sábado, 25 de abril de 2009

25 de abril: Día del Escritor Panameño.


Uno de los oficios más hermosos del mundo, y tal vez uno de los más difíciles, es el de escribir. Somos de la opinión que no toda persona puede hacerse llamar "escritor" o "escritora". A pesar de que no hay ningún título académico para ello, sí son varias las características que se requieren para llegar a ser un verdadero escritor; pero basta con tener una que es indispensable: ser un creador. Por eso Huidobro grabó en su famosa arte poética: el escritor es un pequeño dios. Para escribir un libro basta con saber redactar, manejar los elementos básicos de la sintaxis y tener recursos para publicar. Pero eso no quiere decir que el producto final sea una obra literaria. Una obra debe descubrir algo de la realidad, aunque las palabras que utilice sean las mismas que se han usado siempre.

Cuando Flaubert se defendió del crítico Sainte-Beuve con la frase: "Siempre me he esforzado por llegar al alma de las cosas" estaba aportando uno de los conceptos más importante al difícil oficio de escribir: descubrir para conocer. La persona que escribe un libro y no está aportando nada, sino descubre nada, no está creando. Por eso Milán Kundera ha escrito: “La novela que no descubre una parte hasta entonces desconocida de la existencia es inmoral. El conocimiento es la única moral de la novela”. Nosotros nos sumamos a esta opinión.

Hay muchos escribidores y pocos escritores en todo el mundo. De nuestro país se podría decir lo mismo, pero eso lo dejaremos a la historia, a ese enemigo invisible que es el tiempo. Llegará el día en que en nuestro país –ya sea a través de los estudios literarios o por parte de los mismos lectores-, se le haga justicia a los libros que se escribieron con la misma médula de los huesos; sin facilismos, sin la mediocridad que reina y de la que son presas muchas víctimas que se paran frente a los estantes de las librerías panameñas. Pero de todo hay en el jardín del Señor y para algo se inventaron los colores (perdonen la pedantería). Ya se sabrá quién es quién en la literatura panameña.

Sin embargo, de que tenemos a los nuestros los tenemos. Y los hay de varias generaciones que merecen llamarse escritores. No vamos a decir nombres, porque no es necesario. Pero lo que sí es justo es que Mirada de Nuchu envíe un saludo de felicitación, en el Día del Escritor, a todos los creadores que dignifican, a través de la palabra, su patria. Por cortesía de Enrique Jaramillo Levi, ponemos a disposición la historia de la creación de este día que por Ley se celebra cada 25 de abril. Sabemos que será es un texto valioso para los estudiantes y toda persona interesada.

CF
HISTORIA BÁSICA EN TORNO A LA CREACIÓN DE LA LEY 14 DEL 7 DE FEBRERO DE 2001, QUE INSTITUYE EL "DIA DE LA ESCRITORA Y EL ESCRITOR PANAMEÑOS"
Por: Enrique Jaramillo Levi

1. El escritor Enrique Jaramillo Levi propone, por primera vez, la creación del "Día del Escritor" en la revista cultural Maga, No. 16 -17, correspondiente a enero - abril de 1991, pág. 62. En los 8 siguientes números de dicha revista se sustentó la misma propuesta.
2. En abril de 2000 la Universidad Tecnológica de Panamá presenta un Ante-proyecto de Ley en la Oficina de Participación Ciudadana de la Asamblea Legislativa, para la crea
ción del "Día del Escritor", a instancias del escritor Enrique Jaramillo Levi, Coordinador de Difusión Cultural de la dicha institución, y con el aval del Ing. Héctor Montemayor, Rector de esta institución.
3. El 27 de diciembre de 2000 se le da Primer Debate a este anteproyecto de Ley en la Asamblea Legislativa. Dicha reunión se celebra en el Campus "Víctor Levi Sasso" de la Universidad Tecnológica de Panamá.
4. El 31 de diciembre de 2000, se aprueba en segundo y tercer debate, en la Asamblea Legislativa, la creación del "Día de la Escritora y el Escritor Panameños", a celebrarse cada año el 25 de abril, día del natalicio de Rogelio Sinán.
5. El 7 de febrero de 2001, la Presidenta de la República, Sra. Mireya Moscoso, sanciona la Ley 14 que crea el "Día de la Escritora y el Escritor Panameños", así como la Condecoración Rogelio Sinán y el Consejo Nacional de Escritores y Escritoras de Panamá, entidad encargada de designar, cada dos años, al escritor o escritora que, por sus méritos literarios y humanos de toda una vida, merezca dicha Condecoración.
6. El 25 de abril de 2001, el Instituto Nacional de Cultura organiza, por p
rimera ve
z, el "Día de la Escritora y el Escritor Panameños" con una Mesa Redonda en el Ateneo de Ci
encias y Artes (Sociedad de Ingenieros y Arquitectos), titulada "El reto del escritor panameño". Participan los escritores: Justo Arroyo, Elsie Alvarado de Ricord, Enrique Jaramillo Levi, Consuelo Tomás y Rosa María Britton.
7. El 25 de febrero de 2002 la Presidenta de la República, Sra. Mireya Moscoso y la Ministra de Educación, Profesora Doris Rosas de Mata, firmaron el Decreto Ejecutivo No. 47, "por el cual se reglamenta el artículo 5 de la Ley 14 de 7 de febrero de 2001, que declara el 25 de abril de cada año, Día de la Escritora y del Escritor Panameños y se crea la Condecoración Rogelio Sinán". Este Decreto se publicó en la Gaceta Oficial el 1 de marzo de 2002.
8. El Consejo Nacional de Escritores y Escritoras de Panamá abre una amplia convocatoria en febrero de 2002, a fin de que personas e instituciones postulen candidatos y candidatas a la Condecoración Rogelio Sinán 2002.
Dicho Consejo recibe cinco postulaciones; se trata de los escritores: Elsie Alvarado de Ricord, Justo Arroyo, Ernesto Endara, José Franco y Luis Carlos Jiménez Varela. Tras estudiar detenidamente los documentos de cada candidatura, el Consejo selecciona y designa a Elsie Alvarado de Ricord, poeta y ensayista destacada, para recibir la Condecoración Rogelio Sinán.
9. El 15 de abril de 2002, la Ministra de Educación, Prof. Doris Rosas de Mata, anuncia que ha sancionado la designación hecha por el Consejo Nacional de Escritores y Escritoras de Panamá para que la poeta y ensayista Elsie Alvarado de Ricord, por sus méritos literarios y humanos, reciba la Condecoración Rogelio Sinán.
10. El 25 de abril de 2002, la Presidenta de la República, Sra. Mireya Moscoso, entrega en el Teatro Nacional la Condecoración Rogelio Sinán a la poeta y ensayista Elsie Alvarado de Ricord.
a) Medalla de oro con la efigie de Rogelio Sinán;
b) B/.10.0000 (aportados por el Ministerio de Educación y el Instituto Nacional de Cultura);
c) Pergamino de honor al mérito;
d) Copia de la Resolución mediante la cual se ha designado a determinada escritora o escritor para tan alto honor.
11. Posteriormente, se ha seguido celebrando cada 25 de abril el “Día de la Escritora y el Escritor Panameños”; y cada dos años también se ha continuado seleccionando a un destacado escritor o escritora para otorgársele, por parte del Estado, la Condecoración Rogelio Sinán.


