Quiénes somos y para qué.
El Movimiento Ciudadano por la
Identidad Panameña es un movimiento social y un espacio de pluralismo
ideológico, que surgió el 12 de noviembre de 2012, con el fin de rescatar la
memoria histórica, la identidad nacional y el patrimonio cultural de Panamá, a
contracorriente, cuando el país llegaba a fondo en un proceso de
desmantelamiento de la nacionalidad.
Nuestro movimiento es un proceso en
construcción por parte de un grupo amplio y diverso de panameñas y panameños de
toda la República de Panamá, de diversas ideologías, oficios, condición e
intereses, quienes rechazamos los proyectos antinacionales y las políticas
públicas que impulsan el desarraigo, conspiran contra la solidaridad, la
responsabilidad ambiental, que desprecian lo panameño, promueven el olvido de
nuestras raíces históricas y abandonan a nuestros museos, iglesias coloniales,
pueblos vernaculares, sitios históricos, arqueológicos y culturales, por parte
de las mismas autoridades que, por mandato constitucional, están obligadas a
custodiarlas. Hemos presenciado un proceso de desnacionalización que es una
barbaridad y que abre las puertas, de par en par, al neocolonialismo depredador
que muchos piensan superado.
Nos hemos propuesto la misión de
generar un proceso ciudadano que construya un pensamiento y discurso propio,
innovador, que recupere y dé valor a la historia de la nacionalidad, rescatando
la memoria colectiva, y defendiendo el patrimonio cultural, en un contexto
autocrítico, intercultural, equitativo y participativo. Impulsamos el diálogo,
desde la sociedad civil, con la deliberación incluyente, libre pensadora, que
nos conduzca a actualizar y reinventar la identidad panameña, con una mirada de
siglo XXI. Intentamos abrir espacios nuevos de convergencia, en el debate
ideológico plural y el diálogo intercultural, que construya puentes de
comunicación y de solidaridad entre grupos multiculturales, clases sociales,
con perspectiva de género, y que escuche la voz de grupos silenciados
históricamente.
El momento es ahora, para construir
una visión asertiva e incluyente de la nación total, que nos permita
desarrollar un proyecto de Estado nacional, donde todos nos veamos
representados e incluidos, que permita a Panamá tener una presencia digna y
defender sus intereses y necesidades, con inteligencia y coherencia, en el
escenario mundial.
Propuestas
frente a la situación política y social actual:
Evaluamos el último quinquenio como el
peor, desde la invasión del 89, en materia de políticas internacionales,
educativas y culturales. En consecuencia, nos preocupa la posibilidad de una
continuidad frente al cambio de gobierno.
En el campo educativo, observamos una
concepción curricular excesivamente neoliberal, orientada al mercado y la
tecnología, que elimina de manera sistemática cursos y horas en la enseñanza de
la historia de Panamá y del mundo, comprimiendo la educación humanística a su
mínima expresión, resultando en la pérdida de memoria histórica, de identidad
nacional, de auto estima colectiva, de amor patrio, talento literario y
artístico en la población joven. Este modelo educativo compromete el relevo y legado
cultural entre generaciones de panameños, lo cual debilita nuestra identidad
cultural y sentido de valía histórica, haciéndonos más vulnerables a la
asimilación, con desventaja, a las culturas dominantes de la globalización y de
sus valores, con propósitos diferentes a los nuestros.
Exhortamos al Presidente Electo a
impulsar políticas educativas más integrales entre los saberes tecnológicos,
científicos y humanísticos, considerando las urgencias de la vida económica,
como también las necesidades de la democracia panameña y el desarrollo humano
de la comunidad nacional. Definir la educación de excelencia, en términos de
una educación integral, que incluya a los docentes de manera protagónica y
solidaria. La evaluación debe ser permanente, a tono con los recursos que se
les ofrece a los docentes, estudiantes y administradores para su desempeño. Las
propuestas de innovación educativa para alcanzar altos niveles de excelencia, debe
incorporar la actualización científica, tecnológica y humanística, logrando
consensos nacionales entre las partes involucradas. Necesitamos humanistas frente a las carteras
de educación y cultura, verdaderos inspiradores y motivadores de proyectos
nacionales para el desarrollo humano y no apenas administradores y tecnócratas.
