martes, 28 de agosto de 2012

El realismo mágico, lo fantástico y lo cotidiano...

El realismo mágico, lo fantástico y lo cotidiano en cuatro voces femeninas panameñas*

Dice el crítico literario Harold Bloom que la crítica literaria debería ser una práctica experiencial y pragmática antes que teórica. Quiere decir que la crítica debe ser un arte que permita hacer explícito, con cuidado y minuciosidad, lo que está implícito en una obra. Yo quisiera apropiarme de este concepto para acercarme a la obra de cuatro jóvenes escritoras de cuentos que he seleccionado para este Congreso.

Otro concepto del cual quiero apropiarme en este trabajo, también de Bloom, pero que han seguido grandes escritores como Emerson o Borges, es que leemos para ser mejores. En palabras del propio Harold Bloom: “Para leer sentimientos humanos en lenguaje humano hay que ser capaz de leer humanamente, con toda el alma”. Por eso, pese a que este es un evento y un espacio académicos, no quiero hacer un estudio hermético que se centre en apreciaciones meramente estéticas, sin descuidar ese punto, desde luego.

Cuando uno lee a los grandes cuentistas como Chéjov, Hemingway, Cortázar, Calvino, Flannery O’Connor, Borges, Kafka, Poe, Maupassant, por decir algunos nombres de los que han dejado el cuento como uno de los géneros literarios más extraordinarios, uno no lee buscando cómo está estructurado el cuento, ni siquiera se fija si el lenguaje tiene pretensiones estéticas determinadas; eso viene después. Primero uno se deja atrapar por el cuento y descubre si el cuento le está diciendo algo y ese algo nos añade a la vida un sentido.

Con esta intención crítica: hacer explícito lo que está implícito en los cuentos y una lectura de los mismos que descubra la humanidad que hay en ellos; que nos permita acercarnos a su realidad de manera que nos aproximen a nuestra vulnerabilidad humana a través de las piezas literarias de estás jóvenes narradoras que han escogido el intricado camino del arte de escribir cuentos, queremos entonces iniciar un breve recorrido y defender por qué hay razones para leer esos cuentos. Por qué hay que leer a estas jóvenes escritoras panameñas.

No hace falta hacer un ejercicio crítico profundo de comparación con una prehistoria del cuento centroamericano. Vamos a prescindir de ello. Los temas y los recursos del lenguaje son muy distintos a muchos de los narradores en décadas pasadas. Ya los temas de dictadores, la denuncia social enmarcada en un contexto político, el realismo costumbrista, por ejemplo, son cosas del pasado para estas escritoras. Sin embargo, los recursos del lenguaje y la imaginación apelan a otros códigos existenciales que denuncian nuevas formas de enajenación. Podemos identificar nuevas formas de resistencia a través de la creación de historias y seres imaginarios que brotan de la realidad cotidiana. Una realidad social enmarcada en un escenario globalizado y multiforme de los seres humanos.

La denuncia de los nuevos escritores de cuentos, si la hay, ya no es contra una dictadura tradicional que imperó en décadas pasadas; ahora ellos denuncias nuevas formas de caudillismos y autoritarismos que atentan contra las instituciones democráticas y la ciudadanía. Aprovechan la ficción para criticar las nuevas formas de enajenación y las problemáticas de una sociedad compleja y diversa.

Las escritoras elegidas en este trabajo son: Ana Lucía Herrera, Lucy Cristina Chau, Enithzabel Castrellón e Isabel Burgos. Las tres primeras, Ana Lucía, Lucy y Enithzabel, nacieron en el mismo año: 1971; Isabel es un año anterior, 1970. Esto, cronológicamente, las enmarca en la misma generación. Los escritores nacidos en la década de los 70 tienen una aproximación muy joven a la historia más relevante del istmo centroamericano: se acaban de firmar los acuerdos de paz que ponen fin a la guerra en Centro América; el ejército de los Estados Unidos invade Panamá, entre otros hechos históricos. Otra característica de las cuatro escritoras es que sus libros se publican a partir de 2010 y las cuatro publican un libro de cuentos por primera vez. Inclusive Lucy Chau, que es la que tiene más trayectoria como escritora, se da a conocer como cuentista con el libro que vamos a comentar.

