la lucha del ser humano con la naturaleza, también hay un llamado a la reconciliación con el medio ambiente que se da en esa disputa de los personajes en entornos asimétricos lo que nos hace pensar que la autora ha detonado deliberadamente conflictos para que de muchas maneras se recupere este diálogo o al menos haya una discusión.

Quiero citar algunos cuentos que intentan sobrevivir a la realidad cotidiana y hacerles un comentario para sustentar esta relación entre la mujer como personaje subalterno. En los cuentos La enagua, Al otro lado y Jardinera en gris aparecen personajes femeninos que se mueven en una aparente realidad que de pronto es irrumpida por un elemento sobrenatural. Los personajes se cruzan con elementos de la naturaleza como en La enagua donde una mujer vieja indígena en una comarca, lo podemos intuir por la enagua y la alusión a la naturaleza que la rodea, se ve de pronto luchando con una tormenta. El recurso de prosopopeya deja un extraño sabor de ambigüedad porque la naturaleza parece un feroz dios que ataca a la mujer: “Con ojos incrédulos y salpicados por el terror, la vieja lo vio salir de entre las nubes con un remolino cubierto de escamas y con ojos de pez que la miraban fijamente”. Aquí la autora se vale de lo subalterno, como Damaris Serrano lo ha observado en la literatura panameña, no para hablar por el otro, sino para luchar al lado del otro. La mujer logra salvarse, pero también pierde la enagua que queda destruida. Quizá esta violencia entre mujer/naturaleza y la enagua, sean representaciones simbólicas implícitas en el cuento.

En Al otro lado encontramos un desdoblamiento de la identidad en la vida rutinaria de una mujer. El espacio es otro. Ya dejamos las montañas comarcales para enfrentar “Junglas de asfalto”. Lo onírico se presenta como una manera de salvación o de escape. La mujer tiene un sueño recurrente donde ella es un caracol. El mar parece ser una forma de escape. Al final, asistimos a un cambio de conciencia y tiernamente descubrimos que es un caracol el que sueña ser una mujer que se debate con una vida rutinaria llena de autopistas. La felicidad lo abraza al saberse que es un caracol y no una mujer; un caracol que descansa en la arena “donde no cabían desquiciadas autopistas ni tristes máquinas de humo gris”. En este cuento la naturaleza es también protagonista porque el mar se presenta como un héroe que viene a salvar a la mujer de una ciudad contaminada.

En Jardinera en gris tenemos a una mujer aparentemente con un oficio bastante marginal. “Cada mañana la mujer limpia con celo las tumbas del cementerio como jardinera de los sepulcros”. El trabajo de limpiar cementerios puede ser algo inusual para una mujer, pero ella lo hace con cariño y dedicación: “Más demora al limpiar los mausoleos familiares de cuatro muertos que configuran el cementerio, porque en ellos debe cepillar también el limo que la humedad cubre en la construcción y restaurar las fisuras de la piedra”. Todo parece indicar que la mujer es feliz realizando su oficio y así lo es. La realidad transcurre normal y el cuento nos va dejando un sabor de ternura hasta el final, pese a que descubrimos, sin ninguna inquietud, que la mujer vive allí, en el cementerio porque ella también está muerta.

Hay más cuentos donde la mujer es protagonista. Y en algunos cuentos la voz del narrador puede ser hasta un animal que puede mirar las acciones fantasmales de la protagonista como ocurre en Medium. En otros cuentos la naturaleza se advierte a través de elementos como los pájaros, el agua, el gallo, la tierra o un siniestro como en Testimonio de ceniza donde el lector se sitúa en el tiempo pasado para descubrir la irá de otra mujer, ahora mítica y con mucho poder para convertir a una ciudad en cenizas. Tal vez la furia de Ceres es otra forma de aludir de la escritora de cómo la naturaleza puede sin misericordia borrarnos del mapa, para decirlo con una metáfora muerta. Hay otros cuentos donde la tierra es la protagonista y a través de la ficción nos hace advertencias como en Paciencia. Pero tal vez ya el planeta está perdiendo paciencia y un cuento tan corto como este nos lo está advirtiendo.

La casa, la luz, el agua, la tierra, la luna son elementos que en los cuentos de Eyra Harbar nos transmiten formas de denuncia que solo con la lectura atenta se pueden percibir. La violencia aparece en algunas de las piezas donde también hay sujetos masculinos que sobreviven, aunque estén subordinados a la realidad. Algunos cuentos muestran una realidad distópica como Breaking News y otros los personajes son emociones como La malquerida. En otros como Viaje prometido atravesamos el tiempo para encontrarnos con una ciudad que empieza a ser moderna. Este cuento es una representación simbólica del choque cultural.

