Reciente, al conmemorarse los 50 años de la gesta patriótica del 9 de enero de 1964, hubo una movilización masiva sencillamente asombrosa; comparado a años anteriores donde los eventos no pasaban de algunas romerías, discursos aislados y uno que otro artículo en los medios. Tratándose de los 50 años hubo una gran efervescencia que iba desde la organización de eventos solemnes, otros más culturales, tanto oficiales como cívicos; vídeos, testimonios, arte, reportajes, artículos, exposiciones, producciones de audiovisuales, programas radiales, comunicados, entre otras acciones que iban de esquina a esquina de la región nacional.
Destacó entre todos la exhibición de la bandera restaurada que desgarraron las manos de los soldados yanquis y la marcha que organizó el Movimiento Ciudadano por la Identidad Panameña. Todo esto sumado nos deja una experiencia existencial y un sentido de apropiación agradables. Pero también nos deja una reflexión en torno a la importancia de la enseñanza de la historia en Panamá. De poco sirve tanta pasión patriótica (la pasión suele ser efímera y transitoria) si no le damos sentido a nuestra historia. Es por eso que nos sumamos a las voces que solicitan a las autoridades que sea reinstaurada la cátedra de Historia de las Relaciones de Panamá con los Estados Unidos.
Existen muchas apologías de peso a favor de devolver la cátedra, pero pocos argumentos coherentes para eliminarla. El hecho de que Panamá ahora tenga buenas relaciones con los USA, es la peor aserción para borrar una materia sin la cual no se puede entender el 9 de enero de 1964, un hecho histórico que no basta recordar con romerías y discursos oficiales vacíos una vez al año. Así no se honra la memoria de los héroes y de los mártires. Hay que darle un nuevo sentido pedagógico a la historia, que los jóvenes entiendan cómo y por qué sucedieron las cosas. Sería interesante investigar si en Japón se olvidaron de que USA les arrojó una bomba atómica y si USA olvidó que los japoneses bombardearon Pearl Harbor. Las buenas relaciones entre países no se construyen ignorando el pasado, se fortalecen respetando la identidad histórica. Es por eso que Mirada de Nuchu publica el comunicado del Movimiento Ciudadano por la Identidad Panameña, misma organización cívica que logró que se creara la Ley que establece el 9 de enero como Día de Duelo Nacional y lo libra del día puente.
CF
Más allá de las acciones mediáticas, el verdadero honor a la Patria está en conocer su historia |
COMUNICADO*
Frente a las recientes declaraciones
del Presidente de la República, en el sentido de que se justifica la
eliminación de la cátedra de Historia de las Relaciones de Panamá con los
Estados Unidos, en nuestras escuelas y universidades, porque genera sentimientos
antiestadounidenses, los ciudadanos que participamos del Movimiento de la
Identidad Panameña nos sentimos indignados. En consecuencia, nos sumamos al
clamor ciudadano en favor de que esta asignatura sea reinstaurada donde haya
sido eliminada y respetada donde aún sobreviva, en el contexto del pensum
escolar y universitario de la República de Panamá.
Denunciamos:
Las referidas declaraciones públicas
del Presidente de la República son lamentables por cuanto revelan una identidad
condicionada y excesivamente complaciente a los intereses de los E.U.A. por
parte de nuestro mandatario.
Consideramos que esta asignatura debe
darse de manera actualizada y objetiva, sin prejuicios ni animadversión contra
otras naciones, pero siempre en defensa de la descolonización y de la
recuperación de la integridad territorial y la soberanía de nuestro país, así
como de la memoria histórica y de la identidad panameña. Los panameños no
tenemos porqué convertirnos en relacionistas públicos de E.U.A, o de algún otro
país en el mundo, en desmedro de nuestro derecho a conservar y actualizar el
conocimiento del pasado nacional, a defender nuestros intereses económicos,
políticos y culturales, y a fortalecer nuestra identidad y proyecto nacional.
La disminución de horas de
enseñanza de las asignaturas de historia de Panamá y la absorción de las
Relaciones de Panamá con Estados Unidos, en una síntesis general, en escuelas y
universidades, promueve la pérdida de memoria histórica y de identidad de
panameños, entre jóvenes y adultos, además de perjudicar el relevo generacional
de nuestros historiadores por la consecuente contracción de su ámbito laboral.
La propuesta de eliminar esta
asignatura responde a una directriz neoliberal y utilitaria extranjera de
reducir horas de estudio de las historias nacionales en general, con el
objetivo de fortalecer la capacitación técnica y el aprendizaje de las ciencias
exactas y naturales, en detrimento de las humanidades, con la intención de
atender necesidades del mercado nacional y global, eliminando materias para la
formación de la persona, llevándonos hacia importantes carencias en el sentido
de valorar las raíces compartidas, responsabilidad social, solidaridad
universal y nacional entre panameños. Esto se dirige a entrenar autómatas en
vez de formar ciudadanos.