Así, los creadores literarios que han recibido después de Elsie Alvarado de Ricord esta distinción son los siguientes: Guillermo Sánchez Borbón (Tristán Solarte), en 2004; Carlos Francisco Changmarín, en 2006; Pedro Rivera, en 2008.

domingo, 12 de abril de 2009

CILCA Panamá 2009





Los estudios literarios forman parte de una de las más importantes contribuciones que aportan valores intrínsecos al tema de las identidades. Por eso es de sumo agrado que el CILCA (Congreso Internacional de Literatura Centroamericana) se haya realizado en nuestro país por segunda vez (sabemos que a principios de la década del 90 se había celebrado). Esta fue su versión número 17 y todo empezó gracia al Dr. Jorge Román-Lagunas, de Universidad de Purdue, Calumet, especialista en literatura de la región, quien tuvo la iniciativa de convocar a críticos, académicos y escritores de la región centroamericana.



El CILCA es un punto de encuentro donde críticos, autores y académicos encuentran un espacio para la discusión e intercambio de experiencias en torno al corpus de las literaturas centroamericanas que han logrado edificarse internacionalmente.


Este Congreso nos permitió actualizar el mapa y los rumbos que toma nuestra literatura: sus temas, sus propuestas estéticas, sus valoraciones desde la crítica, sus nuevas tendencias sociales y su sistematización histórica. Nos permitió también tener una idea de los nuevos códigos de expresión que desde la literatura nos ayudan a entender mejor nuestras identidades.


Queremos destacar la participación de los académicos de Estados Unidos, Canadá, España, y a los académicos de Panamá y, sobre todo, a nuestros escritores. Sabemos que las voces que se escucharon durante esos tres días sirvieron para enriquecer nuestra cultura centroamericana y, sobre todo, la nacional.


Queremos felicitar a la Asociación de Escritores de Panamá por haber organizado este evento que, además de contar con mesas de discusión, donde se analizó la obra de escritores del canon literario panameño como Diana Morán, Joaquín Beleño, Demetrio Korsi y Manuel Orestes Nieto, también se contó con un programa cultural que llenó muchas expectativas, sobre todo los recitales de cuento y poesía que tuvieron como protagonistas, en la mayoría de los casos, a nuestros poetas jóvenes. Esto es importante, en la medida de que son los estudios literarios los que ayudan a consagrar la obra de los autores y en Panamá los autores de las nuevas generaciones están contribuyendo a enriquecer el corpus de la literatura nacional.


Además, queremos destacar, que ha sido un acierto dedicar este congreso a la memoria de Mario Augusto Rodríguez quien se marchó para siempre recientemente dejando una obra literaria y periodística que requiere del abrazo urgente de los estudios literarios y que ya se ha empezado con la mesa dedicada en el congreso para este autor. Mirada de Nuchú publica un resumen escrito por Edilberto González Trejos, joven poeta y miembro del equipo organizador del Congreso. Es una relatoria que nos permite hacer un registro objetivo del evento.


C.F.



Mis impresiones y memorias sobre el
Congreso Internacional de Literatura Centroamericana
celebrado del 1 al 3 de abril en Panamá.


DÍA 1

El Congreso arrancó el miércoles 1 de abril en horas de la mañana, con la Mesa Redonda denominada "Rumbo de la literatura panameña" con las ponencias de Enrique Jaramillo Levi, José Luis Rodríguez Pittí, Carlos Oriel Wynter Melo y quien les escribe, en las que se presentó la literatura panameña a los académicos, en su mayoría desconocida para ellos, surgió la reacción ¿quiénes son todos estos nombres? ¿son todos buenos?, abrumados, sorprendidos, incrédulos, siguieron el Congreso.

La siguiente Mesa Redonda se dedicó en su totalidad a la obra del Maestro Mario Augusto Rodríguez, con acertados análisis de su cuentística y sobre todo su cuento SEQUÍA por parte del profesor Juan Antonio Gómez, la poeta Lil María Herrera se refirió a su poética y Mario García Hudson, analizó vida y obra del Maestro, dentro del contexto de sus tiempos y circunstancias, sobre todo profundizando en su labor concientizadora de la sociedad como Comunicador Social que fue, a través de su pluma combativa.