Quiero terminar citando el cuento que cierra el libro de Eyra: Los remedios de Miss Harrington. Me parece una de las mejores piezas porque es un texto donde se juega con el sentido del paladar y la inclusión se introduce de manera delicada. Miss Harrington es una vendedora de dulces que se enamora de un negro jamaicano con una discapacidad y que trabaja reparando los rieles del tren que lleva a Colón. El cuento temporalmente se sitúa en momentos de la construcción del canal. El amor que nace entre los personajes nos deja a la vez un registro contextual histórico. Todo parece arruinarse cuando Mista Keith, el enamorado de Miss Harrington enferma aparentemente de fiebre amarilla; pero milagrosamente es sanado por los sabores y el trato de ella. Una vez más, Eyra nos lleva de la mano por la historia y los elementos sociológicos que exploran de manera limpia nuestra identidad, la cultura y la otredad. Los personajes subalternos se liberan a través de sus luchas y el sabor de la cultura.

Podríamos decir que la brevedad de los cuentos de Eyra Harbar aportan a la construcción de un conocimiento que es producto del diálogo de la naturaleza con el ser humano. El territorio donde se da este diálogo es la historia y la cultura. La mayoría de los cuentos tienen algo en común: la lucha de la criatura humana con la naturaleza. Una lucha que parece ganará la naturaleza al final cuando el ser humano, incapaz de gestionar el buen uso de los recursos ambientales reducirá a cenizas nuestros ego y ambiciones. Los cuentos de Eyra Harbar pueden ayudarnos a gestionar o al menos a imaginar un nuevo ecosistema de la cultura, al mismo tiempo que nos llenan de placer al leerlos.

Bibliografía:

La literatura panameña: historia, nación, sociedad (Amor, cultura y conflictos en la segunda mitad del siglo XX). Damaris Serrano. Colección Ricardo Miró, Editorial Mariano Arosemena, Panamá, 2005.

La nación panameña en sus espacios: Cultura popular, resistencia y globalización. Damaris Serrano. Colección Ricardo Miró, Editorial Mariano Arosemena, Panamá, 2006.

Mundos convergentes: Género, subalternidad, poscolonialismo. lshita Banerjee. Revista de Estudios de género, La Ventana. Vol. 5, Núm. 39. 2014.

Sexo, poder y género. Blanca Eliza Cabral. Tomo II, Fundación editorial el perro y la rana, Caracas. Venezuela, 2009.

Subalternidad. Massimo Modonesi. Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM, mayo de 2012.

 

*Ponencia presentada en el VI CONGRESO INTERNACIONAL DE LITERATURA PANAMEÑA -Cuentistas emergentes de Panamá (2012-2019)-, Universidad Tecnológica de Panamá Vicerrectoría de Investigación, Postgrado y Extensión. Auditorio “Rosendo Taylor” /Facultad de Ingeniería Civil Campus “Dr. Víctor Levi Sasso”, martes 10 de septiembre de 2019.

El preciso instante de la felicidad

Carlos Fong

Hace poco asistí a la presentación del libro de Roberto A. Moreno de León. Lo conocí hace poco y puedo presumir de que es mi amigo. Un amigo no se construye con el tiempo, sino con los hechos que esa relación construye en el presente para el futuro. El humanismo, la nobleza, la sencillez y el entusiasmo de Roberto me revelaron a una persona con una gran sensibilidad y una preocupación por los otros. Además, es un emprendedor que fundó lo que él ha llamado Academia de la Felicidad. Ahora, estoy aquí, con su libro en las manos, titulado Vivir sin colgar los guantes: en defensa de nuestra felicidad.

Cuando escuchamos hablar de emprendimiento, nos imaginamos a una persona versátil que ha creado una empresa para ofrecer algo o un negocio donde genera algunos productos que vende a un precio determinado. Uno puede imaginar una academia de danza, de karate, de boxeo, pero es extraño cuando oye hablar de una academia de la felicidad. ¿Cómo se enseña a la gente a ser feliz en un mundo que parece ser infeliz? Sabemos que existe gente que comercializa con las emociones de la gente y vende la felicidad como si estuviera en una botella. Sin embargo, este no es el caso de Roberto Moreno. Está lejos de ser uno de esos mercaderes de la felicidad.

Este artículo no es para hablar de Roberto, pero sí quisiera tomar como excusa el momento que nos regaló esa noche en que habló de la palabra felicidad, para hablar de otra forma de felicidad. La noche de la presentación de la obra escuché varias veces la frase: “La felicidad es una decisión”. Hay un concepto que trato de comunicar en mis talleres de creatividad literaria y en mis conferencias sobre la lectura. Lo he defendido muchas veces desde distintos enfoques: la lectura no es el remedio para sanar todos nuestros males, no es una vacuna contra los flagelos de la vida, pero la lectura puede ayudar a tomar mejores decisiones.

Creo que todos conocemos la famosa frase de Jorge Luis Borges: la lectura es una forma de felicidad. Una idea que está muy acorde con otra de William Ospina, que dice: el principal objetivo de la lectura es la felicidad. Sin embargo, y no es porque quiera contradecir a Borges o a Ospina, me atrae poderosamente esta otra de Mario Vargas Llosa: no es que la lectura nos vuelve felices, sino que nos prepara para la infelicidad. He tenido la oportunidad de experimentar lo que Vargas Llosa ha dicho en esta frase. En muchas ocasiones me he sentido vencido, cansado, acorralado, deprimido; muchas veces, y es cuando acudo a la lectura de algún libro; como buscando una voz o un consejo de un amigo.