Para efecto de este comentario, quiero comentar dos cuentos de cada uno de los cuatro libros de las autoras para dejar a los lectores con esas ganas de leer para desafiar la realidad e interrogarnos ¿por qué leer a estas escritoras? Empecemos.

Ana Lucía Herrera o el realismo mágico en Pequeté.

Si atendemos al concepto de realismo mágico de Pedro Luis Barca que hace en la edición conmemorativa de Cien años de soledad de Gabriel García Márquez, donde dice que el realismo mágico es una categoría estético literaria, es decir, es una particular forma de percepción y expresión estética de la realidad; o en otras palabras: lo que se busca es mostrar lo cotidiano desde nuevas ópticas; o si tenemos en cuenta el concepto de José Miguel Oviedo, que postula que el realismo mágico es un logro estético del siglo XX, en sus propias palabras: “El realismo mágico es, sobre todo, una retórica y una poética, un lenguaje y una visión narrativa…”, entonces podemos afirmar que Cuentos de Pequeté de Ana Lucía Herrera entra en esta categoría.

En el universo creado por Gabriel García Márquez los personajes no se asombran de los acontecimientos mágicos que suceden en Macondo. Los sucesos fantásticos que ocurren pasan inadvertidos para sus habitantes. Sin embargo, se asombran de cosas tan sencillas y corrientes como un pedazo de hielo. Lo mismo pasa en el Pequeté de Ana Lucía Herrera: los habitantes no se admiran ante una serie de hechos casi sobrenaturales, pero sí se asombran de la llegada de un celular.

En el Pequeté de Ana Lucía Herrera encontraremos espejos y gallinas que hablan; embarazos por obra y gracia del Espíritu Santo; un don Juan que se convierte en colibrí; unos muertos que juegan domino en el cementerio y que huelen a jazmín, entre otros hechos.

Pachulí es un cuento donde un día de manera casi mágica aparece una mujer de traje rojo llamada Erminia. Ella lleva el negocio de la prostitución a este pueblo donde no se tenía conciencia de esta forma de ganarse la vida. Donaciano es, por decirlo así, la primera víctima de Erminia que literalmente lo viola y le obliga a traer más clientes a la cantina. Al final del cuento Erminia prueba una dosis de su propia medicina.

Hay una serie de elementos metafóricos en este cuento que dejan leer otra realidad. Lo primero es la entrada de Erminia al pueblo. Esa forma de irrumpir la realidad también es la perdición de Donaciano que despierta en él sensibilidades nunca antes experimentadas. Otra imagen es el perfume pachulí. La metáfora del olor tiene un papel parecido a la del color en un pueblo donde el viento necesita ser administrado por una empresa privada. Los sentidos son una forma de poder. Si controlas los sentidos, lo controlas todo.

Otro cuento digno de mencionar es Manuel Herrera. Es la historia de un poeta que lleva ese nombre y que vive prácticamente debajo del único árbol de mango del pueblo. Desde allí escribe poemas para los hombres que buscan convencer a un amor. Un día, una mujer llamada Esilda llega a la casa de Manuel Herrera para solicitar sus servicios. Ella necesita que su novio, Donanciano, le preste atención. El poeta le escribe varios poemas, pero no parecen causar efecto. Esilda va cada día donde el poeta a reclamar y a pedir un poema nuevo, hasta que éste un día se cansa de escuchar sus reclamos y la calla con un beso. Es un cuento tierno donde se descubren las pasiones prohibidas y las pasiones humanas.

¿Por qué hay que leer a Ana Lucía Herrera? Porque los Cuentos de Pequeté, de forma oblicua, nos llevan a descubrir una realidad vulnerable con personajes frágiles muy parecidos a la realidad porque, en medio de sucesos extraños, actúan como actuaría cualquier ser humano: piensan, escapan, sufren, aman, mienten. Cuentos de Pequeté es un libro que bien pudo ser un proyecto de novela, porque las acciones de los personajes están tejidas por historias diferentes pero hiladas. Sin embargo, la idea de un cuentario no llevo a la autora a perder nuestro tiempo.

Isabel Burgos o la realidad fabulada.

Segunda persona es el título que Isabel Burgos le dio a su primer parto de cuentos. Son 18 hijos que ella ha dividido en tres partes en el libro. Cada uno de estos hijitos merece ser leído, pero comentaré dos de estos cuentos donde la realidad es ficcionalizada con habilidad.