En la tarde, el Teatro y la Música se tomaron el Congreso, por un lado la profesora Alondra Badano dictó una iluminadora y reveladora ponencia sobre el Teatro en Panamá, Costa Rica y Honduras, en tanto que Mario García Hudson deslumbró al Auditorio con su análisis exacto y riguroso de Ricardo Fábrega, a la luz de sus canciones, revelando su visión del país, en su época y circunstancias. La investigación de García Hudson es importante para rescatar la tradición latinoamericana de la música panameña y nuestra influencia en los Maestros del área, muchas veces ignorada.

A continuación, tuvimos una Mesa Redonda de Literatura Centroamericana, en la que Lois Marie Jaeck de la University of Sakatchewan enlazó 3 relatos contenidos en una antología de escritores centroamericanos residentes en Canadá, a saber Oscar Tobar, Julio Recinos y David Rozotto. Consuelo Hernández analizó por su parte "El sujeto polidimensional y las secuelas de una guerra en Viaje a la tierra del abuelo" y Marco Tulio Cedillo cerró con una magnífico análisis sobre 7 obras del escritor Ramón Amaya Amador.

Cerca de las 6:00 p.m. iniciamos el Acto de Inauguración en el Sitio Arqueológico EL Aljibe dentro del Campus de la UTP, con la presencia del Dr. Martín Candanedo, Vicerretor de Investigación, Postgrado y Extensión de la UTP, Genaro Villalaz, Director del INAC, el Dr. Jorge Román-Lagunas de la Universidad Purdue Calumet y José Luis Rodríguez Pittí, presidente de la Asociación de Escritores de Panamá.

Honrando al recientemente asesinado Director del INAC, Anel Omar Rodríguez Barrera , guardamos 1 minuto de silencio, en el que hasta las criaturas del bosque se unieron.

El poeta Moisés Pascual pronunció un Discurso Vital para el entendimiento de este Congreso y de nuestras literaturas mestizas, llamado "Del Popol Vuh al Facebook".

Seguidamente ante la vista de tucanes y gorriones, el atardecer desplegando su paleta ante la vista de los poetas, los sonidos del bosque nocturno que emergía y el día que se agachaba, empezó el Recital de la Herencia Poética con una muestra de los poetas nacidos en las décadas de 1950 y 1960, y allí estaban Héctor Collado, Consuelo Tomás, Katia Chiari, Moisés Pascual, A Morales Cruz, David Róbinson y Martín Testa Garibaldo. Los fríos nombre de mi ponencia empezaron a tomar cuerpo ante los académicos y el público en general, la poesía no necesita apología ya que ella se defiende sola. Encore y encore, el Recital se extendió hasta las 8:oo p.m., entre flashlights y magia selvática.

DÍA 2

La primera Mesa Redonda del jueves 2 de abril giró alrededor de 3 Autores Fundamentales para entender la Literatura Panameña, y así, la poeta Katia Chiari deconstruyó los cuartos poéticos de Demetrio Herrera Sevillano, en un estudio profundo, cuidadoso e iluminador. Juan Antonio Gómez analizó muy atinadamente vida y 4 novelas de Joaquín Beleño con la honrosa presencia de Nimia Beleño, hija del Maestro. Por su parte, el poeta Héctor Collado ahondó en la ideología estética de la patria, en los poemas de Diana Morán. Esta Mesa arrancó aplausos y gratas impresiones.





Siguió en orden la Mesa Redonda sobre el Gran Poeta Nacional en Panamá, hoy por hoy, Manuel Orestes Nieto, una Mesa imperdible en la que Carlos Fong, Salvador Medina Barahona y Erasto Espino Barahona, no dejaron aspecto de la obra del Maestro sin estudio, sin consideración, sin impresiones. Como "nación, memoria y utopía", en palabras de Erasto Espino, ese Ardor en la Memoria del Poeta de Utilidad Púbica que Dio La Cara por su Generación y su Patria.

En la tarde, disfrutamos de una Mesa Redonda de Indagaciones Literarias, con Sheila Candelariode Fairfield University en la que fue desmintiendo las geografías a través de sus disquisiones diaspóricas salvadoreñas, una gran investigación sobre escritores en Long Island, quienes se abren paso al margen del "mainstream" dando nueva sangre a la literatura centroamericana y norteamericana ¿dónde están las fronteras?. Lili Mendoza nos entregó un magnífico estudio de su hipotésis sobre el individualismo en la literatura panameña, estudiado en detalle y especificidad en la obra de Roberto Pérez-Franco, Salvador Medina Barahona y Gorka Lasa Tribaldos. José María Balcells nos entregó un estudio sobre el viaje de María Teresa León y Rafael Alberti a Panamá, el poema kuna de los "Vasos Azules" (vasos extranjeros) y la obra de los 2 primeros. Finalizó Klenya Morales, quien nos hizo expandir la conciencia con su ponencia sobre el viaje en el tiempo, una exploración muy personal que viene desarrollando desde su Maestría en Creación Literaria.

Continuó la jornada con una enriquecedora Mesa Redonda sobre el oficio de la literatura en Panamá con José Luis Rodríguez Pittí, Salvador Medina Barahona, David Róbinson, Carlos Fong, Carlos Wynter y quien les escribe. Se discutió, se sacó a la luz, se instó a revisar todo y cada uno de los paradigmas en cuanto a formación, publicación, crítica y estudios literarios. Hubo una nutrida retroalimentación del público, escritores, académicos, lectores.

Finalizó este 2do. día con la participación de la orquesta de bronce de la UTP, deliciosa antesala para El Recital PANAMA RED de Narradores de la generación 7080. Una muestra de esta generación dio la cara y fue la respuesta a las interrogantes y dudas ante la ponencia de Rodríguez Pittí el día 1ro., estos escritores fueron el propio Rodríguez Pittí, Carlos Oriel Wynter Melo, Melanie Taylor, Klenya Morales y Annabel Miguelena.

DÍA 3

Arrancó el última día del CILCA con la Mesa Redonda dedicada al Poeta Ernesto Cardenal, con la participación de John A. Morrow de la Eastern New Mexico University, Grisel Aranda y Rhina Toruno-Haensly, ambas de The University of Texas at Permian Basin , entre Oráculos y Cánticos, poesía y animado debate, estoy seguro que todos quedamos con ganas de más, que lo que hizo falta fue tiempo.