El libro, desdichadamente, para mucha gente, es una de las cosas más inútiles que ha inventado el hombre, pero como ha dicho Jorge Luis Borges, el libro es otra cosa; tal vez no sea más útil que una medicina, la electricidad o un buen desayuno, pero el libro es la extensión de la memoria y de la imaginación. Quizá por eso el libro es una forma de felicidad y leer nos ayuda para resistir los momentos saturados de adversidad de la vida que no son pocos. Es posible que por eso las bibliotecas son lugares poéticos donde encontramos a muchos amigos en silencio.

 Soy un pesimista declarado. Las personas que me conocen saben que tengo serios problemas de fe en la humanidad. Que no soporto ponerme una camiseta roja y cantar la canción Patria; que detesto las campañas hipócritas que simulan rescatar los valores en una sociedad narcisista; que por milagro canto un cumpleaños cuando cumple un ser querido. Soy un aguafiestas. Lo único que me queda de razón es la conciencia ecológica, la belleza y el amor por mi familia; los demás motivos los he perdido. Cada día que pasa, se me hace más vigente la frase de Hobbes: homo homini lupus (el hombre es un lobo del hombre). Pienso que el tiempo de esta especie se está acabando.

 Pero mi pesimismo se confronta de repente con gente maravillosa como Roberto, que me ayudan a creer que basta con un solo día en que despertemos con el deseo de que las cosas podrían mejorar, pese a todo; eso es suficiente. He descubierto, como decía José Martí, que para ser feliz hay que sufrir lo suficiente. Leer y contar cuentos no me han servido para cambiar el mundo, porque lo que hacemos es cambiar una pequeña parte de ese mundo.

 En otro tiempo, hubiera deseado ser otra persona (cuando era niño quería ser piloto de avión). Hoy me siento feliz, realmente feliz, de poder leer, contar y escribir historias. Cuando siento que nada tiene sentido, que todo lo que hacemos parece irse a un estanque, trato de recordar la última vez que conté o leí un cuento en público. Cierro los ojos en la oscura noche y trato de recordar la sonrisa de un niño o un adulto cuando contaba ese cuento. Entonces descubro que la felicidad es el instante preciso de la sonrisa de alguien.

La Prensa, 02 de octubre de 2021

sábado, 19 de junio de 2021

Sobre La loma de cristal de Ariel Barría Alvarado

Mirada de Nuchu lamenta profundamente la muerte de Ariel Barría Alvarado. A manera de homenaje recordamos su novela La loma de cristal con la que ganó por primera vez en el año 2000 el premio nacional de literatura Ricardo Miró. El siguiente estudio, de nuestra autoría, se publicó en el libro Para narrar la identidad  en el 2006 por 9Signos Grupo Editorial. Ariel Barría Alvarado deja un vació irreparable en las letras panameñas. Vivió con dignidad y su vida fue ejemplaria para muchas personas que hoy lloran su partida.

Ariel Barría Alvarado nació en Las Lajas, Chiriquí, el 23 de marzo de 1959 y murió el 11 de junio de 2021 en la ciudad de Panamá. Fue un destacado autor de libros de cuentos y novelas, además de docente y crítico literario.

Egresado de la Universidad de Panamá, donde se tituló en 1987 de Licenciado en Humanidades y Profesor de Español, y de la Universidad Santa María la Antigua (USMA), donde obtuvo un Postgrado en Docencia Superior. Fue profesor de Español y Semiótica en la USMA, cátedra desde la que se dedicó a promover la literatura panameña contemporánea, sobre todo la narrativa breve, labor de mucho valor. También fue durante muchos años facilitador del Diplomado en Creación Literaria de la Universidad Tecnológica de Panamá (UTP), donde dedicó su trabajo a la narrativa, en especial, a la novela.

Fue miembro fundador de la Asociación de Escritores de Panamá, además de miembro de la directiva electa (2008-2011), y parte del Consejo Nacional de Escritores y Escritoras de Panamá, además de otros gremios de escritores. En la primera y segunda década del siglo XXI participó en innumerables conversatorios, conferencias y talleres de literatura. Actuó de jurado en los concursos más prestigiosos de literatura organizados en el país.

Su obra fue siempre ganadora de premios y distinciones. Sus primeros cuentos, como estudiante de secundaria, ganaron varias veces el hoy desparecido Concurso Literario Intercolegial del Ministerio de Educación o el Concurso Nacional Histórico Literario. Luego, como estudiante universitario, ganó en 1980 el Premio "Panorama Social", de cuentos; en 1981 el Premio "Pablo Neruda" de la Universidad de Panamá; y en 1987 el Premio Universidad, con la obra De lodos y dioses.