Llover es un cuento que no puedo dejar de comentar. Este cuento me recordó a aquel de Julio Cortázar llamando No se culpe a nadie. Sin embargo, Llover no se parece demasiado al cuento de Cortázar, salvo por el tipo que brinca por la ventana. En el cuento de Isabel Burgos el protagonista sufre de una extraña enfermedad hereditaria. Cuando mira por la ventana de su casa descubre que está lloviendo para arriba. En cierta forma eso lo alivia y lo conforta, porque se sabe liberado. Luego de planchar su corbata con la mano se lanza por la ventana y se estrella con las nubes. Es una metáfora del suicidio en cierta forma, pero no una defensa de la muerte. La desesperanza da lugar a la tranquilidad en el personaje que encuentra la paz al ascender hacia las alturas.

Otro cuento digno de antología por la forma magistral en que registra todo un micro-universo del ser panameño es La pelea. Es la historia de un vendedor de raspao que tiene un accidente con un carro de reparto. En este breve cuento la cantidad de personajes que desfilan van dejando un registro de las cotidianidades que viven muchas veces los panameños. En el cuento se forma una discusión que termina en una pelea. Songo, el dueño de la carretilla de raspao tiene ahora más problemas acumulados que solucionar a parte de una hija preñada por quinta vez. Bernabé es un ex convicto que acaba de recibir a Jesucristo en su corazón y trata de resolver el conflicto; pero Muchilinga, su mujer, no está aún ungida por el Espíritu Santo y le entra a golpes a Morondongo, el conductor del reparto. La peor parte la recibe Muchilinga que es noqueada de un puñetazo por su propio marido.

Isabel Burgos es una auténtica fabuladora y se sabe insertar en la realidad cotidiana con habilidad. Sus ficciones son el reflejo de lo que somos y queremos ser. ¿Por qué leer los cuentos de Segunda persona? Porque nos llevan de la mano de manera lacónica por una realidad muchas veces ignorada. Una realidad compleja y que ella sabe descomponer para ofrecérnosla en pequeños bocados.

Enithzabel Castrellón Calvo o nuestras Malas costumbres.

Si hay algo por lo que hay que felicitar a Enithzabel Castrellón es por su destreza para crear personajes diversos en distintos sectores sociales. Creo que el título del libro, Malas costumbres, está muy acorde con los acaecimientos de estos personajes. En efecto, las “malas costumbres” son las acciones de algunos de estos héroes y anti-héroes que nos llevarán por una realidad que oculta el lado oscuro del ser humano y también sus atributos.

En el cuento que lleva el título del libro, Malas costumbres, Enithzabel nos ofrece un boceto de un escritor de novelas negras que basa sus historias en supuestas ficciones, pero en realidad tiene la mala costumbre de construir sus ficciones con sangre verdadera. Mike C. Hollow es un escritor de novelas que entrevista a seres desquiciados y enfermos; pero quizá el verdadero enfermo es él que busca historias de asesinos y esquizofrénicos para escribir sus historias. En este cuento se descubre al final que el verdadero loco es el escritor que termina con su víctima después de una entrevista.

Otra pieza que merece ser comentada es el cuento Todo un peña; degradante historia escrita en forma de reportaje de TV que deja al descubierto un rosario de personajes vulgares y oportunistas muy frecuentes en nuestra realidad cotidiana. En el Valle de San Isidro, Arcadio Demóstenes Peña Castro, acaba de matar a su mujer, conocida como La Negra. El cuento denuncia de manera sutil una serie de hechos y gentes que a diario se ven en nuestro medio: el maltratador de mujeres, la madre y la abuela alcahuetas, el político oportunista y el periodismo amarillista que promueve el morbo. Al final, la que sale perdiendo es La Negra que queda muerta y todo pasa como un hecho más de sangre en uno de los sectores de la ciudad de Panamá más vulnerables a la violencia.

¿Por qué leer Las malas costumbres de Enithzabel Castrelló? Porque nos comunica con una parte de la realidad nacional y otra parte con el mundo que habitamos donde se denuncian abusos y se refrescan memorias que nos permiten tener conciencia de las cosas humanas que nos dejan y nos rodean.

