jueves, 21 de marzo de 2019

Los cautiverios, las horas y los cuerpos.*



Dedicatoria: 
Para Vielka Victoria, Celia Moreno, Nelva Reyes, Alma Montenegro de Fletcher, Corina Rueda, Anayansi Barrantes, Nitzia Barrantes y Gloria Young.


Por sentirme despierta en la cautiva
morada oscura de tu sangre, llevo
este amargo laurel de gajo nuevo
y esta miel de cilicio rediviva.
Libre y Cautiva. Stella Sierra


Nosotras, las malcriadas y malparidas
Nosotras,
las que menstruamos ceremonias y rituales ancestrales
las que ovulamos esperanzas abandonadas
las embarazadas de memorias transgredidas
las que amamantamos a ángeles y demonios
las que sufrimos menopausias clandestinas
las negadas     
las prohibidas
las santas
las malcriadas
las malparidas
las amantes
las adulteras
las divorciadas
las mosquitas muertas,
las que metimos la pata,
las que nos dejó el tren,
las malcasadas y de segundo frente,
las de camisa de once varas,
las locas que sabemos fingir corduras.
Nosotras también madrugamos parejo para
trabajar las horas con nuestros cuerpos,  
sin reconocimientos ni afectos,
sabiendo que nos desgatamos en la faena que
reproduce esperanzas olvidadas.



Una mujer no es un ángel

Una mujer no es un ángel,
es una loca que finge cordura
para luego revelar su presencia postergada.
Una mujer no es un poema,
es un grito que convoca manos artesanas
que tejen lejanas memorias.
Una mujer no es una monja,
es una culpa con deseos reprimidos
con sueños eróticos encendidos.
Una mujer no es una reina,
es una abeja insatisfecha y zigzagueante 
que labora la miel de épocas arduas.
Una mujer no es una plaza,
es una casa habitada de cautiverios.
Una mujer no es un tesoro,
es un cántaro de ovarios y coraje
cuerpo revolucionario
que destruye y construye.
Una mujer no es una dama,
es una madresposa que trabaja
jornadas clandestinas por un salario disparejo
y cuando suda lo hace parejo dejando
un rastro de horas acuñadas.





La mujer trabajadora, no existe

La mujer buena, no existe;
solo la que se afana para que sus hijos miren arcoíris cotidianos.

La mujer feliz, no existe;
solo la que se esfuerza en construir un país donde caminar sin miedo.

La mujer libre, no existe;
solo la que marcha dando la cara y gritando consignas en fechas olvidadas.

La mujer amante, no existe;
solo la que entrega su cuerpo cansado como un sacrificio persa en la niebla.

La mujer devota, no existe;
solo la desobediente que fue sacada de una costilla para morder frutos prohibidos.

La mujer inocente, no existe;
solo la culpable por andar de loca convocando asambleas y rebeldías.

La mujer educada, no existe;
solo la que escribe poemas lejanos para librarse de sus cautiverios.

La mujer trabajadora, no existe;
solo la que maltrata su cuerpo para ver días soleados que no llegan.



Cautiverios uno

Los cautiverios son muchos
Pero no lo saben ni tu boca ni tus manos que
trabajan abnegadas en múltiples quehaceres
hasta quedar fatigadas sobre la espuma.

Los cautiverios son el cuerpo
Pero no lo saben tu piel ni tu sangre que
ocupados andan trabajando para tener una casa
donde poder arrinconar los sueños.

Los cautiverios son un templo
Pero no lo saben tu boca ni tu silencio que se
distraen en sagrados ritos hasta aburrir a dioses patriarcales
en el terrible encuentro que nos aleja.

Los cautiverios son un espejo
Pero no lo sabe tu rostro ni tu mirada que
con locura se despiertan cada día para descubrir
una cara a la que hay que ponerle una máscara fingida.

Los cautiverios son tus hijos
pero eso lo sabe tu corazón y por eso
no descansa por llevar el pan cuando aún la noche es cruel y peligrosa.