En el siglo XXI ganó los principales premios literarios panameños: el Concurso Nacional "César Candanedo" en 1999; el Premio Nacional de Cuentos "José María Sánchez" en 2012, con el libro Al pie de la letra; y el Concurso Nacional de Literatura "Ricardo Miró" que ganó cinco veces, en las categorías de novela con La loma de cristal, en 2000; La casa que habitamos, en 2006; y Las canciones que el público nos pide, en 2014; y en la categoría de cuento con Ojos para oír, en 2006; y Losa doce, en 2015.

Además de los cinco libros ganadores del "Ricardo Miró", editados en Panamá por el Instituto Nacional de Cultura, publicó El libro de los sucesos (Signos, Panamá, 2000); Al pie de la letra (UTP, Panamá, 2003); y En nombre del siglo (Ed. Géminis, Panamá, 2004)*.

Reseña tomada de Literatura panameña hoy


LA LOMA DE CRISTAL O EL PRIVILEGIO DE NARRAR LA IDENTIDAD


Por Carlos Fong


INTRODUCCIÓN

EL DISCURSO POSTMODERNO EN “LA LOMA DE CRISTAL” Y SU APORTE A LA IDENTIDAD.       

Ariel Barría Alvarado
             

Desde hace varios años se viene escribiendo de manera muy amplia en las distintas publicaciones especializadas, tanto en sus ediciones físicas en papel como en las ediciones electrónicas a través de la WEB, de la identidad en América Latina y del problema de la Postmodernidad. Es necesario, antes de intentar una aproximación a la problemática de estos dos conceptos y su expresión en la literatura, hacer una breve aproximación conceptual de ambos.

Una noción bastante resumida y tradicional nos dice que la identidad se organiza en torno a los símbolos históricos-territoriales, la memoria, la patria, lo nacional, la idiosincrasia de una expresión colectiva que defiende sus valores tradicionales con un soporte en los museos, lo ritual, el discurso cívico, lo popular, el folclor: es el resultado de la herencia y el pasado de un pueblo que se reafirma en el presente mediante el sentido de pertenencia. Se define haciendo una lectura de las costumbres, tradiciones y patrimonios: identificando el valor de sus razas, religiones y creencias del conjunto. Se constituye a través de la subjetividad en un eje central de sentidos: la fiesta, la magia, la familia, los símbolos, el rito, etc.

En cuanto al concepto de postmodernidad es un concepto bastante ambiguo y lleno de incertidumbre. Es una noción difícil de enmarcar en una definición concreta, puesto que es una disposición, un enfoque, una pose, con una mezcla de seducciones indeterminadas e inconclusas que parecen no terminar de construirse. Una actitud hacia la realidad donde hay mezclas, repeticiones del pasado y el presente, pero sin demasiada preocupación por el destino. Podemos coincidir con Victor Guédez en que es una noción que va más allá de lo moderno para “favorecer la coexistencia de tiempos y convivencia de poses y estilos”. La postmodernidad, agrega este autor, “es la supremasuperación de cualquier dicotomía, y también es la superlativa afirmación de lo paradójico”. Es algo inconcluso que huye del encasillamiento. Algo que estamos consumiendo todavía.

Para efecto de nuestro estudio vamos a utilizar el concepto de identidad, las expresiones, idiosincrasia, cultura, creencias, etc., representada en una ciudadanía, un pueblo o nación que, ya sea individualmente o colectivamente constituye un “sistema de solidaridades”, un “sentido de pertenencia” confrontado con una variedad de dicotomías. En cuanto al concepto de postmodernidad nos limitaremos al rótulo que designa la producción literaria-imaginativa y sus consecuentes características y no al concepto antropológico, ni sociológico. También trataremos de enfocarnos en este trabajo al género narrativo de la novela, por ser el caso que nos ocupa, los demás géneros (ensayo, poesía, etc.) quedan parcialmente discriminados, y solo se citarán como soporte teórico en casos de que haya que explicar intertextualidad.

Para empezar, queremos solidarizarnos con el Dr. Fernando Ainsa, cuando escribe:

            “Estoy convencido de que buena parte de la identidad cultural de América Latina se ha definido gracias a su narrativa, porque la ficción literaria ha ido más allá que otras disciplinas en la percepción de los signos que define la especificidad del continente” (AINSA).

            Las características de esta narrativa se han venido sintetizando en un proyecto que busca la integración de los diversos elementos y códigos. Este proyecto tiene como una de sus principales finalidades expresar la identidad nacional y cultural a través de un esfuerzo que explique la problemática de nuestras realidades. La novela postmoderna tiene características importantes que resumimos así:

1.      Tendencia a una integración de los métodos de exploración de la realidad (la antropología, la filosofía, la pedagogía, el periodismo, etc.).

2.      La recuperación de las fórmulas estéticas (la poesía, la tradición oral, la crónica, el relato, el mito, etc.).

3.      Establece un diálogo con la cultura de masas (la radio, la TV, el cine, etc.).

4.      Utiliza los recursos o métodos para cuestionar la realidad como la polifonía de relatos, el distanciamiento irónico, la escritura paródica, la autocrítica; y cuestionar los actuales discursos que han perdido credibilidad, como el discurso oficial.