Siguió una Mesa Redonda sobre Poética Panameña, en la que Melanie Taylor compartió un interesantísimo estudio sobre el agua como símbolo en la poesía de Eyra Harbar, Lil M. Herrera y Lucy C. Chau. Delia Cortés dictó su magistral ponencia sobre la poesía femenina panameña de todos los tiempos, a la vez que Gorka Lasa cerraba con broche de oro y su ensayo "Poética, identidad y fundación".

En la recta final del Congreso, y ante la adversidad de un apagón, nada mató la poesía. En esta Mesa Redonda sobre Panamá, Costa Rica y Nicaragua, la Alta Poesía, las Musas y los Duendes se hicieron presentes. Juan Zeledón nos llevó a un viaje por la poesía de Carlos Martínez Rivas, Gregory Robinson nos reveló la voz e identidad en los múltiples narradores utilizados por Consuelo Tomás, Anthony Robb reveló el sensualismo de Eunice Odio en 2 de sus poemas: "Panamá" y "El arcángel". Los poetas no mueren ya que Eunice Odio dejó una vez más a todos fascinados y encantados.

Los autores se fueron tomando el Cierre del Congreso, empezando por los Poetas nacidos en las décadas de 1930 y 1940, y así en el espíritu de los Recitales de la Herencia Poética Panameña, José Córdova, Enrique Jaramillo Levi, Benjamín Ramón y Luis Carlos Jiménez fueron disparando sus balas poéticas. ¡Y se hizo la luz! El apagón nos abandonó ante la evidencia de la poesía.

A continuación siguió el Grupo Teatral Rayuela, compuesto por Victoria Mendoza, Javier Romero Hernández y Alexis Jaramillo, quienes interpretaron un extracto de la Obra UN DÍA BURLÓN del dramaturgo panameño Jarl Ricardo Babot, de manera intensa y destacada.

Como Cierre del CILCA, llegaron los poetas de la Generación 7080, las caras finales que hacía falta ver, la poesía necesaria para exorcisar el escarnio y la duda. PANAMA RED, con una muestra comprendida por Lucy Cristina Chau, Gorka Lasa Tribaldos, Eyra Harbar, Salvador Medina Barahona, Javier Romero Hernández, Javier Alvarado, Sofia Santim y quien les escribe, Edilberto González Trejos. 8 voces distintas, 8 búsquedas, 1 presente, 1 futuro con infinitas posibilidades.

Agradecido en el corazón, anticipando una reunión muy pronto, nos dijimos "Hasta Luego" y nos vemos en Nicaragua en el 2010.




AL DÍA SIGUIENTE:

Considero que dimos a mostra "La Ciudad Perdida", como le ha llamado José Luis Rodríguez Pittí, a los arqueólogos. Éstos son los estudiosos de la literatura que han visto las letras panameñas, les dimos una muy buena acogida, el país se mostró ante ellos, más allá de los mitos y leyendas de colonización o "faux glamour".

Existe un Panamá Real que escribe literatura y la escribe en español, más allá del embrutecimiento colectivo, con muchos retos por delante.

EDILBERTO GONZÁLEZ TREJOS
(Miembro de la Asociación Panameña de Escritores).
6 de abril de 2009

martes, 10 de marzo de 2009

En memoria de Anel Omar Rodríguez B.

Anel Omar Rodríguez: huellas de la cultura.
Faltando solo días para el Día Mundial de la Poesía, cuyo lema este año en nuestro país es La poesía por la paz y un mundo más humano, el Director General del INAC, Anel Omar Rodríguez es asesinado cumpliendo una misión oficial. Su muerte es, para nosotros, simbólica. Los coordinadores del evento estábamos pensando en asignarle una lectura de poemas al señor Anel en la Academia de Policía o en la Lotería Nacional, donde, según el cronograma, se harán lecturas de poemas por la paz y contra la violencia el próximo 20 de marzo, en vísperas del Día de la Poesía.

Sentimos, a raíz de esta pérdida humana en el sector cultura, que con más razón y fuerza debe celebrarse esta actividad donde la poesía se toma las calles; donde las palabras de esperanza se cambian por las balas y la voz de los poetas llora por la sangre derramada de gente buena y decente como lo fue el señor Anel Rodríguez. La primera vez que se hizo este evento el lema fue: La poesía contra la violencia.

La percepción general es que la violencia se está apropiando del este país. Sin embargo, a pesar de que no podemos negar que existe un nivel de inseguridad, son muchas las cosas buenas que se hacen día a día desde la cultura y muchas de esas se ejecutan desde el Instituto Nacional de Cultura, cuya gestión estaba liderada por Anel Rodríguez que creía que la cultura podía mejorar la calidad de vida de las personas.

La postura del Director del INAC era que el arte y los valores de la cultura debían llevarse a la gente. Esta concepción de la democratización de la cultura lo hizo llevar a la Orquesta Sinfónica Nacional y al Ballet Nacional, dos grandes instituciones del arte en Panamá, que casi nunca salían del Teatro Nacional, a comunidades del interior del país.

Su muerte es simbólica: este país está reclamando por un proyecto de nación donde la cultura sea un arma contra la violencia. A nuestro jefe no lo mataron ni siquiera las balas del invasor yanki en tiempo de la invasión, para que una bala de un delincuente se lo llevará ahora de una manera indigna. El Presidente, los Diputados, los Ministros, los líderes civiles, los empresarios, los candidatos a puestos de elección; deben entender, de una vez por todas, que el sector cultura puede contribuir a resolver los problemas sociales de este país. Pero quién le pone el cascabel al gato. Y si un hombre bueno que creía en esto es matado sin misericordia, no es posible que esa muerte no nos diga nada.