Te presento un cuerpo

Te presento el cuerpo consagrado sin afectos
deseado por miradas patriarcales y atrapado en cautiverios infinitos.

Te presento el cuerpo de las virtudes olvidadas
admirado con hipocresías en fiestas, pasarelas y carnavales miserables.

Te presento el cuerpo rechazado
en ferias de empleos que ofertan trabajos donde ganas la comisión parada.

Te presento el cuerpo reeducado
con falda larga y bien portado para no festejar deseos prohibidos que ofendan la moral.

Te presento el cuerpo deserotizado y asexuado
que esconde vulvas y vellosidades, senos que jamás amamantarán a un hijo.

Te presento el cuerpo desdibujado
por agendas oficiales que no dan permiso para  ir temprano a casa.

Te presento el cuerpo perdido
culpable y satanizado por buscar el pan en la esquina y en la calle.

Te presento el cuerpo consumido
 por los días que busca la igualdad aunque sea oprimido.





Posdata

No solo parirás con dolor.
También trabajarás doble jornada
de día y por la noche.
De día serás cuerpo asalariado, público y privado,
con horas extras mal pagadas.
De noche serás cuerpo invisible, domesticado y erotizado,
sin derecho a décimo ni quincena.





Cautiverios dos

¿Y si la equidad es una forma de mentira?
¿Y si la igualdad es una quimera?
Porque la mujer no sabe que los cautiverios
se levantan sobre su cuerpo
y por eso no reconoce la opresión
que lleva sobre su frente.

No reconoce que solo por existir la oprimen las horas y
múltiples cautiverios.

Cautiva de su maternidad existe para
sus hijos.
Cautiva del convento existe para sagrados ritos y
el santo rosario.
Cautiva de su sexo existe para el otro
que la busca en la noche.
Cautiva del delito existe detrás de una celda llamada Hogar
donde paga su condena.
Cautiva de la oficina existe para sentirse realizada y por
eso no descubre sus cadenas.

Por eso han expropiado su cuerpo con días y horas.
Y su cuerpo ya no es de ella ni de la estrella ni la luna
      sino que es de todos.

Porque se entrega sin saberlo, sin protesta,  a cada uno:
A su esposo, a sus hijos, a su fe, a sus amigos, a sus jefes, al horario.
Ya ni la conciencia ni la voluntad
tienen sentido en estos amargos días.
La voluntad es una crisálida sin esperanza de vuelo.
La conciencia se parece a un ciego sin prudencia.
Y ella desea ser protagonista de sí misma y por eso
prefiere fingir que es libre y no cautiva.




Desgastada en sí misma

Hoy vi a una mujer contenida en sí misma
y con el peso de las horas en el rostro.
Imaginé que ella tenía un trabajo
con un horario maltratado y salario indigente. 
Abstracta y materializada era como
una sombra para los otros que solo la veían
cuando necesitaban hacer una consulta.
Yo la vi acumulada en los días
muriendo lentamente por los otros.
Imaginé que ella tenía una casa
donde habitan sus esperanzas.
Hoy vi a una mujer consumida en sí misma
con una mirada de flores y de sangre.
Pensé saludarla para darle unas palabras de aliento:
Decirle, por ejemplo: mañana será un bonito día.
Pero para ella todos los días son iguales.

Hoy vi a una mujer desgastada en sí misma
con el cuerpo ocupado por las horas y ausente en sí misma.




Hay una mujer

Hay una mujer a quien le ocurren los días
de forma irrenunciable.
Ella es real porque sabe soportar las horas.
Vive resumida en horarios rutinarios y
guarda en un féretro los umbrales secretos cotidianos que
en excepcionales casos comparte en horas laborales.
Esa mujer tiene doble calendario, doble jornada
doble sacrificio y doble desvelo,
pero su recompensa no le  
alcanza para completar su felicidad
y llenar sus carencias.
Ella es real y suele acercarse
a la plenitud de sus días
por eso olvida pelear
lo que realmente merece.
Depositada plenamente en el otro
ella le hace frente a la faena sin quejarse y
aprehende el mundo en una espera que la castiga
y aún así guarda afectos para todos.
Hay una mujer a quien le ocurren  las horas
de forma incurable.