5.      Hay una tendencia de reflexionar sobre el presente a partir del pasado.

6.      Tiende a partir de un referente geográfico que parte de lo local, lo provincial, lo micro-cultural (AINSA) como arquetipo que se proyecta hacia lo macro-cultural.

            Todas estas características las encontramos en la novela Ganadora del Premio de Literatura Ricardo Miró 2000, La Loma de Cristal (LLC) de Ariel Barría. En (LLC) existe una especie de polifonía (lo veremos más adelante) donde convergen distintos relatos o líneas. También hay una actitud hacia el presente cuya preocupación reflexiona a partir del pasado a través de los monólogos y retrospecciones de los personajes (la historia personal del protagonista, por ejemplo, o la de Abdulio Silgado).

            Vamos a ver un estrecho diálogo entre la cultura rural y la cultura urbana a través de los mas media, que hoy día tienen una gran influencia en nuestra manera de entender la realidad. Además, la forma no lineal en que está escrita la novela permite una tensión estructural, cuya brevedad en cada capítulo, el tratamiento de cada final (escritos con cuidado atendiendo siempre el final y la situación del personaje, lo que permite la escritura rítmica propia de un cuento), va a permitir al autor el espacio propicio para la transgresión irónica que parodia las convenciones del poder, el sistema educativo y el discurso oficial.

            La realidad en (LCC) es un espacio para que la ficción pueda trabajar haciendo lo que mejor sabe hacer: ficcionalizar la realidad para, al mismo tiempo, desenmascararla:

 “Lo que nos dicen las formas de ficción que podemos llamar posmodernas es que toda la realidad es siempre una ficción, una construcción deliberada de sentido, producto de las convenciones del lenguaje y los géneros del discurso” (TEMESI).                                                                                                                    

Ariel Barría en una de sus clases en el Programa de Fromación de Escritores del Ministerio de Cultura de Panamá
Ariel Barría Alvarado dictando los cursos de novela
del Programa de Formación de Escritores del Minsterio de Cultura

            En loma se puede distinguir cómo lo local se expresa en medio de lo universal y cómo lo universal se sintetiza en lo local. Lo universal que se extiende hasta tocar los espacios de lo provincial y lo urbano como lo micro-cultural: Darién, La Palma, Dolega, Yaviza, Boca de Cupe, La Central, Curundú, San Miguel, El Marañón...son localidades con un referente cultural. El referente cultural cumple una misión de recordarnos, como Néstor García Canclini ha dicho: la imaginería de cada nación, la producción artística y los mensajes mediáticos siguen expresándose y naciendo dentro de las localidades, circulan y se internacionalizan a través de los escenarios de consagración

y de comunicación: la literatura, por ejemplo.

            La lógica de la novela postmoderna no es la de experimentar sino la de contar (GARCÍA-BEDOYA); es por eso que vemos en (LLC) un privilegio en la trama contada, narrada. Se narra la identidad a través de los personajes, del diálogo con el pasado y con la cultura de masas. La narración puede iniciar o finalizar en cualquier referente geográfico. Esta narración con distintos recursos lingüísticos cuestiona los discursos del Estado y de las organizaciones privadas e independientes.

LA LOMA DE CRISTAL Y LA CRÍTICA 

            De todas las novelas que se han publicado desde finales de la década del 90 hasta el presente, (LLC) es una de las novelas que la crítica literaria panameña ha acogido con bastante benevolencia. En tan solo poco tiempo desde su publicación en el 2001, la novela ha sido objeto de diversos estudios. A nosotros nos parece interesante traer estos comentarios críticos como un aporte enriquecedor. Para eso hemos hecho una revisión crítica de esos primeros textos sobre (LLC) en los cuales hemos encontrado que algunos coinciden en sus observaciones; otros son menos analíticos y superficiales y se limitan a una mera narración de la trama, pero no sin dejar un aporte al estudio esclarecedor. Veamos.

            Uno de los primeros comentarios que vamos a encontrar es el de la profesora Vielka de Carrillo, quien fue miembro del jurado que premio la obra. El ensayo tiene como título: La Loma de Cristal: “metáfora de la realidad” y plantea la siguiente hipótesis:

La visión del mundo en La Loma de Cristal plantea la degradación en una sociedad corrupta, en la que los antivalores son la base de la política que ejerce la clase dominante. Su estructura representa una novela moderna dialógica con ficción polifónica (CARRILLO).

            Esta observación de la profesora Carrillo en su ensayo, la de ficción polifónica, la queremos tratar aquí un poco más a fondo. La hipótesis de polifonía de la profesora Carrillo es reforzada al abordar el estudio del discurso narrativo a partir de la descodificación del mismo a través de la diversidad de “voces” de los “otros” en la novela.