El país está requiriendo con urgencia que el Estado asuma una responsabilidad social real. Hay que poner fin a la inseguridad y esto sólo tiene dos soluciones, desde nuestra visión: por un lado la aplicación de mano dura contra el narcotráfico y asesinos, donde la impunidad termine para siempre; y por otro lado, la necesidad de una inversión social de prevención contra la violencia que se de desde la cultura y todas las instituciones que tengan que ver con el tema.

¿Qué se puede hacer frente al tema de la inseguridad y la violencia?, ¿habrá una esperanza para este cáncer? Creemos que sí. Pero el trabajo que hay que hacer es muy grande y se requiere de funcionarios decentes que crean en lo que están haciendo; que no se dejen vencer y que sepan resistir las adversidades de una realidad cruel y dura. Los proyectos culturales necesitan del apoyo del Gobierno, así mismo como se apoya al carnaval con millones de dólares que terminarán en los bolsillos de los que venden aguardiente y drogas.

Por eso hablamos de un Proyecto de Nación que incluya a la cultura y la educación en la agenda del Estado, porque la cultura no es un mero espectáculo para entretener y nada más. La cultura es un medio para resistir y resolver problemas; un arma contra la violencia. Por eso murió el señor Anel Rodríguez, por eso el INAC, Aguadulce y el país están de luto.

La primera vez que escuché al director del INAC hablar en público (era un excelente orador) fue con motivo de un aniversario de la Invasión del ejército norteamericano a nuestro país en 1989. Me sentí muy bien con sus palabras y me sorprendió que un funcionario hablara con tanta convicción e ideales de patria y democracia desde la cultura. De inmediato sentí que algunas cosas iban a mejorar en el INAC, y así fue. Sabemos que pudo hacer más, pero hay hombres que saben dejar huellas; nosotros sólo tenemos que saber seguir el camino. Descanse en paz, Jefe.
C.F.
ANEL OMAR RODRÍGUEZ BARRERA
Aguadulce 11 de septiembre de 1962 10 de marzo de 2009 (Q.E.P.D.)
Nació en 1962 en Aguadulce, Provincia de Coclé, Republica de Panamá.
Anel Omar Rodríguez Barrera, realizó el bachillerato en el extinto Instituto Militar Tomás Herrera (Panamá). Inicio los estudios universitarios en la Facultad de Derecho y Ciencias Políticas de la Universidad de Panamá, pero posteriormente obtuvo la Licenciatura en Derecho y Ciencias Políticas en la Universidad Latinoamericana de Ciencia y Tecnología (ULACYT, Panamá). Realizó estudios de Pintura en la Escuela Nacional de Artes Plásticas (Panamá).
Miembro activo del Partido Revolucionario Democrático – PRD. Fue subsecretario general de Frente de la Juventud del PRD, Viceministro de Trabajo, Embajador de Panamá en Cuba y Director General del Instituto Nacional de Cultura (INAC). Mantuvo una activa y comprometida participación en la vida pública, política, social, profesional y diplomática de Panamá.
Al asumir el cargo como Director General del Instituto Nacional de Cultura de Panamá (INAC), durante la administración del presidente Martín Torrijos Espino (2004-2009), su lema enarbolado fue "Cultura para la Democracia", recalcando su interés por hacer llevar adelante a la máxima casa de cultura del país. Anel Omar Rodríguez Barrera destacó que de joven, soñó una vez con dirigir el INAC cuando era estudiante de la Escuela de Artes Plásticas. "Ahora, mi sueño es un deber que voy a cumplir a cabalidad”.
Enfatizó de manera categórica que su gran pasión es la pintura: “en mi trayecto creativo pinté muchos paisajes, bodegones, retratos. Después hice pintura abstracta, en los noventa del pasado siglo; obras que podríamos enmarcar como expresionismo abstracto. Posteriormente, e inspirado en ‘El Mar de los Sargazos’, un bellísimo poema del gran escritor y poeta panameño Manuel Orestes Nieto, comencé a pintar una serie que he denominado ‘Habitantes de Sargonia’ ubicada en lo abstracto figurativo”.
Anel Omar Rodríguez Barrera muere trágicamente en marzo de 2009, cuando realizaba una misión oficial cerca de la Lotería Nacional de Beneficencia, siendo víctima de un cruce de disparos de un grupo de delincuentes que intentar perpetrar un asalto a esta institución publica.
Algunas palabras dedicadas a Anel Omar Rodríguez Barrera.




"Sin cultura no hay desarrollo ni democracia."
—Anel Omar Rodríguez

Ha sido asesinado el director del Instituto Nacional de Cultura de Panamá, Anel Omar Rodríguez Barrera. En medio de uno de los hechos de esa violencia absurda que cada vez se da más en nuestra ciudad, en medio de un tiroteo entre policías y delincuentes equipados con armas de guerra que intentaban un asalto frente al edificio principal de la Lotería Nacional de Beneficencia, ha muerto el máximo representante del gobierno ante las fuerzas que dan vida a la Cultura Panameña.

Pasadas las ocho de la mañana Anel Omar Rodríguez se dirigía caminando al Hotel Lisboa ubicado a pocos metros del lugar donde sucedió la tragedia, a despedir al director cubano de teatro Raúl Martín y a su equipo, encargados de montar el 7 y 8 de marzo pasado la obra Babilonia Way of Life de la panameña Alondra Badano, cuando se desató la balacera. Cinco personas trataron de asaltar un camión blindado con valores y dinero de la Lotería Nacional de Beneficencia, utilizando globos y otros regalos para confundir a los agentes de seguridad del edificio, mientras dos de ellos disparaban por la espalda a los guardias privados que custodiaban el vehículo, lo que dio inicio al fuego cruzado en el que perdió la vida el Director del Inac y el agente privado Samuel Monroy.