Lucy Chau o las puertas de lo real-fantástico

Termino con el libro de Lucy Chau, De la puerta hacia adentro. Este libro de cuentos mereció el Premio Centroamericano de Literatura Rogelio Sinán. Lucy Chau es la escritora de mayor trayectoria de este grupo. Ha ganado el Premio Nacional de Literatura Ricardo Miró en la sección poesía y el Premio de Poesía Gustavo Batista. Pero es con este libro que se da a conocer como cuentista.

Pareciera que hay un tema recurrente en los cuentos de Lucy que ya habíamos visto en su libro de poemas La casa rota. Los espacios cerrados como la casa reaparecen en este libro de cuentos que está dividido en tres partes con sus subtítulos: Rituales, Modos y maneras y Herencias. La casa es una metáfora que se verá en varios de los cuentos. La casa como espacio de supervivencia de la memoria, las casa como sujeto y destino final.

En Feng Shui se narra la historia de una mujer obsesionada con los rituales ancestrales que le dan energía a la casa. En efecto, Amalia está convencida de estar debilitándose por una mala orientación de la casa. La casa huele a incienso y su marido, Julio, ya casi no tolera las ceremonias de su esposa. Esto la lleva a dudar de él. Julio nota que la casa se llena cada vez más de humo y Amalia está convencida de las bondades de las prácticas del Feng Shui hasta llegar a hiperbolizarlas. Finalmente Amalia es víctima de sus propias prácticas. El cuento está cargado de ironía y nos da una lección de que algunas veces nuestras obsesiones pueden ser nuestra destrucción.

La viuda es otro cuento donde la ironía cierra la historia de una manera ahora menos trágica y más conmovedora. Rubiela es una chica con una extraña forma de pasar el tiempo: colecciona fotos de gente muerta que recorta de los periódicos. Un día un tal Abel Hassán es asesinado al ser confundido por un policía que le da un disparo. Rubiela se enamora de la foto de Abel; Abelito, le llamaría más tarde. En su obsesión por conocer más de Abel indaga hasta que las pesquisas la llevan a un casino donde parece que Abel era un asiduo cliente. Así llega a conocer a la madre del difunto a la que Rubiela le miente diciendo que eran novios y que estaban prontos a casarse; la pobre mujer le revela a la supuesta nuera que su hijo no era lo él creía. Era un adicto a los juegos y un hombre solitario.

El cuento deja ver la soledad de los personajes que acuden al casino y también que las personas pueden ser mejores de lo que parecen. Es el caso de la suegra falsa que al final de la historia recompensará a Rubiela por ser una nuera impar. ¿Por qué leer los cuentos de Lucy Chau? Tal vez la mejor razón es que la humanidad que hay en estos cuentos y que se esconde detrás de las puertas de la casa y las cosas nos está diciendo que la vida puede ser contradictoria, pero al final son estas contrariedades las que nos ayudan a resistir y buscarle un sentido a la existencia.

Ana Lucía Herrera, Isabel Burgos, Enithzabel Castrellón y Lucy Cristina Chau se suman a la lista de narradoras panameñas de manera sólida. Existen cuentos e historias que pudieron decirnos más y llegar más lejos; algunos textos más débiles y otros más ponderables, pero las cualidades y virtudes son mayores. Hay una característica que las vincula a las cuatro: todas tienen una capacidad de fabular y ficcionalizar la realidad.

*Trabajo leído en el Primer Congreso Internacional de Cuentistas y Críticos Literarios (en torno a la producción cuentística panameña), 5 al 8 de junio de 2012, Campus “Víctor Levi Sasso” Universidad Tecnológica de Panamá.




3 comentarios:

Enithzabel dijo...

Carlos muchísimas gracias por incluir mis Malas Costumbres en este breve recuento de nuestras obras; para mí es un honor estar en compañía de mujeres tan talentosas como Ana Lucía, Isabel y Lucy. Gracias por apoyar siempre las letras, seguiré hilando las mías y formando nuevas historias para contar. ¡Mil gracias, me siento muy honrada por tus palabras!

histocentroamericana dijo...

hola carlos, te escribo desde costa rica, gracias por la valiosa informacion de esta pagina

histocentroamericana dijo...

hola carlos, te escribo desde costa rica, te agradezco la valiosa informacion de esta pagina.

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