Argumentamos:
Las identidades nacionales se
construyen de manera dinámica y relacional frente a otras identidades: la
identidad panameña, a partir de 1850, se construyó en relación de conflicto y
colaboración con el neocolonialismo norteamericano en el Istmo. Por su parte,
la identidad estadounidense, y la zonian en particular, fueron la contraparte
más poderosa de la identidad panameña republicana, convirtiéndose en su “otro significativo”,
como explica la antropología simbólica, reemplazando a España y a Colombia en
esa función, en épocas anteriores de nuestra historia.
La memoria histórica es la base sobre
la que se construye y renueva la identidad nacional. Y sin identidad nacional,
mal puede un Estado diseñar un proyecto incluyente, donde todos los panameños
podamos reconocernos y sentirnos representados.
La asignatura de Historia de las
Relaciones entre Panamá y los Estados Unidos es columna vertebral de la
historia republicana de Panamá, incluyendo nuestra separación de Colombia, el
protectorado, el enclave de la Zona del Canal, como también la creación y
consolidación de la República de Panamá, hasta nuestros días. Y no excluye
miradas más amplias y globales de nuestras relaciones internacionales sino que,
por el contrario, las centra en el contexto de la nueva colonialidad.
Esta cátedra tiene vigencia hoy,
porque los EUA continúan siendo el principal cliente del Canal de Panamá;
porque Panamá ha suscrito un Tratado de Promoción Comercial con ese país con
serias consecuencias de debilitamiento del sector agropecuario nacional;
porque el tema de la lucha con el narcotráfico ha generado un convenio
internacional que permite la construcción de bases aeronavales y exige una
inversión considerable del presupuesto de Panamá, sin evidentes resultados de
éxito; porque también somos objeto de espionaje por parte de los E.U.A.; y por
la cláusula De Conccini, en el Tratado Torrijos-Carter, que compromete la soberanía
del Estado nacional. Son éstos algunos de los más importantes asuntos
bilaterales con la primera potencia mundial en el presente.
Las necesidades sociales, políticas y
comerciales actuales de nuestro país exigen consolidar la soberanía del Estado
panameño, diseñar un proyecto nacional de largo alcance, cuya política exterior
sea más proactiva y diversificada que hasta el momento, partiendo de la
experiencia de la relación bilateral con los E.U.A. para redefinirla en términos
descolonizadores entre las naciones.
Proponemos:
Reinstaurar la cátedra de Historia de
las Relaciones entre Panamá y los Estados Unidos, con el mandato legal y el
presupuesto necesario para actualizar la asignatura y sus textos; capacitando a
sus docentes con aproximaciones más integrales y científicas que hasta ahora se
hayan adoptado y con la implementación de tecnologías educativas de punta.
Utilicemos la asignatura de las
relaciones bilaterales con EUA para
repensar las opciones de Panamá dentro y fuera de este binomio, superando
abordajes estrechos de la geopolítica de Panamá a través de la historia. Desde
la autocrítica nacional de las Relaciones de Panamá con EUA, podremos contemplar
las opciones que se nos presentan en el presente para diversificar y ampliar
nuestra política internacional y de lo que esto significa para desarrollar
nuestras mejores alternativas de integración regional.
Liberémonos de la visión meramente
curricular del estudio de la historia: adoptemos la pedagogía para educar en
una ética movilizadora; superemos la descripción de hechos históricos
visibilizando la ruta vivida y por vivir, por la nación panameña, para alcanzar
la soberanía del Estado Nacional, democrático y popular, de modo que la
juventud reconozca su derecho a la participación democrática y su
responsabilidad en la consolidación de esa meta.
Por último, reiteramos nuestro
llamado sobre la urgente necesidad de que los panameños recuperemos nuestra memoria histórica y
fortalezcamos la identidad nacional. Manifestamos que nuestro Movimiento
rechaza cualquier discurso chauvinista sobre supremacías étnicas y que, por el
contrario, adoptamos el discurso de la descolonización y la diversidad cultural
de Panamá, en sintonía con nuestro entorno latinoamericano y caribeño, que
deberá impulsarnos a construir una sociedad libre, sostenible, equitativa e
intercultural para recorrer juntos el siglo XXI.
Coordinadores de este Comunicado:
Ana
Elena Porras, Ricardo Ríos, Eduardo Flores
Dado en Panamá, República de Panamá,
el 18 de enero de 2014
*Publicado el martes 21 de enero de 2014, pág. 28A, La Prensa.
Los jóvenes panameños tienen derecho a conocer la historia; de esta manera le pueden rendir tributo a sus héroes. |
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