Paradójicamente, el próximo 20 de marzo, Anel Omar Rodríguez iba a leer poesía en esa misma entrada del Edificio de la Lotería Nacional donde hoy se ha dado este fatal hecho de violencia, como parte de los eventos en conmemoración del Día Internacional de la Poesía. Evento que esperamos que se realice con más fuerza que nunca, con más participación de la ciudadanía y sobretodo del gobierno al que el Director del Inac representaba.

Como ciudadano preocupado, como hombre de letras y representando a los miembros de la Asociación de Escritores de Panamá, repudio enérgicamente este hecho de violencia atroz en el que ha perdido la vida Anel Omar Rodríguez Barrera, pérdida terrible que todos lamentamos y en la que acompañamos en su dolor a la familia Rodríguez.

Y con fuerza, rechazamos esa violencia que está creciendo y seguirá cobrando fuerza en Panamá sino se trabaja más, no sólo en combatirla, sino en prevenirla. Algo que debemos hacer, precisamente, utilizando de manera positiva las diversas manifestaciones de la cultura. Y hacerlo ya, sin esperar a que ocurran más asesinatos de gente valiosa para Panamá.

José Luis RODRÍGUEZ PITTÍ




Como escritor y hombre de teatro me uno al repudio contra la violencia y el vandalismo que está asaltando al país, y lamento la trágica pérdida del amigo, y gran gestor en pro de la cultura del país, el artista Anel Omar Rodríguez. En muy pocos meses llamó mi atención por avanzar conquistas y proyectos que hacía lustros no habían sido ni siquiera considerados, devolviendo un poco de dignidad al profesionalismo de varios sectores del arte.

El último més en particular estuve integrando el grupo de producción de la obra Babilonia Way of life, de Badano, y en sucesivas ocasiones le vimos apersonarse al lugar de ensayo, muy a pesar de su pretada agenda, y para todos nosotros fue valioso ese interes que demostró ante nosotros. "Mi meta es devolver algo de dignidad al sector teatro, con quién la institución está en mora".

Precisamente iba a despedir a los directores cubanos quienes se hospedaban frente a la Lotería, como muestra del cumplimiento más allá de su deber, y la violencia absurdamente le quitó la vida. Estamos seguros que tu visión y tesón inspirarán a otros. Hasta pronto Anel.
Alex MARISCAL

Es muy lamentable, que personas inocentes mueran por el alto índice de violencia que está azotando nuestro país. La muerte del Director del Instituto Nacional de Cultura, Omar Anel Rodríguez Barrera, no sólo ha dejado consternado a sus familiares y altos funcionarios de Gobierno, quienes compartían no sólo ideales políticos, sino, uno de los retos más grande, concluir en el poco tiempo las metas establecidas por el Gobierno Nacional.

Tuve la oportunidad de conocerle, por nuestra participación en el proyecto BABILONIA WAY OF LIFE", la cual para nosotros fue un honor participar, y tengo que agregar que uno de los más entusiasmados del logro de llevar a cabo su montaje, era él. Estaba muy contento y siempre mantuvo muy en alto la gestión gubernamental y su preocupación por lograr una dinámica que garantizara la relevancia e importancia que merecía cada una de las facetas culturales de nuestro país: la música, la danza, el teatro, el arte, entre otras.

Es irónico que el Director del INAC, nunca le manifestó a los cubanos ese temor por la inseguridad, muy por el contrario siempre los tranquilizo, y mantuvo la buena imagen de nuestro país, y prueba de ello, es que los cubanos siempre estuvieron muy tranquilos por nuestra ciudad, sin embargo es precisamente, en el momento que se disponía a despedirlos que ocurre este hecho tan triste. En horas de la mañana, que menos se podría sospechar de un acto tan violento; pero es que ya no hay hora, día o sector, más peligroso que otro.

Por nuestra parte puedo decir que el poco tiempo que lo tratamos, fue todo un caballero, respetuoso, dinámico y sobre todo: fue un hombre de palabra.

Me uno al sentir de sus familiares y amigos, y en nombre del elenco y el mío propio manifestamos nuestras más sinceras condolencias.

Syddia OSPINA
Asistentete General
"BABILONIA WAY OF LIFE"




Anel Omar, hasta la victoria, SIEMPRE. No nos dejas otra ruta que seguirte, que seguirte los pasos de la fe, del camino valiente que temprano se enfrenta a su propia despedida, pero deja su savia en la tierra para que nazcan caminos y salidas, para que crezcan soldados del afecto. Anel Omar Rodríguez, hasta la victoria….SIEMPRE.

Lucy CHAU, desde la sonrisa! 