No debemos posponer ni un día más las
políticas culturales y educativas que promuevan la multiculturalidad de la
identidad panameña, con inclusión de las comunidades indígenas,
afrodescendientes, chinas, hebreas, indostanes y a todas las que se han
incorporado, sucesiva e históricamente, al entramado social panameño. Esta
inclusión en el imaginario de la identidad panameña y en la teoría Patria debe
realizarse en términos de respeto e igual valor.
En consecuencia, demandamos la
reapertura del Museo Antropológico Reina Torres de Arauz, como ícono de la
panameñidad ancestral, arqueológica, histórica y etnográfica. Porque las
políticas culturales de las últimas décadas, solo presentan la visión de Panamá
como un Estado a la sombra del Canal, como si Panamá fuera simplemente una
ruta, camino y puente, invisibilizando a la nación panameña, como una comunidad
nacional con identidad propia.
Proponemos un cambio radical en la
propuesta educativa y cultural de excesivo tono neoliberal y técnico propuesto
por el MEDUCA. Proponemos una educación humanística de excelencia tanto a
educadores como a estudiantes y administradores de escuelas y universidades con
un fuerte componente literario, artístico, histórico y ético –con énfasis en el
amor por las raíces culturales de lo panameño. Porque la educación debe estar
al servicio de las personas y el ser humano es integral. Rechazamos poner los
recursos educativos y culturales del Estado al servicio del mercado, porque
esto equivale a una transferencia de recursos estatales a las empresas, lo que
resulta en un acto injusto, de grandes proporciones. Nuestra juventud merece
una educación a tiempo completo, con una educación integral. Más tiempo en la
escuela y menos, en las calles.
Reclamamos como urgente la reapertura
de la cátedra de Historia de las Relaciones entre Panamá y los Estados Unidos,
la cual contribuyó a crear la conciencia nacional que hizo posible la
eliminación del enclave colonial e hizo del Canal un patrimonio para todos los
panameños. Hoy crece nuestra economía gracias a la nacionalización de nuestro
principal recurso gracias a las gestas patrióticas de la juventud panameña, las
cuales abrieron camino a una relación más respetuosa entre ambas naciones. Esta
cátedra es la única en Panamá que surgió con una ley propia, porque se
consideró siempre una cátedra especial en la construcción de la nacionalidad.
Confiamos que el gobierno entrante así lo sepa valorar, y que enarbole con
independencia una política exterior que defienda los intereses y las
necesidades del pueblo panameño. Democracia descolonizada es nuestra meta.
Las políticas culturales, por su
parte, se caracterizaron por la defensa a ultranza de los proyectos viales,
turísticos e inmobiliarios apoyados por el gobierno de turno, afectando
negativa e irreversiblemente al Casco Antiguo, abandonaron a los museos a lo
largo y ancho del país, a los sitios arqueológicos, los pueblos vernaculares, la
iglesias coloniales. Urge desarrollar una política cultural con paradigmas
integradores, de última generación, como herramienta primordial del desarrollo
humano contra la violencia, comenzando por las comunidades de mayor riesgo
social.
Nos sumamos a las voces de la sociedad
civil y sus organizaciones, hermanas a la nuestra, en sus reclamos de
sostenibilidad ambiental, el derecho ciudadano a los espacios públicos, transparencia,
rendición de cuentas y justicia, así como de políticas públicas que combatan el
autoritarismo, el racismo, el sexismo y la violencia, a través de la educación
y la cultura, con una mayor inversión social, y menos militarismo y represión.
Nuestra voz se suma a este clamor ciudadano, haciendo énfasis en la urgencia de
fortalecer las raíces de la panameñidad.
Ana Elena Porras, Coordinadora General
Movimiento Ciudadano por la Identidad
Panameña
Dado en Panamá, República de Panamá, el 16 de
junio de 2014
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