Puta es una palabra decente

“…todas las mujeres son putas por el hecho de evidenciar deseo erótico…”
Marcela Lagarde

No me digas que puta es una palabra fea o indecente,
Porque putas pudieran ser todas al llevar un deseo erótico reprimido.
Solitarias en la malva de la noche solo trabajan para el otro
y regresan de madrugada a casa para ser madres por unas horas.
Son mujeres a quienes han satanizado su erotismo,
solidarias y afligidas suelen enfrentar sus problemas
aunque les hayan negado sus derechos.
Definidas y malvadas.
Pervertidas y esclavas.
Escandalosas y perdidas
Son iguales a todas las mujeres
y de equidades no saben y ríen para sus adentros
porque también tienen momentos maternales
aunque sus senos han sido babeados por bocas ajenas
que no son las de sus hijos,
por eso el mundo las declara pecadoras.
Sus cuerpos son el espacio donde desconocidos han abandonado
los apetitos meridianos, sus cuerpos son el espacio del sacrilegio,
cuerpo erótico en la desdicha
cuerpo perfumado en la derrota
cuerpo reverenciado en el vacío
cuerpo tabú
cuerpo envidiado
cuerpo derrotado por las horas nocturnas.
Ellas son como Eva: culpables y desobedientes.
Eva manzana, Eva satanizada
Eva negada, Eva mala
Eva tentadora,  Eva pública
Eva de la calle, Eva malportada
Eva fenicia, Eva retorcida
Eva visitadora, Eva prepago
Eva Malinche,
Eva Magdalena,
Eva Afrodita,
Eva sin oportunidades ni derechos,
Eva sin equidades ni igualdades,
instrumento de su oficio y reina de su cuerpo.


No me digas que puta es una palabra indecente.
Es solo una palabra a la que también le pasan las horas,
pero se han acabado los lenguajes para definirla y por eso
ellas nunca sabrán de igualdades porque sus cuerpos condenados
son objeto del deseo y del delito.
Vivirán siempre atadas al erotismo de los otros
y prisioneras de su cautiverio público.





Adentro

Para Vielka

Todas las mujeres quieren ser una casa
pero algunas, en su desigualdad y fragilidad,
ignoran que vivirán pobladas de los otros.
Conocí a una mujer que era una casa.
En cada instante y en cada acto ella era su casa.
Ella solo existía adentro de la casa,
afuera era inconsistente e incompleta.
Afuera invisible, serpenteante, fugaz.
Cuando entraba a la mujer, es decir, a la casa,
podía acariciar sus paredes y sentir la piel marchita
porque esta mujer ha dejado
su juventud en cada cuarto,
repitiéndose a sí misma infinitamente.
A veces camino cerca de la casa y
veo sus ventanas llorando
porque sus hijos, que se han ido,
olvidaron visitarla.






Tiempo compensatorio

Para Evelyn

Pese al dolor acumulado
lograste limpiar tu casa e
insistes en llegar temprano
para marcar a la hora reglamentaria.
Ordenas tus cotidianidades en la oficina
para no perderte en tu imagen abatida.
Ayer trabajaste hasta tarde
sin viático, pero con derecho a
tiempo compensatorio.
Le das continuidad a las horas
y dejas que te pasen por el cuerpo
que aún no se recupera del tranque.
Temblorosa y frágil,
cansada y erosionada por la jornada
llenas el formulario de permiso
para ir a esa cita médica
sin recordar
que mañana es día feriado.



 *Este poemario mereció el primer lugar del XXXVIII Concurso Nacional Premios IPEL a la Cultura Laboral 2018. El tema fue Mujer trabajadora: equidad e igualdad de oportunidades laborales. Categoría de poesía. Seudónimo: Sor Juana.


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