            Esta característica, la de distintas voces que cuentan una historia para romper con la trama lineal de lo narrado, es propia de la novela moderna, pero los elementos que a la vez se introducen son particulares de una novela postmoderna. Milán Kundera ha observado que para que haya polifonía en una novela debe haber un conjunto indivisible tratado simultáneamente bajo un tema común (KUNDERA); pero debe existir una serie de líneas o relatos con igualdad, donde uno no ocupe cualitativamente más espacio, privilegiando uno más que el otro. Para el escritor checo basta con una unión temática y una fina técnica de fabulación que una las distintas voces y líneas.

La Loma de Cristal
primera edición del INAC, 2000.

            Pero qué son estas voces y líneas. ¿Son, acaso, únicamente diversas historias contadas por diversos personajes que se encuentran en una sola historia? o ¿estamos hablando de distintos géneros y relatos que se mezclan en una misma historia? ¿Sucede esto en (LLC)?, ¿hay armonía e igualdad en los relatos? Si la hay, ¿qué tipos de relatos son?;  ¿cómo se manifiestan en la obra de Barría?

            Para la profesora Carrillo la ficción polifónica en la obra se logra en la medida en que existe un “afán lúdico” donde coexisten varios “planos narrativos”, pero no profundiza en la manera como que se dan. No obstante, la lectura de Carrillo acierta en que hay un relato autobiográfico (el del protagonista), y que también existe una diversidad de historias individuales que se unen en una sola trama; pero esto no es suficiente para argumentar una polifonía.

            Nosotros quisiéramos aportar a este problema a través de nuestra lectura. Primero queremos dejar anotado que estamos de acuerdo con cierta. Para nosotros hay una serie de elementos que se dan en la obra que bien podrían darse de manera independiente siendo así distintos temas para distintas novelas. Detectamos la simultaneidad de distintos discursos que, a su vez, podrían ser distintas líneas novelescas.

            Tenemos, ante todo, el relato autobiográfico (observado ya por Carrillo), introducido a través del protagonista principal (lo de si este personaje es el protagonista principal es tema de discusión); encontramos el reportaje, introducido por la periodista Irene Candanedo; tenemos el ensayo crítico, introducido a través de las reflexiones pedagógicas del narrador a través de Pablo Allard y el maestro Rosales; percibimos los relatos intimistas que cuentan los distintos personajes, el de Libertaria, por ejemplo, que desnuda su problemática existencial humana escondida bajo el uniforme de fatiga; y tenemos el tema principal, un relato que sirve para sostener un discurso que contrasta con la ilegitimidad del discurso oficial, la falta de liderazgo nacional, y que encierra una propuesta o proyecto ético. Existen otros relatos que podemos anotar, pero que no estudiaremos en esta oportunidad, como es el relato feminista (en la obra la mujer tiene un papel quizá alegórico, quizá simbólico, muy importante: la mujer como columna imprescindible para la edificación de un proyecto nacional).

            A sus vez, creemos que estas distintas líneas en la novela podrían servir como soporte teórico para varios géneros de novelas: una novela política (la trama se centra en una conspiración clandestina de orden político), una novela semi-romántica (las relaciones personales del protagonista con Cristina Linares, Liliana y su esposa Verónica), una novela irónica o paradójica (la discoteca super-moderna en medio de la selva; Quito Mepaquito y Librada Cárdenas, los niños con una cultura universal en una escuelita del Darién; el contraste entre lo popular y la cultura elitista).

            ¿Cómo Ariel Alvarado se propone esta polifonía (si esa fue su intención)? Habíamos dicho que para Kundera la polifonía estaba ligada a un tema común. Pero, ¿cuál es el tema en (LLC)? Hay una trama que no es lineal. Hay acciones de intriga, de traición, de suspenso, de violencia, de conspiración que se van hilando a través de las circunstancias que viven los personajes. Pero, ¿cuál es el tema central o no lo hay? Creemos que es fundamental poner mucha atención en los personajes en la obra, por eso habíamos dicho antes que, a pesar de que existe un supuesto personaje principal, esto podía ser motivo de discusión, tomando en cuenta que ese personaje en la obra ni siquiera tiene una identidad nombrada. Es anónimo, aparece en escenas intercaladas con monólogos introspectivos y autobiográficos. Nosotros creemos que esto es intencional. Para ayudar a sostener esta aseveración nos ayudaremos de los comentarios de la profesora Emma Gómez de Blanco y de Mario García Hudson, quienes también han comentado críticamente a (LLC).

            Empecemos con la profesora Emma Gómez. Para la profesora Emma no es fácil hablar de un personaje principal, sino de un personaje colectivo: La Loma como personaje, donde lo natural, lo mágico y lo pedagógico se mezclan en una telaraña de personajes. Es lo urbano contra lo natural. Un personaje colectivo y polivalente que busca el poder a través de la devoción y la evasión. “Más que una lectura fragmentada hay un discurso múltiple”, nosotros nos preguntamos: cuáles son los temas de esos discursos. Y nosotros mismos nos respondemos: las necesidades del país. En (LLC) el discurso de un narrador protagonista es continuamente desviado para hacer énfasis en las voces de los otros. Hay una construcción de espacios múltiples, ha puntualizado la profesora Emma Gómez y una multiplicidad de historias; pero cada una de ellas tiene algo que decirnos. La voz del narrador (cuando está en primera persona) es la voz de un protagonista principal, pero jamás esta voz ocupa espacio cualitativamente para dejar sin privilegio a los “otros”. Porque es precisamente los “otros” los que importan. La Loma es una alegoría (o deberíamos decir símbolo) de nuestra circunstancia actual e histórica. La Loma es una excusa para narrar los grandes relatos de la crisis existencial, sociológica, política y cultural del ser panameño: este es el tema de (LLC).