ANEL OMAR RODRÍGUEZ: MÁRTIR DE LA CULTURA PANAMEÑA

La muerte de Anel Omar Rodríguez me encontró esbozando la Propuesta para una política nacional de cultura, el miércoles 10 de esta semana, once días antes de celebrarse el Día Internacional de la Poesía.
Y quizás por esas extrañas coincidencias de la vida en que meditaba precisamente en el modelaje de la organización del Premio Nacional de Literatura de Panamá, la muerte del funcionario canalero me ha dolido con más intensidad.
Conocí a Anel Omar Rodríguez, Director del Instituto Nacional de Cultura, de Panamá, en octubre del año recién pasado con motivo de la Semana “Ricardo Miró” con que se rinde homenaje a las y los escritores panameños.
Aquella fue una jornada intensa y literariamente nutritiva que compartí -entre otras personas- con el poeta Otoniel Guevara. Él en su carácter de Jurado en el Certamen de Novela, y quien firma esta nota en carácter de Jurado en el Certamen de Cuento.
Anel Omar demostró especial talante para conformar un equipo humano que inspiraba sueños y esperanzas para la cultura panameña. Logró imprimirle, además, una mística de trabajo excepcional que nosotros, los jurados no panameños, pudimos conocer y reconocer. Aquella gente liderada por Anel Omar derramó atenciones para hacernos sentir en casa. Y lo logró con facilidad.
En su gestión oficial le correspondió remozar el edificio del Teatro Nacional de Panamá con motivo de la conmemoración del Centésimo Aniversario de su fundación. Además promovió el mejoramiento de la Orquesta Sinfónica y el Ballet Nacional, así como la reactivación de galerías, museos y varias salas de exhibición a lo largo del país.
Mérito especial fue
hacer llegar a Panamá grupos artísticos que jamás habían pisado suelo canalero.
Lucy Cristina Chau, Premio Nacional de Poesía 2008, de Panamá, al reaccionar ante la muerte de Anel Omar afirmó que “la obra más importante se conocerá más adelante, ya que justo en estos momentos su despacho trabajaba en una propuesta para la creación de la Ley de Cultura con el asesoramiento de varios expertos nacionales e internacionales”.
Al momento de su deceso Anel Omar se disponía a despedir al maestro cubano Raúl Martín, director del Grupo de Teatro que había puesto en escena la obra Babilonia Way of life de la autora panameña Alondra Badano.
Informes originados en la capital canalera consignan que Anel Omar murió en el fuego cruzado entre los asaltantes de un camión blindado de transporte de valores y agentes de seguridad de la Lotería Nacional de Panamá.
En otras palabras -desechando la pretensión de sonar irreverente- Anel Omar Rodríguez murió con las botas puestas, seguramente como le hubiera gustado morir. Por ese fenómeno paradójicamente aterrador y simbólico, su muerte lo convierte en un mártir de la cultura panameña.
Antes de ser nombrado en el 2007 como Director del INAC por el Presidente Torrijos, Anel había desempañado el cargo de Embajador de Panamá en Cuba. Allá armó lazos profesionales y de hermandad con una serie de artistas que luego le ayudaron a potenciar el INAC y la cultura canalera.
Anel Omar Rodríguez deja un vacío en su país, en Centro América, y en quienes lo conocimos. Por eso dejo mi hombro para aliviar el dolor de Panamá y para quienes lo conocieron, y suelto la ternura de mis brazos para quienes sufren y lloran su marcha inesperada.
Lamento mucho que mi dolor, mi repudio, mis hombros y mis brazos no sean suficientes para terminar con esta violencia innecesaria que se lleva a un hombre sensible y luchador.
Danilo UMAÑA (San Salvador).


REALIDAD Y FICCION
Estuve durante un mes codo a codo con Anel Omar en el montaje de la obra Babilonia Way of life. Para un ser como Anel no había dificultades y todo salió como fue imaginado, cuando su obligación moral con el Teatro le obligaba a un mandato institucional que no se había cumplido. Anel cumplió y triunfó. Éxito y felicidad estuvieron en sus últimos días. Y paradójicamente, su muerte.
Decimos que la realidad supera a la ficción y- por azares que el destino le guarda enmascarado a los buenos- Anel Omar cae en una balacera infame que es la manera impactante como termina el final de mi obra de teatro.
Cuando a pocas horas de su muerte los políticos intentan salvar en los medios de comunicación sus cuotas electoreras, solo puedo decir que hombres como Anel Omar Rodríguez Barrera son los que hacen la diferencia.
Y que los escritores solo tenemos la palabra: inútil ante las balas, imperecedera en la memoria de los hombres.
Vaya mi dolor para recordarte junto a los poetas, los músicos y bailarines, los pintores y todos los artistas en los que tanto creíste y en las palabras de José Martí.
No me pongan en lo oscuro
a morir como un traidor
¡Yo soy bueno, y como bueno
Moriré de cara al sol!
Alondra Badano


