domingo, 30 de junio de 2019

Para volver a leer Panamá


En 2005 se celebró el Año Iberoamericano de Promoción de la Lectura. Los países miembros del Cerlalc y la OIE, de los cuales Panamá forma parte, se propusieron, como meta de 2005 a 2015, elaborar estrategias para promover el libro y la lectura.

En 2005 el INAC elaboró un documento base para promover la lectura: Leer para vivir Panamá 2005-2015, que comenzó a cumplir con los programas al sumarse a una movilización regional en torno a la lectura como herramienta de inclusión social y desarrollo.

En el mismo año se hizo el lanzamiento de una intensa campaña de lectura y se logró la articulación de diversas instituciones. Se creó el Consejo Nacional del Libro y la Lectura, que redactará la Ley del Libro, la Lectura y las Bibliotecas.

Los días 29, 30 y 31 de octubre de 2007, el INAC vuelve a tomar la bandera y organiza el Foro Nacional del Libro y la Lectura de Panamá, que reunió a organizaciones públicas y privadas que tenían que ver con el tema de la lectura. Es así como nació el primer borrador del Plan Nacional de Lectura: Para leer Panamá, que se formalizó más adelante en un documento que el INAC publicó y presentó en la Biblioteca Nacional Ernesto J. Castillero, el jueves 27 de diciembre de 2007.

Pero la historia de la lectura en Panamá tendría un giro imprevisto.

El 20 de diciembre de 2013, Meduca presentó un nuevo plan de lectura. Los medios publicaron: “A partir de hoy, viernes 20 de diciembre, Panamá se suma a los países iberoamericanos que cuentan con un Plan Nacional de Lectura y Escritura”. Esto falta a la historia que acabamos de relatar y en su momento lo sustentamos en un documento de 113 páginas titulado Instrucciones para no leer Panamá. Políticas de Lectura o una historia de articulaciones y desarticulaciones, porque el plan de lectura de Meduca no reunía los componentes de un plan.

A partir de la administración del presidente Ricardo Martinelli, el Plan Nacional de Lectura: Para leer Panamá empezó a perder terreno. Con el nuevo proyecto de Meduca, creado precipitadamente sin diagnósticos, sin articulaciones, sin consultas, que consistía en 10 concursos que fomentaban la lógica de la competencia y condicionan los actos de leer y escribir; la lectura, como práctica sociocultural, quedó oscurecida.

Si algo bueno se puede rescatar del Planple fue que ayudó a fortalecer la Red Nacional de Docentes de Español (Rednade), una loable iniciativa que es el resultado del esfuerzo de los profesores de español que nació en una mesa didáctica en el marco del IV Congreso de la Asociación de Academias de la Lengua en 2011.

Urge que el nuevo gobierno le dé formalidad a la Oficina del Plan Nacional de Lectura y volver a las articulaciones con el Meduca, la Red de Bibliotecas Públicas y las instituciones y sujetos comprometidos con la educación y la cultura. El plan de lectura necesita institucionalizarse y elevarse a una secretaría u oficina como, en efecto, ocurre en otros países de la región.

Carlos Fong, La Prensa, 29 de junio de 2019.



Rey Barría o la breve belleza de la vida


“El hombre, romántico, habla con su amada. Se confiesa. Se disculpa. Le dice que la ama. Un silencio. Lágrimas. El hombre se desnuda y abraza la lápida donde ella reposa”.

Rey Barría 1951-2019.
El texto que inicia mi artículo en esta ocasión es un minicuento de Rey Barría. Se llama Íntimo. Es tan breve que parece un epígrafe. Deja una sensación casi erótica y macabra; y su silencio es hermoso. Rey Barría se especializaba en escribir cuentos cortos. Este sábado 15 de junio despertamos con la triste noticia de que Rey había muerto.

Los escritores escribimos historias para resistir la muerte, para postergarla. No podemos escondernos de la muerte, pero podemos prorrogar nuestra existencia a través de las historias. La gente muere y con ella muere, no solo su cuerpo; mueren sus problemas, sus alegrías, sus tristezas, sus soledades, sus deseos y sus memorias; pero no mueren sus historias.

Rey Barría era uno de esos amigos que nos ayudaba a relatarnos. Su solidaridad y camaradería eran formas de enseñarnos que la vida es un relato corto, pero con grandes historias. Si pensamos la vida como una imagen, como una anécdota, podríamos decir que Rey le daba posibilidad a esa imagen y hacía que la anécdota fuera una fábula hermosa.

Sus cuentos brotaban de la experiencia con las cosas cotidianas. Yo no lo conocí en un recital de cuentos ni en una tertulia literaria. Lo conocí en una cantina, El Volcán, donde aprendí que la vida es un cuento y hay que vivirla de la misma forma en que se escribe una historia: con inicio, nudo y desenlace. Eran los tiempos en que nadie se distraía con el celular y nos convocábamos para conversar.