            Queremos reforzar los anteriormente expuesto con los apuntes de Mario García Hudson en torno a (LLC).  Hudson parte de la afirmación de que Loma y Cristal son conceptos sociales. “Loma y Cristal son conceptos telúricos. En la literatura la tierra se asocia al paganismo (un deseo de encontrar las raíces vitales en la identidad. En Panamá, el paganismo sustenta la necesidad en reafirmar el mundo rural y urbano con elemento claves: el campesinado y el Canal” (Hudson).  También coincide en que en (LLC) el autor hace énfasis en “crear personajes como relatos”. Estos relatos son para nosotros los códigos que hay que descifrar en la obra. A través de ellos el autor se atreve a narrar la identidad nacional expresada en la situación existencial reveladora de los personajes (KUNDERA).

             Es por eso que nos inclinamos más por la teoría del personaje colectivo. El secuestro del protagonista, el crimen en el aeropuerto, no son más que acaecimientos para dar espacio a otros acaecimientos donde la realidad (el presente) se mezcla con el pasado (la historia). Esa presencia unívoca de relatos de la realidad ficcionalizada en (LLC) reemplaza todos los discursos del poder convencional que, en el marco de la postmodernidad, han perdido su legitimidad como espacios de propuestas o alternativas para darle espacio a lo que Carlos Fuentes ha llamado: el relato imaginativo de la nacionalidad, donde:  “La nación es más grande que su poder” (FUENTES) y la literatura sigue siendo un arma para las adversidades de la vida, para sosegar el ruido y rasgar el silencio.

            Para concluir, debemos citar al profesor Erasto Espino quien en su lectura de (LLC) ha detectado también una propuesta ética civil. El discurso postmoderno también encierra una propuesta ética. El tema de los excluidos dentro de un sistema democrático y los poderes que controlan las tomas de decisiones que afectan los derechos de los no incluidos: la población de Ají. La pobreza como un problema ético lo veremos en LLC representado en una colectividad que, por carecer de fuerza política, no participa en las tomas de decisiones de un país con una aparente democracia representativa. La población de Ají está en el olvido. La ubicación geográfica en la que se encuentra la población imaginaria simboliza a las personas en estado de pobreza que han sido excluidas. Nosotros creemos que la obra de Ariel Barría ya no es suya, es ahora de este colectivo, de ese lector que busca solidaridad identitaria en su cultura.

 

BIBLIOGRAFÍA

AINSA AMIGUES, Fernando. Problemática de La Identidad en el Discurso Narrativo Latinoamericano, CIRCA, Costa Rica, 21 de noviembre de 1994.

ALVARADO, Ariel Barría. La Loma de Cristal, Primera Edición, Editorial Mariano Arosemena (INAC), 2001.

BARAHONA, Erasto Antonio Espino. Reflexiones sobre una voz sin nombre inmersa en La Loma De Cristal, Biblioteca Nacional, 27 de septiembre de 2001.

BLANCO, Emma Gómez de. Loma de Cristal: intertextualidad y protagonismo del discurso Biblioteca Nacional, 27 de septiembre de 2001. 

FUENTES, Carlos. Geografía de la Novela, Fondo de Cultura Económica, México, 1993.

GUÉDEZ, Victor. La Posmodernidad: mito o realidad, Revista Tablero N°. 60, marzo 1999.

HUDSON, Mario García. Qué son La Lomas y Cristales de Ariel Barría Alvarado, Casa de Gobierno de David, Chiriquí, 2 de octubre de 2001.

KUNDERA, Milan. El Arte de la Novela, Tusquets Editores, 1986. 

 Revista de Literatura, Arte y Cultura Hoja Naviera especialmente: “La narrativa “postmoderna” (posvanguardista) en Hispanoamérica” por Carlos García-Bedoya M.; Lima, julio de 1995, Año III, N°4.

Revista Blanco Movil: Literatura y Postmodernidad, especialmente: “El Post Meridiano de la Literatura” por Ferenc Temeci y “La ficción posmoderna como espacio fronterizo” por Lauro Zavala; #57, marzo-abril de 1993.

SOTOMAYOR, Andrés Pizarro. La mujeres en La Loma de Cristal: Un signo de vanguardia, Huellas Boletín del Círculo de Lectura de la USMA,  Año 6, Volumen 8, Octubre 2001.

