domingo, 4 de octubre de 2015

Navegando en la memoria de Boquete

En el mes de septiembre del presente se realizó la Primera Feria del Libro de Boquete. Fuimos invitados a dar una conferencia sobre el tema de la lectura y su aporte a la construcción de ciudadanía. Los últimos estudios de los mejores especialistas en temas de lectura demuestran que para construir democracias justas y más participativas, para que los ciudadanos tengan sentido de pertenencia, de identidad y valoren su memoria, la lectura es una herramienta imprescindible. Y fue así que nuestro recorrido por la Biblioteca de Boquete nos llevó a conocer la Sala de Investigaciones Dr. Stanley Heckadon Moreno y para nuestra buena suerte estaba allí el reconocido investigador.

Hablamos con él por un buen rato. Nos relató cómo ha ido donando su biblioteca personal a esta sala que funciona como un espacio de investigación para los jóvenes que él ha becado. Conocimos a Verónica Quiel, una de las jóvenes afortunadas que hace una pasantía investigando y rescatando la memoria de Boquete. Le pedimos que nos contara cómo es su trabajo y cuáles han sido sus descubrimientos. Mirada de Nuchu dedica esta entrada a un importante proyecto que habla de quiénes fuimos.

CF


Protegida por centenares de libros y documentos, vidrieras que guardan huacas y recuerdos, una joven de piel canela y ojos aventureros, se siente caminar por el pasado mientras lee con entusiasmo y emoción viejos registros en la Sala de Investigaciones Dr. Stanley Heckadon de la Biblioteca de Boquete. Verónica Quiel es alumna becada y ahora saca tiempo, varios días a la semana, para encerrarse en la Biblioteca y rescatar la historia de Boquete.

Un día mientras escuchaba el programa Culturama en Radio Chiriquí; emisora muy escuchada en Chiriquí, entrevistaron el famosísimo Dr. Stanley Heckadon Moreno; Investigador Científico del Instituto de Investigaciones Tropicales Smithsonian, donde comentaba acerca de los documentos que se encentran en la Biblioteca de Boquete; que estaba interesado en que estudiantes se acercaran a la Biblioteca, para rescatar los mismos, los cuales narran historias de nuestra provincia y los cuales son originales”.

Son más de 4 mil volúmenes los que ha donado
el Dr. Stanley Heckadon a la sala.
Impulsada por sed de conocimiento y su amor por la cultura Verónica nos relata: “Me acerque y comencé las historias más hermosas que pude descubrir ya que en el colegio, al igual que en la Universidad, me han dado asignaciones de historia las cuales me aburrían y pasaba las mismas porque era un requisito para continuar el siguiente curso”.

Ahora Verónica hace algo que en nuestro país es tan importante como cuidar los manglares, los bosques o el agua; ella rescata nuestro pasado. “Digitalizar estos documentos es un cuento envolvente que hace que nuestras mentes viajen a épocas remotas donde solo existían nuestros antepasados, mi mundo se transformó y cada vez que leía, más me emocionaba; en el libro se narraban historias de reconocimientos de hijos y otros de poder especiales y en algunos casos estos eran poderes desde el extranjero.”

Mientras Verónica se sumerge en las historias del pasado de su pueblo, ella va haciendo los registros y rinde informes detallados de los avances de la investigación. “… todas las semanas le envió un informe al Dr. Stanley y él me amplia la información de cada uno de los casos, aclara dudas, además me orienta…” La felicidad que se obtiene con el conocimiento del pasado es muy gratificante y ella solo tiene palabras para agradecer: “…estoy muy agradecida con Dr. Stanley por la oportunidad”.

Stanley Heckadon

Verónica fue becada con una pasantía del Dr. Robert Stiminig, con la cual logra pagar sus viáticos. Es estudiante de la Maestría en Manejo y Conservación de los Recursos Naturales y Ambiente  y ha descubierto en la biblioteca cómo en el pasado los habitantes cuidaban los recursos lo que permite tener referentes importantes para el presente: “…los documentos leídos fueron de provecho también para mi especialidad ya que los mismos explican que las personas utilizaban el recurso agua como son los ríos para punto de o delimitación de una finca, referencia; otros casos como lo es un cultivo de caña para la explotación comercial de este recurso y otros casos habla de que está compuesta una finca si era rastrojo o pasto para el ganado”.

Verónica Quiel

Verónica se emociona en su relato y es como si viajara en una máquina del tiempo: “La experiencia ha sido única he aprendido mucho y en algunos casos me gustaría estar en esas épocas y en otros me da mucho dolor porque las condiciones y medicamentos para prevenir y curar enfermedades no existían; muchas veces las personas morían y dejan huérfanos a sus hijos”.

La joven nos muestra un cuaderno. Es antiguo y parece sacado de un sarcófago. Es un libro lleno de historias: “El documento que estoy pasando es el Libro Segundo del Tomo Primero de 1910, en el cual durante 5 años se reconocieron hijos, se extendieron poderes. Algunos de los casos más importantes para mí fueron los siguientes: El Señor Antonio Torres que reconoce a sus hijos por medio de la Ley 1887 en los artículos 54,55 y 56. Hace reconocimientos de sus hijos naturales; Félix de seis años y medios, Felipa de cuatro años y cinco meses, Nicolás de dos años y un mes con seis días y José Primitivo de un mes y medio; tenidos con la Señora Felipa Valdez (difunta). Fecha del reconocimiento; David, enero de 1906”.



Los descubrimientos de Verónica en la biblioteca nos dejan con la boca abierta en términos comparativos, cuando pensamos cuánto cuesta un lote hoy día: “Otro caso fue: El del Señor Santiago Sagel, varón y dijo que confiere poder amplio y especial al Sr. Gabriel Arauz, le da en venta real y enajenación perpetua, para que otorgue y firme esa escritura al Sr. Agapito Vanegas, vecino del Barrio de Dolega “Los Potrerillos”, una finca de lote de terreno en rastrojo de 80 hectáreas en “Potrerillo” en la Suma de B/.600.00. Fecha de la inscripción: David, 10 de octubre de 1907. Y como estos 2 casos existían muchos más”.

La Sala de Investigaciones Dr. Stanley Heckaton es un
insumo muy valioso dentro de la Biblioteca de Boquete.










No nos resta más que felicitar a Verónica Quiel y, sobre todo, al Dr. Stanley Heckadon Moreno, por haber donado gran parte de su biblioteca personal a la Biblioteca de Boquete y por su apoyo a los jóvenes investigadores de nuestro país. También felicitamos a los directivos de la Biblioteca por su interés en crear una sala para la investigación y los estudios culturales que tanta falta nos hacen.












La estudiante Verónica Quiel y su maestro
 el Dr. Stanley Heckaton Moreno.

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