Encantador, de barriga ancha de cervecero y una voz de locutor, Rey me parecía demasiado galán para estar entre botellas de cervezas y olores de pescado frito. No entendí, hasta ahora, que eran momentos de compañerismo que nos enseñaban que la vida es tan breve como un cuento y que es prioridad saber vivir.

Carlos Fong  |La Prensa,  22 junio de 2019.

lunes, 17 de junio de 2019

Vivir para contarla


Un taller para acercar a los participantes a una experiencia de creatividad literaria a partir de la escritura personal.

El presente como exploración del pasado.

La nostalgia como inspiración.
La soledad como atributo de la creación.
El YO como personaje y héroe.



Contenido:

La anécdota.
El diario íntimo.
La memoria como expresión creadora.
Las memorias.
La infancia como un estado de gracia.
El flasback.
La crónica.
La mirada al espejo.
El retrato.
El autorretrato.
El monólogo interior.
La autobiografía.
Las epístola.

Metodología:
Confrontación de textos literarios.
Lecturas dirigidas.
Diálogos interactivos.
Ejercicios de creatividad y expresión.

Recursos:
Fragmentos de textos literarios de autores varios.
Vídeos.
Multimedia.

Impartido por Carlos Fong

Escritor, investigador, ensayista y narrador oral panameño. Nació en la Ciudad de Panamá en 1967. Es el encargado de la Oficina del Plan Nacional de Lectura en el Instituto Nacional de Cultura de Panamá. Tiene dos libros  de cuentos: Desde el otro lado (2003) y Fragmentos de un naufragio (2005), y un libro de estudios literarios: Para narrar la identidad (2006). Un ensayo: Presencia del Libro (2006). Sergio Ramírez lo escogió como uno de los autores panameños representativos para el libro Puertos abiertos, antología de cuento centroamericano publicado bajo el prestigioso sello editorial del Fondo de Cultura Económica.  En el 2015 su novela Aviones dentro de la casa mereció el Premio “Sagitario Ediciones” de Novela Corta. 

Espacios de bienestar


Llegué media hora antes. No puedo negar que cada vez que entro a un barrio de riesgo social siento algo de miedo. Al llegar a la biblioteca Noris Correa de Sanjur, de Curundú, estaciono lo más cerca que puedo del edificio. Me tranquilizo cuando veo a varios policías municipales muy cerca. Entro y enseguida son los saludos de las amigas promotoras y bibliotecarias de la Alcaldía.

Un grupo de niñas ataviadas con la pollera lucen divinas y los músicos preparan sus instrumentos. Exploro el lugar antes de la inauguración. Está alfabetizado con mensajes de valores; más arriba, una ludoteca, una sala de expresión, otra de audiovisuales, una de multimedia. En una esquina, una animadora lee un cuento con la técnica del kamishibai; otra realiza un taller, y un grupo de chicos ensaya pasos de breakdance.
 
He llegado a la inauguración de Cultivarte, un espacio de bienestar creado por Davivienda en convenio con la Alcaldía de Panamá. El objetivo del lugar es incentivar la cultura y el desarrollo del pensamiento creativo en la comunidad.

Empieza el acto protocolar. Lo usual. Palabras de las autoridades. Saludos y agradecimientos. Tocan los músicos, bailan las empolleradas y danzan los breakdancers. Todo bien. Pero yo voy construyendo un silencio, una especie de inmovilidad; trato de hacer cierta correspondencia con lo que ocurre. Me hago la pregunta. ¿Por qué estoy aquí? Y recuerdo, no sin dificultad, esa noción de cultura que releí hace poco de un libro de Nicolás Buenaventura: “la cultura es la relación entre lo que se dice y lo que se hace, entre lo que se piensa y el cómo se actúa”.

Concluyo: Si actuamos para hacer que ocurran las cosas buenas, si hacemos que algo sano ocurra siempre, que solo pase y que suceda para el bienestar de los otros en estos entornos difíciles, podríamos reparar un poquito la realidad. Nos hacen falta espacios poéticos para que simplemente sucedan las cosas. Se termina el acto. Nos invitan a conocer el lugar y a un brindis. Yo me retiro, sin miedo. Tengo un artículo que escribir.

Carlos Fong  |  La Prensa, 15 jun 2019.


Leer cuentos… ¿para qué?


 “Los cuentos engendran emociones, tristeza, preguntas, anhelos y comprensiones…”, nos dice Clarissa Pinkola Estés en ese hermoso libro titulado Mujeres que corren con los lobos. Es cierto. Leer cuentos es como ponerse un bálsamo en el espíritu. Tal vez usted piense que es algo inútil leer cuentos, y tal vez, técnicamente, no esté equivocado. Leer cuentos puede que sea una de esas cosas inútiles en el mundo de la cultura que, misteriosamente, es más útil que un bombardero.