VIELKA U. De Carrillo. La Loma de Cristal: “metáfora de la realidad”, ATLAPA, 5 de septiembre de 2001.

sábado, 6 de febrero de 2021

La invención de Ricardo Arturo Ríos Torres

Con la muerte de Ricardo Arturo Ríos Torres muere una parte del Panamá literario; muere un trozo del Panamá histórico; muere un fragmento de la soberanía; muere un pedazo de la patria; muere la bandera sembrada el 2 de mayo de 1958. Es la metáfora de los espejos que refleja la muerte de la cultura y la memoria, la muerte de la lectura y del libro, la muerte de la biblioteca; simbólicamente, el fallecimiento del maestro Ríos Torres es la muerte de la nación en el marco de una encrucijada nacional y mundial.

 

La muerte de Ricardo Ríos Torres representa la caída de un hidalgo de los de lanza en astillero que luchó contra los gigantes que han frenado el desarrollo de la cultura. Muere un caballero de triste figura, pero de brillante pensamiento que cabalgó por el libro y la lectura. Muere el estudiante que sembró banderas en aquella Operación Soberanía que años después intentó oscurecer otra operación mal llamada Justa.

 

La muerte de Ricardo Arturo Ríos Torres es también la posibilidad de la imagen del escudero de hazañas heroicas que subsiste en medio de la tragedia de la nación; es el reflejo del campeador juvenil que aún cree en las gestas y el cantar, en la lectura como forma de resistencia y en libro como objeto de transmisión de la cultura y escudo para la adversidad. Porque Ricardo Ríos también sembró banderas en ciertos corazones gentiles que hoy lloran su partida, pero recogen la lanza y la bandera para seguir peleando contra los molinos de la indiferencia. Quizás la muerte de la cultura también es el renacer y la resignificación de otra esperanza.

 

Como un caballero medieval, Ricardo Arturo Ríos Torres fue El Cid panameño que, con fragores valientes y alma estoica, luchó sin miedo contra los poderes actuales que representan a los señores feudales de épocas lejanas y ambiciones políticas igual a las que hoy dominan el mundo. El Cid contestatario nacional de cabellera blanca y sonrisa afable, de mirada seria y memoria clara, se ha marchado dejando la locura narrativa de su calle del espanto poblada de poesía. ¿Cuántas Sal Si Puedes hay en este Panamá gastado y roto? Solo la aventura del arte y la cultura nos salva de no quedar atrapados en otras calles malditas.

 

En algún momento me dijo que Richard Brooks había sentenciado que “todo escritor tiene el derecho a soñar, único derecho que ningún Estado policíaco puede eliminar”. Le pregunté que quién era ese tal Brooks, y me contestó que era otro loco, otro idealista, otro soñador que siempre va contra marea. Aprendí de él que no se puede escribir con miedo. Que la imaginación y la creatividad no pueden ser gobernadas por la fatal y absurda burocracia. Que no se puede ser libre y creador si vives preso de la tiranía ideológica y de los dogmas; que la verdadera libertad del escritor está en decir su verdad.

 

Ricardo insistió tanto en retomar el canon literario, a devolver la mirada a los clásicos, en leer con atención El Quijote, de Miguel de Cervantes Saavedra; El libro del buen amor, de Juan Ruiz, el arcipreste de Hita; La Celestina, de Fernando de Rojas, y la poesía épica del Poema del Mío Cid, porque hallaba en ellos las virtudes y valores necesarios para fortalecer la dignidad y la nobleza humana. Obras que representan lo más noble de la grandeza humana con personajes tan contradictorios dialécticamente, como Don Quijote y Sancho, que simbolizan los bordes opuestos de la humanidad.

 

A este bardo del corpus literario lo vamos a recordar con respeto, porque fue luz para muchos jóvenes que, desde el Círculo de Lectura Guillermo Andreve, se regocijaron con la lectura de decenas de autores de corte nacional y universal. ¿Acaso no es menester crear un círculo de lectura que honre su nombre? Ricardo podía hablar de Matsuo Basho o de Octavio Paz, de Justo Arroyo o Gloria Guardia, de Hermann Hesse o Alejo Carpentier, como un campesino habla de su huerta; con sabiduría y un amor extremo enseñó a muchos a caminar por la lectura con un placer que dejaba encantado al que buscaba el goce en los libros.

 

Hoy, es decir, en el momento en que escribo estas palabras, tengo los ojos cansados y el corazón desordenado. Me han llamado varias veces para saber de las honras fúnebres de Ricardo Arturo Ríos Torres. Logré contestar a algunos con un monosílabo. Estoy tratando de entender la locura de un tal Richard Brooks que inventó a un tal Ricardo Ríos... O, ¿fue al revés? ¿Quién imaginó a quién? ¿Quién de los dos es real? No lo sé. Creo que al final, ambos fueron reales y producto de la locura de la imaginación. Una invención, una fantasía de la ficción. Ambos fueron personajes reales en esta saga de la existencia.


La Prensa, 06 de febrero de 2021 -

A los 20 años de Redplanes

La Red Iberoamericana de Responsables de Políticas y Planes de Lectura - Redplanes, cumplió 20 años. Redplanes es una red conformada por los...