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ANEL, IN MEMORIAM

Jacinta Escudos
Un fuego cruzado entre un grupo de cinco asaltantes y la seguridad de un carro blindado de la Lotería Nacional de Beneficencia de Panamá, sorprendió a Anel Omar Rodríguez, de 45 años, en el preciso momento en que bajaba de su automóvil.
Los asaltantes habían intentado robar dos bolsas con 70 mil dólares que estaban siendo transportadas a las 8 y media de la mañana del martes 10 de marzo de este año, a la sede de la Lotería. Los maleantes llevaban en sus manos algunos regalos dentro de los cuales habían ocultado sus armas. Al verse en apuros para huir con el botín, comenzaron a disparar.
A Anel lo alcanzaron tres tiros. Tuvo tiempo para llegar hasta la acera donde cayó encima de una franja de tierra, junto a un árbol. Murió en segundos. Uno de de la seguridad también murió y un asaltante resultó herido. El resto de los asaltantes huyó del lugar, dejando abandonada en otro punto de la ciudad, la lujosa camioneta que habían robado para emprender la acción.
Anel era el director del Instituto Nacional de Cultura de Panamá. Había ido a despedir a unos artistas cubanos que se hospedaban en un hotel cercano. Los cubanos, invitados para ayudar con el montaje de una obra de teatro, regresaban ese día a la isla.
Así era Anel. Trabajador incansable y sin horarios. Alguien que brindaba a los invitados del Instituto una atención personalizada, no como una tediosa obligación protocolaria, sino porque le importaba mantener una relación personal con los artistas, conversar con ellos, escucharlos e intercambiar opiniones, ideas y planes. Entre otras cosas, Anel tenía la idea de conformar una gran red de amigos artistas que pudiéramos colaborar con varios proyectos que tenía para la divulgación del arte y la literatura en Panamá, incluso en las provincias del interior en las que, por lo general, el arte es algo ausente.
Lo conocí el año pasado cuando fui invitada como uno de los jurados internacionales que seleccionamos el Premio Nacional de Literatura Ricardo Miró 2008. En las oportunidades que conversamos era obvia su pasión por la cultura. Hablaba con efusivo entusiasmo de su trabajo, de las cosas que había hecho, de las que tenía pensadas hacer. Tenía poco más de un año de haber asumido el puesto y era realmente fascinante lo que logró en tan poco tiempo. Impulsó el mejoramiento de las condiciones laborales de la Orquesta Sinfónica y el Ballet Nacional, aumentando sustancialmente los salarios de sus miembros. Reactivó varias galerías, museos y salas de exhibición a lo largo del país. Pero su obra más importante para la cultura en Panamá estaba por venir. Trabajaba intensamente en una propuesta para la creación de la Ley de Cultura, con el asesoramiento de varios expertos nacionales e internacionales. Trabajaba a contratiempo, pues quería dejar eso firmado y en vigencia, antes de que el próximo gobierno asumiera el poder.
Su atención y sus relaciones con los diferentes artistas que llegaban a Panamá, eran consideradas por él como una manera de enriquecer su gestión. Nos pidió a los jurados dar algunas sugerencias para mejorar la calidad competitiva del Premio Nacional. Esto lo convenció de la necesidad de organizar talleres literarios. Ni lento ni perezoso, los organizó de inmediato. Algunos de nosotros quedamos invitados para impartirlos. Precisamente su último acto público fue la inauguración del primero de dichos talleres, el día anterior a su muerte, un taller de poesía dirigido por el poeta cubano Roberto Manzano.
Cada vez que lo escuchaba hablar me contagiaba de su entusiasmo. Me deseaba una persona con esa eficacia y esa visión en el cargo correspondiente aquí en El Salvador. Porque Anel era uno de esos funcionarios públicos que utilizaba su cargo no como plataforma política o como un trabajo tedioso más que debe hacerse de 8 a 5 para garantizar un salario o un status social. Concebía su labor como una manera de servir a la sociedad desde logros concretos y tangibles, y no como un asunto burocrático que discurre entre documentos y oficinas. Tampoco se convirtió en un personaje invisible habitante de la estratósfera, de aquellos que ni te dirigen el saludo cuando te encuentran aquí en la tierra.
Conocedor de las necesidades de los artistas y con la lucidez para saber que la cultura es un elemento vital para la conformación de la sociedad (y no un pasatiempo para minorías privilegiadas o un asunto sin importancia del que puede prescindirse), Anel dedicó gran parte de su cortísima gestión a dignificar al artista panameño.
Parte de su labor era el cabildeo con los políticos para lograr algunas metas pero sobre todo, para hacerles conciencia sobre el importante papel que puede tener la cultura en nuestras sociedades.
Hablaba de sus logros con el orgullo de la tarea cumplida, con la conciencia de todo lo que faltaba por hacer y con el entusiasmo de quien está enamorado de su trabajo. Pero lo hacía sin ínfulas ni arrogancia y reconociendo que todo su esfuerzo era, además, el resultado de un equipo de trabajo bien afinado, cuyos miembros marchaban al ritmo de su incansable paso. Porque, en efecto, Anel era incansable.
La última noche que lo vi fue durante la gala de la entrega de los Premios Miró en el Teatro Nacional, ubicado en el casco antiguo de la ciudad. En una amplia terraza se hizo el convivio correspondiente donde comenzaron las despedidas de los que partíamos al día siguiente. Accesible como era, intercambiamos teléfonos y correos electrónicos.
Era noche de luna llena y, como siempre en Panamá, hacía un calor de los mil diablos. La despedida fue larga, de ésas de tres, cuatro, cinco abrazos, como suele hacerse con la gente que nos simpatiza mucho. Estábamos supuestos a vernos en abril, cuando yo tendría que regresar para dar un taller de novela.
A veces uno se despide así de la gente sin saber, sin sospechar, que es para siempre. En abril, Panamá será para mí un lugar agridulce al cual volver.

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Queridos amigos.

Hasta hoy no he podido escribir nada sobre nuestro querido Anel Omar Rodríguez. Ha sido un golpe muy fuerte para todos los que lo conocíamos y todavía, días después del trágico suceso, nos estamos tratando de reponer de la noticia.

Era sobre todo un artista, un poeta y un defensor del arte. Aparcó su talentoso espíritu creativo enfocado en la pintura, para dedicarse a desarrollar proyectos, que acercasen la cultura a los sectores más deprimidos de la población. Pensaba, y sus palabras casi siempre giraban en torno a esa idea, que la miseria de la vida, había que combatirla con la voz de la poesía.

En los días del Ricardo Miró, en 2008, fue el anfitrión perfecto, siempre pendiente de que no nos faltase de nada a ninguno de los miembros del jurado. Se volcó para que nuestra estancia en la ciudad fuese inolvidable y nos dejará, el sabor en la memoria de querer regresar a Panamá.

Cuando estuvo en España, hace un año aproximadamente, se preocupó de conocer un montón de cosas sobre los derechos de los trabajadores de la cultura. Cómo funcionaban los sindicatos de actores, cómo estaban establecidas las entidades que recaudan los derechos de propiedad intelectual de los actores, bailarines... , de qué forma se jubilaban, cuánto cobraban, qué programas sociales eran los que más podían interesarles etc...

Recuerdo la impresión que le causó la visita al antiguo Matadero Municipal, hoy convertido en un Centro de las Artes escénicas, donde artistas, poetas, autores, actores etc.. se dan cita para mostrar sus trabajos. Soñaba con poner en marcha ideas para engrandecer la cultura en Panamá, un país al que amaba profundamente.
Todo lo que veía por Madrid, rápidamente le sugería alguna idea para realizarla en su tierra. Se entusiasmaba pensando en todos los proyectos que podrían realizarse, con tantos artistas que habitan en Panamá.
Estableció contactos con entidades culturales y asociaciones a las que la noticia de su desaparición, ha causado impacto y conmoción.
Fue una persona extraordinaria, y en el poco tiempo que tuvimos para conocerlo, nos contagió, tres cosas que desde mi punto de vista, diferencian a los seres humanos: su espíritu positivo, solidario y creador.

Desde Madrid amigos, lloramos el vacío que nos ha dejado Anel Omar, y transmitimos nuestras condolencias a la familia, al presidente del gobierno, a los compañeros de Instituto de Cultura, INAC, y a todos aquellos que lo querían y lo respetaban.

Un fuerte abrazo.
Amparo Climent






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