Para empezar, leer buenos cuentos nos ayuda a vivir más atentos para enfrentar la complejidad del mundo, entenderla, interrogarla y recrearla. Esto sucede porque la brevedad de los cuentos, esa síntesis que logran hacer de un fragmento de la realidad, nos presenta un instante del mundo en su diversidad.

A través de la lectura de cuentos podemos enseñar a nuestros hijos la ética del cuidado y la compasión; es importante cuidarlo todo. Leemos cuentos para fortalecer el sentido de pertenencia y crear un sentimiento de bienestar, solidaridad y de empatía.

Los cuentos, los mitos, las leyendas, los relatos, las historias, en general, nos facilitan una imagen del mundo y la naturaleza a través de la imaginación que nos posibilita nuevas interpretaciones. Sabemos que un cuento es una mentira que falsea la realidad para hablarnos de alguna forma, casi mágica, de la verdadera realidad. Eso es más útil que un juego de video.

Por eso necesitamos leer cuentos; para hablar de nuestros problemas, para reconocernos en el otro, para construir mundos imaginarios que nos ayuden a crear proyectos de vida, para sanar las heridas que llevamos dentro; para despertar capacidades sin necesidad de creernos el centro del mundo. Los cuentos reparan y sanan tejidos emocionales.

Es cierto que leer nos brinda placer, información, y estimula la creatividad, pero creo que leer historias, en especial cuentos, nos ayuda a poner en perspectiva nuestros pensamientos y a organizar desde el interior nuestros saberes. Pienso que eso nos permite tomar mejores decisiones, que no es garantía de ser mejores personas, pero sí es una orientación para elegir una forma de vida más humana.

Carlos Fong  |  La Prensa, 08 jun 2019.


miércoles, 5 de junio de 2019

Literatura, educación y corrupción



Hace más de un año que estoy colaborando con el diario La Prensa con una columna semanal sobre cultura y sociedad. A partir de esta entrada estaré publicando los artículos que salgan en el periódico luego de que sean publicados los sábados. De esta manera haré una memoria de los textos para el uso de mis lectores. Si desean leer las entregas anteriores solo deben entrar aquí: Carlos Fong La Prensa

Inicio con esta pieza que busca problematizar un tema en las decisiones que tomamos en las escuelas en términos de poliíticas de lectura. 

Agradezco mucho a todos su lectura y por compartir. 

CF


Literatura, educación y corrupción
Carlos Fong 

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Cuando el maestro mueva las fibras de su corazón y reconozca el maquillaje superficial del espejismo; cuando descubra los elementos que componen la obra de arte; cuando le gane a la pereza y busque entre los anaqueles de las bibliotecas los títulos que expresan la forma y las ideas; cuando tenga el valor de frenar al mercader que trafica sin pudor en las puertas del glorioso plantel; entonces llegará el momento en que nuestros estudiantes conocerán las voces que el corpus de la literatura esconde como bello tesoro.

Repensemos a José Martí: “La verdad en las obras de arte es la dignidad del talento.” Hoy se ha adulterado la miel de la literatura en nuestras instituciones educativas y se ha prostituido la cultura que hacía crecer a la persona; lo que leen los jóvenes hoy no lleva ni el sello del talento ni la imagen de la dignidad. Se le ha dado la espalda al criterio y al rigor, porque se ha descuidado la formación desde el libro que se escribe sin pretender ser, porque ya es. Ya no se pronuncian los apellidos de Beleño, Jurado ni Solarte.

Solo el maestro franco y con vocación buscará los libros formidables del asombro porque revelan un descubrimiento sincero de la realidad y no porque brillan como escarcha en los catálogos seductores de los distribuidores. Solo el docente honesto y noble renunciará de ganarse una comisión para que sus alumnos lean condicionados; él los guiará como antorcha para que conozcan los buenos libros que se han escrito con la sangre.

La corrupción amenaza las instituciones escolares porque se negocia sin pudor en nombre de la cultura. Llora el pabellón en medio de un mercado fenicio. Educar es enseñar a resistir. Urge exorcizar las aulas de todo libro sin valor literario. De nada sirve sembrar círculos de lectura en las escuelas si la empresa de leer no educa los sentidos, si la inteligencia y el pensamiento no se regocijan; hay que acercar al estudiante a la complejidad del mundo y distanciarlo de la enfermiza mediocridad.

La Prensa, 1 de junio de 2019.


A los 20 años de Redplanes

La Red Iberoamericana de Responsables de Políticas y Planes de Lectura - Redplanes, cumplió 20 años. Redplanes es una red conformada por los...